Ganarse el liderazgo

Por Venezuela Real - 2 de Enero, 2007, 9:52, Categoría: Oposición/Resistencia

Antonio Sánchez García
El Nacional
29 de Diciembre de 2006

Una campaña exitosa debió haber atendido a la correcta caracterización de los valores políticos, culturales, sociales, nacionales e internacionales de la oposición venezolana

A Manuel Rosales
Si algo ha quedado claro tras estos ocho años de tribulaciones es que la mitad opositora de nuestra sociedad existe por sí y para sí, casi a pesar de los liderazgos que a lo largo de este problemático período han asumido la conducción de sus asuntos.


Dada la profunda crisis de los partidos políticos, dichos liderazgos han debido emerger desde los diferentes sectores de la vida nacional. Los hay del mundo empresarial, de la iglesia, de los medios, de las universidades y de las academias. No importa la circunstancia enfrentada, que si juzgamos por los resultados prácticos, el más exitoso de todos los ocasionales liderazgos opositores fue el que impuso la renuncia del presidente de la república y su ominosa derrota política y militar del 11 de abril. Lo que tales líderes fueron capaces de hacer o no hacer una vez obtenido el poder, es harina de otro costal.

De cada diez venezolanos, por lo menos cinco rechazan de manera frontal y convincente al teniente coronel y al régimen contra natura que pretende imponerle al país. Como quedara de manifiesto durante esta campaña presidencial. Que si vamos más al fondo de la cuestión, por lo menos ocho de tales diez venezolanos se declaran anticomunistas, defienden la propiedad privada y el libre mercado como el más deseable de los sistemas socio-económicos, y consideran al sistema de convivencia democrática como el más decente y deseable de los sistemas políticos. A pesar de sus esfuerzos, el régimen no ha logrado conmover los pilares de la hegemonía cultural impuesta por cuarenta años de democracia y dos siglos de vida independiente en Venezuela.

Son hechos constatados por todas las investigaciones y encuestas existentes. Es más: en el imaginario y la conciencia política de los adeptos al teniente coronel se verifica una fisura insuperable entre la identificación inmediata con el caudillo y el universo ideológico que lo sustenta. La adhesión a Chávez se verifica en un ámbito intelectual pre-lógico, propio de atávicas tradiciones caudillescas en las masas más retrasadas de la Venezuela heredera del universo rural del siglo XIX. Convertir esa adhesión, de naturaleza atávica, en fuerza motriz de procesos socio-políticos más sofisticados, como una revolución socialista, es algo altamente problemático. La relación entre el caudillo que premia y la masa que aclama debe retroalimentarse sistemática y permanentemente. Es irracional y profundamente emotiva: esa es su fuerza, esa su debilidad.

El opositor venezolano, en cambio, procede por convicción, no por conveniencia. Defiende altos valores internalizados en la conciencia de la modernidad: la libertad, la justicia, la democracia. Y actúa por motivos de altruismo nacional. De modo que estamos ante dos mundos diametralmente diversos y paradojales. Tener que recurrir a la subvención, la franela y la gorra, el transporte gratuito, el almuerzo y la mesada para lograr movilización popular es confesión directa de un fracaso irresoluble. Vaya el discurso del presidente de la república en el Panteón Nacional como prueba en concreto de que tales valores parecen ausentes incluso del liderazgo supremo de esta seudo revolución.

Sin comprender la naturaleza del opositor venezolano, no hay liderazgo que pueda asumir su conducción política. Y lo que es más importante: articularlo tras una estrategia de poder. Desde luego: es una falacia pretender que Manuel Rosales sea el responsable de haber puesto en pie el porcentaje que, de creerle a las autoridades oficialistas del CNE, se obtuviera el 3D. Ese porcentaje es un capital estable, un fondo permanente, un recurso vivo y siempre latente de la oposición venezolana. Siempre a disposición de quien se atreva a asumir los retos de la Venezuela democrática y enfrentar a quien pretende acabar con ella. Lo sorprendente es más bien lo contrario, ese capital tocó fondo: el porcentaje electoral obtenido el 3D –siempre de darle crédito al CNE– es el más bajo obtenido por la oposición en las cuatro contiendas globales en que ha enfrentado al chavismo.

Pensamos que tal caída se debió a errores estratégicos de la concepción de la campaña opositora. Una campaña exitosa debió haber atendido a la correcta caracterización de los valores políticos, culturales, sociales, nacionales e internacionales de la oposición venezolana. Y a entregarle la conducción de la campaña a quienes representan de manera cabal dichos valores, no a quienes los desfiguran.

Los temas prioritarios que se deben discutir tienen que ver con la caracterización de nuestros valores, la definición de nuestro proyecto nacional, la creación y desarrollo de los mecanismos que contribuyan a fortalecerlos intelectual, ideológica, orgánicamente. Y a encontrar y destacar a las figuras auténticamente capaces de representarlos. Es un desafío político e intelectual de primera línea, que no debiera ser subestimado.

Desde luego, para evaluar nuestra fuerza, debemos prescindir de auto engaños y manipulaciones dolosas. El 3D se sufrió una terrible, una dolorosa, una grave derrota. Conformarnos con la autocomplaciente aseveración de que tal campaña nos sacó de abajo es apostar muy bajo a nuestra inteligencia y a nuestra credibilidad. Creer que el magro resultado –siempre de creerle al oficialismo– fue producto de la genialidad de una campaña extraordinaria y un extraordinario candidato es una sencilla tontería. La oposición tiene esa fuerza, sea quien sea quien la comande y motive. El objetivo no es constatar tras cada medición electoral que somos el porfiado 40% de la población ciudadana de Venezuela que se niega a arrodillarse; es convertir esa fuerza cultural, económica, social y políticamente tan poderosa en un factor indoblegable que imponga las reglas del juego, si tal juego se libra dentro de marcos democráticos, y que sea capaz de ir mucho más allá, si así lo quiere el adversario.

Ese es el desafío del futuro liderazgo: acoplarse con el sentimiento opositor. Es innegable que Manuel Rosales parte desde una excelente plataforma. Podría desbaratarla, si no comprende la circunstancia histórica que vivimos. No necesitamos un gobernador ni un experto en aparatos. Necesitamos un líder nacional y continental, capaz de fundirse en cuerpo y alma con uno de los conglomerados sociales y políticos más valiosos de América Latina. Para construir la gran, la inmarcesible patria que nos legó Bolívar.






TOME NOTA
de la dirección del
Nuevo Portal Principal

www.venezuelareal.org

Más información ...

Calendario

<<   Enero 2007  >>
LMMiJVSD
1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30 31     

Archivos

Suscríbete

Escribe tu email:

Delivered by FeedBurner

Sindicación

Alojado en
ZoomBlog