Peleas de gallos en pico 'e zamuro
Por Venezuela Real - 27 de Diciembre, 2006, 9:36, Categoría: Dimensión Social
MAYELIN ALBORNOZ
El Mundo 26 de Diciembre de 2006 Mientras los fanáticos de las tradicionales contiendas cruzan los dedos para que su favorito sea el que picotee más duro, los detractores de esta práctica preparan el espuelazo legal que podría sacarlos definitivamente del juego Caracas. Es más de la una de la tarde y todo está listo. El calor alborota el olor a sudor, licor, alimento y excremento de animales. A los presentes poco les importa. Conversan, echan chistes y comparten a viva voz sus predicciones de lo que será la pelea. Es sábado en el Club Gallístico Caracas de El Silencio, el día más esperado por los fanáticos. Al fin suena la campana, un timbre que retumba en el encerrado galpón que es la gallera y al que todos hacen caso. Con el mismo alboroto, a gritos y sacudiendo los tragos, los espectadores se agolpan en sus respectivos asientos. Los que compraron las entradas más costosas –hasta 100 mil bolívares en determinados clubes podrán disfrutar del espectáculo en las cómodas sillas de goma de la primera fila. A algunos no les importa pagar más cuando se trata de no perderse detalle de ningún espuelazo ni picotazo. En el medio y sobre suelo alfombrado, los gallos comienzan la batalla cuando el juez levanta los cajones transparentes que los cubren. En cuestión de segundos están uno encima del otro. La pelea es a muerte y ellos lo saben. Se puede sentir el esfuerzo que hace cada uno por vencer al contrincante, la furia se desborda y la imagen acelera alamultitud quenoparadegritar y estremecerse. Picos, plumas y sangre. Espuelas, plumas y más sangre. En los puestos de más arriba la vista no es tan privilegiada. Los que sólo pudieron pagar 10 mil bolívares se acomodan en gradas de concreto, pero sólo por segundos, pues al primer picotazo saltan de sus puestos a gritar más duro, a brincar. La adrenalina no les permite estarse quietos. Ellos se juegan la apuesta, de 10 mil bolívares a millones, y en la valla los animales que pelean por su vida. Para los emplumados que no vencen parece ser mejor la muerte que quedar tuertos o heridos, pues saben que su destino será ser la perilla de boxeo para el entrenamiento de futuros peleadores. Los gallos pueden estar en el ring hasta media hora. Media hora en la que los fanáticos enloquecidos dan órdenes a sus favoritos, convencidos de que éstos los escuchan. Otros hasta echan su lagrimita al advertir una picada desafortunada para su animal o la alegría de que dio el espuelazo definitivo. Sería imposible conversar en esos treinta minutos en el recinto, lo único que se escucha en ese tiempo es "dale gallo", "duro", "métele", "ese es mi gallo" y hasta un comentario político se escapa. DANDO LA PELEA En el país es común la práctica de las peleas de gallos. No hay una cifra oficial, pero sólo en Caracas se contabilizan unos 10 recintos destinados a este fin. Sin embargo, a pesar de ser una tradición española que ha calado bastante entre los criollos, en la actualidad se encuentra en pico 'e zamuro, o de gallo, pues las fundaciones que trabajan en pro de la defensa animal y que consideran esta práctica una aberración, se han organizado hasta llegar a la Asamblea Nacional, en donde ya está caminando la aprobación de la Ley de Derechos de los Animales, que pretende ilegalizarlas. La presidenta de Aproa, Cristina Camilloni, explicó que desde hace tiempo está preparado un foro de discusión en la ANy que no arrancó antes por ser período preelectoral: "Estos espectáculos y en todos en los que la gente se divierte con el sufrimiento de los animales, están en plena decadencia. Alzaremos la voz cada vez que podamos". En la misma línea, la activista de Fundanimal, Rosario Prieto, dijo que al igual que las corridas y coleadas de toros, "las peleas de los emplumados son bárbaras y terribles". Sin embargo, para los seguidores de la práctica, ésta difícilmente desaparecerá, por tratarse de una arraigada