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¿Ingeniería? ¿Derecho? ¿Medicina? Nada de eso. Lo mejor es ser militar
Por Venezuela Real - 18 de Abril, 2007, 12:10, Categoría: Militarización/Militarismo
Elides J. Rojas L.
El Universal 18 de abril de 2007 La manera de ver cómo ocurren las cosas en la llamada revolución ha contribuido de forma importante a crear la tremenda confusión que sufre una gran parte de la población. Esto no hay que verlo con los mismos ojos de antes. Es otra cosa. Y, lo mejor, todo tiene significados diferentes. Los cadetes que llevó el líder fundamental a la fiesta del 13 de abril en puente Llaguno para que agarrados de las manos, con tono de porristas de equipo de fútbol, pegaran sus griticos revolucionarios con uniforme y banderita patriótica incorporadas, no son futuros militares metidos a comunistas, tomando posición política y violando la constitución. Nada de eso. Esa es la lectura de alguien moldeado a la antigua, conservador y apegado a las leyes. Un miope tradicionalista. Esos muchachos, estudiantes del arte de la guerra y la destrucción del enemigo, son la base del porvenir del actual partido de gobierno. La llamada revolución en realidad es un cuartel enorme lleno de militares en todos los cargos posibles. De socialista tiene lo que tienen los Audi, las camionetotas y las Hummer que andan por ahí con boina roja en la guantera y caritas peludas del Che pegadas en los vidrios. Son una de las patas del poder cívico-militar, son los cachorros del nuevo imperio castrochavista, la sangre fresca de la alianza cubanovenezolana. Son la garantía de permanencia en el poder del jefe máximo hasta el último día de todos los siglos, son la camada de guardianes del socialismo militar, son los capitalcomunistas verdeoliva en formación. Así se ven. Así hay que verlos. Es la nueva institucionalidad. Y ¿cómo se ven ellos mismos? Fácil. Son los ministros del futuro. Serán los viceministros, directores, presidentes de Pdvsa y otras minas oficiales, asesores, contratistas, embajadores, representantes, banqueros, jefes de policía, autoridades de tránsito, administradores de Mercal, mandamás en las aduanas. Serán los asambleístas y gobernadores de los próximos 30 años. Serán los concejales y contralores, los magistrados y jueces del proceso. Serán los sustitutos de los militares golpistas que con su ascenso al poder se llevaron a la silla a sus colegas de cuartel con el cuento de rescatar la dignidad, hacer justicia y acabar con el coloniaje. Serán los herederos de la gloria mediática de la intentona del 4 de febrero y del renacer del 13 de abril. Guardarán el secreto de la renuncia aceptada por Lucas Rincón. Tomarán como suyos los discursos antiestadounidenses, aunque vayan de vacaciones a Disney. Heredarán la gloria imbatible de la mesa privilegiada y el trago 18 años en el restaurante donde antes iba el general. Son el futuro de la revolución. Trabajo, oportunidades, participación, seguridad. Basta con ser rojo. ¿Cómo pelar ese boche revolucionario? Todos los cargos y chances a tiro de dedo. Todos menos uno, claro. Son la generación de relevo. |
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