La diplomacia sonriente
Por Venezuela Real - 17 de Abril, 2007, 10:01, Categoría: Política Internacional
El Editorial
El Nacional 16 de abril de 2007 Los chinos están avanzando resueltamente en el mundo con tanta rapidez y cielos despejados que no pocos analistas se interrogan sobre el milagro de un país que sólo dos décadas atrás cortejaba el aislamiento, el lenguaje de la confrontación ideológica y gestos de belicismos intimidadores. Con los profundos cambios en su desarrollo económico espectacular, el progreso y el dinamismo en sus relaciones económicas con el mundo, la República Popular de China ha inaugurado lo que los analistas de la revista The Economist llaman "diplomacia sonriente". Sin paz y sin relaciones armoniosas con sus vecinos y con el resto del mundo, incluidos los grandes rivales de fines del siglo XX, Rusia y Estados Unidos, China estaría condenada ahora a políticas que no le habrían permitido la gran apertura de que disfruta hoy. Mientras sonríe, China avanza por el mundo con éxito inusitado. De ahí que esté llamando la atención lo que se llama "diplomacia sonriente" contrapuesta a la que llevan a cabo otros países y otros jefes de Estado. Ni gritos, ni amenazas, ni lecciones ni agravios. China, en una palabra, es mayor de edad. Un país milenario, pero más que eso, un país que sabe a dónde va y qué bienestar desea para su pueblo. Estas referencias a la gran China y a la "diplomacia sonriente", no son sino introducción al tema que deseamos examinar, o sea, lo que podemos denominar, invocando el fantasma de Teodoro Roosevelt, "la diplomacia del garrote verbal" que se está imponiendo en algunos países de América Latina. Venezuela, entre ellos. En estos predios el lenguaje diplomático ha entrado en desuso, las palabras circunspectas se consideran vicios de las democracias, y, por tanto, deben ser sustituidas por epítetos que no sólo nieguen los argumentos de la parte contraria sino que los exterminen como interlocutores. Por ejemplo, llamar "fascista" al Senado de la República de Chile, un país pluralista y democrático, no tiene explicación ni justificación. El lenguaje del garrote verbal ha creado serios problemas. La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, se vio en dificultades en su país para continuar con su programa de visita oficial a Venezuela y su asistencia a la Cumbre sobre Energía que se lleva a cabo en la isla de Margarita. La prensa chilena, los partidos de la coalición o de derecha, todo el mundo reaccionó en Chile contra las expresiones del mandatario venezolano. En otras palabras, el lenguaje creó una crisis innecesaria, injustificable, que si bien no impidió el viaje de la señora Bachelet a nuestro país, sí proyectó sombras y reticencias que no tenían razón de ser. Como vemos, no son los argumentos a favor o en contra de una tesis o posición determinada, pues los argumentos son respetados, sea quien sea su sostenedor. El lenguaje es otra cosa. Sin embargo, es el uso del garrote verbal, el lenguaje camorrero y agresivo el que erosiona la política de nuestros países, crea situaciones incómodas y frustra proyectos de largo alcance. Mientras tanto, China sonríe. |
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