Leche bolivariana
Por Venezuela Real - 23 de Marzo, 2007, 16:48, Categoría: Dimensión Social
Ruth Capriles
El Universal 22 de marzo de 2007 ¿Quién iba a prever que terminaríamos añorando los pollos de la democracia? El mercado sufre de alteraciones dramáticas. Tan pronto faltan los productos básicos y/o las marcas conocidas, como está invadido por extrañas marcas. El caso de la leche es el más dramático porque afecta a los niños. Han desaparecido o fluctúa la distribución de las marcas que uno conoce y en las cuales confía por conocimiento de sus controles de calidad, tiempo en el mercado y muestras de espíritu competitivo, que habían permitido al consumidor venezolano escoger entre las mejores. Ahora, una serie de extrañas marcas de leche colman los anaqueles. No sabemos de dónde viene esa leche; si proviene de vacas locas extranjeras, producto de alguno de esos acuerdos bilaterales que establece a título personal nuestro gobernante y que resultan siempre en perjuicio para nuestra nación, o de empeños emergentes de los nuevos ricos bolivarianos, que envasan sin control la producción local. Tampoco sabemos por qué han desaparecido las viejas marcas o por qué las pocas que sobreviven tienen tan incierta distribución. Sólo sabemos que esa leche rara enferma a los niños. Y ni hablar de otros productos básicos como el pollo que no sólo está carísimo y escasea a cada rato, sino que cuando aparece huele mal y es baboso. Uno lo lava bien, lo frota con limón, lo adoba con hierbas aromáticas para engañar el olfato, pero de nada sirve y resulta siempre una carne de extraña y desagradable consistencia. ¿Quién iba a prever que terminaríamos añorando los pollos de la democracia? ¿Por qué en esta tierra pródiga tenemos que sufrir escasez o mala calidad de productos que en otros tiempos habían alcanzado fluidez de suministro y buena calidad? ¿Había que destruir las buenas empresas para competir deslealmente con facilismo y mala calidad? Preguntas que el comunismo no puede responder sin exigir el sacrificio de la generación presente, en aras de una promesa, engañosa e inalcanzable, de igualdad y bienestar futuro. La pobreza, la escasez y, por ende, la infelicidad futura son efectos ineludibles del comunismo. |
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