tradición de la que son fanáticos cientos de venezolanos: "Nosotros no matamos a los animales ni los manipulamos para que peleen. La violencia está en su naturaleza. Cuando tú crías pollos, tienes que separarlos aunque sean hermanos, pues al llegar a la adultez intentan matarse entre ellos instintivamente. Con la crianza de gallos nosotros contribuimos a que las castas de peleadores no desaparezcan. No hay gallo amigo", aseguró el propietario del Club Gallístico Caracas, Roger Bortone. A RECOGER EL POLLO MUERTO Desde la mañana los dueños de gallos inscriben a sus animales en las peleas, luego los pesan para seleccionar las parejas que se enfrentarán. En este proceso participan el juez, los criadores y algún curioso. Los apostadores comienzan a llegar para el momento de la pelea, y entre cerveza, chistes, pronósticos de las peleas y más cerveza, se hace más grata la espera. Los encuentros de mayor envergadura se conocen como desafíos. Galleros de todo el país asisten para exhibir las destrezas de los animales que durante meses han entrenado y también por las grandes sumas de dinero ofrecidas a las cuerdas -criadores de gallos- que resulten victoriosos. El premio más bajo en una pelea es de 500 mil bolívares y en el desafío la suma alcanza los millones de bolívares, eso dependerá de la gallera y el linaje de los competidores. En un día de peleas se pueden enfrentar decenas de parejas de emplumados. De esos enfrentamientos, el animal que haya logrado derrotar a su oponente en menor tiempo se llevará el premio mayor ofrecido por la casa, y los perdedores deberán "recoger su gallomuerto" y contenerse las lágrimas por los meses de dedicación y dinero que perdieron. La jornada puede durar hasta 12 horas y los presentes no parecen ni darse cuenta. Ellos coinciden en que lo único seguro un día de peleas es salir de ahí con una inyección de adrenalina que les hace quedar ansiosos por la próxima jornada. GALLEROS MEDIO TIEMPO No todos los fanáticos de las peleas son dueños de gallos, pues reconocen no tener ni el tiempo ni el dinero que exige criar a estos belicosos animales. Se alimentan una sola vez al día, pero hay que esperar a que terminen para retirarles las sobras, "porque si comen más de lo necesario, pueden ahogarse", aseguró el dueño de la cuerda Oriente, Isael Uturria, quien comparte su tiempo entre atender su empresa y la cría de pollos. Un gallo en edad óptima para la pelea, 9 ó 10 meses, habrá consumido más de 500 mil bolívares sin incluir las vitaminas necesarias para su energía y fuerza. Por eso las apuestas y los premios en peleas son millonarias, "aquí apostamos a nuestras crías. Es un ser que has visto desde que salió del huevo de la gallina y has entrenado y preparado para este día. Yo he llorado y sufrido por mis pollos como por mis hijos", aseguró Rabel Camacho. Al momento de las apuestas, durante y después, las puertas de las galleras permanecen cerradas con llave, pues a pesar de que el dicho criollo alabe la "palabra de gallero", como fiel al extremo, "siempre se cuela un 'cujicero'. Cerramos las puertas para garantizar que esto no suceda y se vaya alguno con la cabuya en la pata", explicó Bortone. ESPUELAZO INMINENTE En Puerto Rico la práctica fue admitida como un deporte, en Cuba y España ya pasaron de la espuela corta a las largas de plástico y navajas. Los venezolanos pagan millones de bolívares por conseguir animales de esos países en donde, según ellos, se crían las mejores razas de pelea del mundo. Sin embargo, en zonas como Brasil, Argentina y algunas ciudades de EEUU y Europa, han aprobado leyes que prohíben la práctica. Que Venezuela se incline por esta última opción sería el espuelazo más doloroso para los fanáticos en el país. Hoy las instituciones que están en contra de las peleas llevan un paso adelante en organización. Los galleros deberán escudarse con argumentos más duros que el de la tradición del juego si quieren que éste no pase al recuerdo. |
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