El retador (1)
Por Venezuela Real - 2 de Noviembre, 2006, 8:07, Categoría: Electorales
Gloria Cuenca
Ultimas Noticias 29 de Octubre de 2006 Recuerdo cuando cursaba la primaria en la Escuela Experimental Venezuela y escuchaba las palabras: "A la salida te espero". Sabíamos que habría lo que llamábamos una "pega". Alguien había retado a un compañero para dirimir con los puños algún problema o tema. Era de mal gusto y se tildaba de cobardía no aceptar ese reto. Tenemos ahora un desafío intelectual y político que Manuel Rosales se atrevió a hacer a quien tiene fama de "guapetón de barrio", para un debate público. La sorpresa es mayúscula cuando se niega y se escuda en que el retador sería un "currutaco" (desde el punto de vista de la pelea, mejor) y su ministro de Información plantea que quienes deben debatir son los dirigentes de la oposición (¡?) y ver quién será el jefe de la oposición después del supuesto triunfo de ellos el 3D. Creen que seguimos siendo tan ingenuos como lo fuimos el 15A. El miedo a la confrontación de quien se la pasa amenazando y dando gritos estentóreos, diciendo mentiras e inventando teorías que nadie, ni él mismo, se cree, queda evidente al negarse a debatir. Las encuestas, que manejan en secreto, les dicen la verdad: está de capa caída. El reto de Rosales ha sido un acierto. Por cuanto quien durante ocho años ha mal manejado al país, arruinado empresas, pretende destruir Pdvsa, regala nuestras riquezas, pues todo lo que toca le pasa lo contrario que al rey Midas; ha puesto al país en una situación de quiebra generalizada, y se la pasa lanzando improperios y amenazando, en primer lugar al "imperio" norteamericano, resulta que no tiene el mínimo coraje para debatir. Rodeado de sus "demonios" interiores, los proyectó en el discurso de las Naciones Unidas, siempre hablando para él solo y recibiendo el aplauso de un grupo, esos sí escuálidos, que se han sometido por temor de perder la "gracia" del autócrata. Sucede que el "guapetón" no es tal. Con miedo a medirse frente a quien descalifica y supone que el retador no sabe hablar. Él sí sería un gran comunicador y (en próxima columna vuelvo sobre el tema) está convencido de que habla muy bien. Pasa cuatro horas semanales obligando a los que le siguen a escucharlo y a reírse de sus chistes malos, mientras mortifica y castiga a los ciudadanos en su programa semanal y en las cadenas, soporíferas, que interrumpen todo, a las que se les pudiera dar el premio al máximo fastidio. Periodista/Prof. universitaria |
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