MI MARCIANO FAVORITO
Por Venezuela Real - 14 de Diciembre, 2006, 11:48, Categoría: Política Nacional
Teodoro Petkoff Tal Cual 14 de Diciembre de 2006 El martes pasado el doctor Rangel, públicamente, con el lenguaje malandro de su otro yo, Marciano, dijo que el gobierno no quiere reproducir el “diálogo podrido de las élites” y que sólo “dialogará” con los “sectores sociales”. Rangel es uno de esos tipos a quienes se les descuelga de los labios la palabra “diálogo” como si fuera baba. Siempre la trae a colación. “Nos están pidiendo una política de diálogo”, dice el vicepresidente. ¿Quién la está pidiendo? En esos términos, nadie. Porque no es de eso de lo que se trata. “Diálogo” no es simplemente sentarse a conversar. Si se lee correctamente el resultado electoral y sus consecuencias políticas, lo que está planteado es sencillamente que el gobierno, cuya legitimidad electoral fue reconocida por Manuel Rosales, establezca una relación normal, respetuosa dentro de la natural discrepancia propia del juego oposición-gobierno, con aquellos que lo adversan, y cuya legitimidad también fue reconocida por el presidente. Pero a Marciano, alias Rangel, le molesta tal perspectiva. De manera que insiste en sus proverbiales provocaciones y retoma el lenguaje capachero. Una relación civilizada entre gobierno y oposición lo único que significa es que cuando sea pertinente, sobre todo en situaciones conflictivas, ambos puedan sentarse a procesarlas. De resto, que el gobierno gobierne democráticamente y que la oposición se oponga democráticamente. Eso es todo lo que pide el país. Respeto a las reglas de juego democráticas, lo que supone, entre otras cosas, romper la incomunicación entre los dos sectores. Que podamos discrepar y enfrentarnos sin tener al país en vilo, esperando a cada rato el chispazo de violencia. Mientras más razones existan para estar bravos, mayores son las razones para hablarse. Ese es el significado profundo del resultado electoral. Por primera vez ambos sectores se reconocieron. Eso significa que se ha abierto el camino hacia la normalización de la vida política nacional, apuntando a que las naturales discrepancias y diferencias de enfoque no se transformen en una amenaza para los interlocutores. Hay diferencias profundas, qué duda cabe, pero el país quiere que sean procesadas sin arrogancia ni intolerancia. Marciano, alias Rangel, siempre descalificador, dice que “ya están hablando de que se convoque una nueva elección para la Asamblea Nacional, de una nueva Constitución”. Que tengamos entendido que quién habló primero de “relegitimar” la AN fue el diputado del MVR Carlos Escarrá y quien colocó sobre el tapete el tema de la reforma constitucional fue el propio Chávez. De una “nueva Constitución” no ha hablado nadie, sino de su reforma puntual. Sobre lo que habría que reformar es evidente que existen puntos de vista diferentes. ¿Qué insinúa Marciano, alias Rangel, qué los que difieran de los oficialistas ni siquiera serían considerados? Eso sería mantener al país en el negativo estado de incomunicación entre gobierno y oposición que ha sido característico de lo que hemos vivido. La posibilidad de restablecer esa necesaria comunicación, propia de todas las democracias, está abierta. Pero, por lo visto hay algunos que quisieran bloquearla. Sólo se sienten cómodos en el conflicto permanente. |
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