Se acaban los Mujiquitas
Por Venezuela Real - 28 de Diciembre, 2006, 18:47, Categoría: Imagen gobierno / Chávez
DOMINGO ALBERTO RANGEL
El Mundo 28 de Diciembre de 2006 Nunca en Venezuela, o en las regiones equinocciales del Nuevo Continente, desaparecieron tantos partidos o se declararon caducos tantos grupos políticos como ahora, cuando la escolta de Mujiquitas del comandante Chávez, cumpliendo órdenes de su líder, procedieron a liquidar las organizaciones fundadas por ellos. Hace ocho o nueve años, si historiamos este episodio desde sus orígenes, cuando se hizo evidente la fuerza electoral del comandante Chávez, cada Mujiquita formó o dio a su menguada escolta la forma de un partido político. Entonces surgieron una cantidad de pequeñas organizaciones ad hoc, promovidas y desplegadas para ejercitar el arte ancestral de la adulación o "jaladera", como se le conoce en nuestro argot político. No todo el rebaño de cortesanos que entre 1997 y 1998 se volcó sobre Chávez para recoger, mediante el arte divino de "jalar", los frutos de su desvergüenza o de su arribismo, crearon organizaciones ad hoc, aunque fue este el caso más frecuente. Algunos de ellos apelaron a otro subterfugio, el de valerse de viejas organizaciones, llenas de méritos algunas de ellas o dignas de respeto las otras. Los arribistas o Mujiquitas de este rumbo resucitaron a la Liga Socialista, a la organización Tupamaros del 23 de Enero y otras entidades del mismo o parecido jaez para ejercitar con ellas el sublime arte de prostituirse. A CUMPLIR ÓRDENES El comandante Chávez suele ejercitar una maña que lo cautiva desde que nació su inmenso poder. Es el arte de humillar a sus servidores, compañeros o subalternos y, además, hacerlo en público y muchas veces ante la nación entera, a través de la televisión en ocasión de las cadenas oficiales. No hay placer freudiano más tentador y, agregaríamos, más afrodisíaco para el comandante que rebajar, confundir o humillar a algún compañero suyo de cofradía política. El cínico Vicepresidente es tratado como ordenanza o mesonero, el bobito de William Lara, echado a patadas y luego perdonado por su tenacidad palaciega y el otro bobito, Elías Jaua, convertido en repartidor de comestibles a domicilio, son estampas que descargan la psiquis del Presidente con latigazo contundente. Chávez trata a todos sus colaboradores con altivez despreciativa. Sin embargo, a los militares, a todos ellos, el señor comandante los respeta y hasta los adula en privado. El general Baduel, casi alzado en alguna ocasión, sigue en la cúspide del poder y, hasta es posible, que se le agregue un "rabo" o "ñapa" de tiempo a su récord de servicio para que pueda seguir ejerciendo como Ministro. Hasta los presos militares, incluso los más odiados, gozan de prebendas de trato o de respeto que no tendría aquí hoy el civil más eminente. Este estatus privilegiado de los militares explica que haya sido Francisco Ameliach, cuyas ruedas de prensa deben adormecer a los sufridos reporteros de todos los medios de comunicación, quien diera la declaración sobre la creación del Partido Único. COLOFÓN SOBRE EL PARTIDO COMUNISTA Los partidos que desaparecen no merecen ni una mirada compasiva ni una nota agradecida. Son ellos, en muchos casos, agencias de empleo, escaleras para trepar, instrumentos para prostituirse. Todos o casi todos, apenas suscitan la indiferencia. Sin embargo, hay una excepción, el Partido Comunista Venezolano. La historia de Venezuela, desde 1931, no puede escribirse sin colocar al PCV en el podio más alto. El PCV fue heroísmo legítimo, ambición vibrante de gloria, rectitud y desprendimiento. Es indigno que el PCV desaparezca mezclado o igualado al "partidejo" de Lina Ronoala organización Tupamaros del 23 de Enero, agencias de mercachifles de la política. Pero, quizás es oportuno que el PCV desaparezca, así nadie podrá seguir prostituyéndolo. |
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