JESÚS REQUENA
El Mundo (tomado de www.aporrea.org)
26 de Octubre de 2006
Comprender las motivaciones de quienes han hecho del
ataque al Presidente su razón de vivir resulta, para mí, algo sumamente
intrigante por las muy parti culares características de estas
personas: son muy agresivas, irracionales, tercas y extremadamente
sectarias, uno puede intentar por todos los medios entablar un diálogo o
una discusión y no hay forma de lograrlo porque en vez de argumentos u
opiniones diferentes emiten descalificaciones, burlas, suposiciones y
afirmaciones groseras y procaces sin ninguna sustentación.
La situación descrita conduce a un estado de
cosas que no beneficia a nadie y debe ser revertido, debemos
preocuparnos por la falta de debate crítico y consciente de los asuntos
que afectan la vida de los venezolanos y en este sentido creo que es
importante conocer la raíz de este exacerbado odio para empezar a
humanizarlo, controlarlo y reorientarlo a un sentimiento de
cuestionamiento pero constructivo.
Después de muchos
e infructuosos desencuentros con personas que sufren de este
mal de antichavismo visceral, yo creo que el problema está en que estas
personas no rechazan al Presidente por lo que hace o lo que piensa, ni
siquiera por lo que es, sino por lo que representa, lo que encarna, y es
que el Presidente proyecta el éxito del venezolano puro, genuino, del
criollo mestizo, irreverente, sincero, soñador, parejero (como decía mi
padre), hablador, contador de chistes, trabajador impenitente y
desordenado y, en fin, todo lo que somos los venezolanos, con defectos y
virtudes, y esto constituye un balazo para la verdad irrebatible sembrada
y aceptada después de 500 años de coloniaje de que los europeos (y los
norteamericanos) son la perfección y esa masa policrómica de negros,
indios, mulatos, cuarterones, bachacos, etcétera. sólo sirve para
mandadero, y si es muy obediente y servil lo podemos aceptar de caporal,
más nada.
Por supuesto que esto es una estupidez y
una autolaceración en extremo cruel pero existe y no hemos
podido quitárnosla. Ya es tiempo.