La guerra que no planearon
Por Venezuela Real - 10 de Mayo, 2007, 23:07, Categoría: Temas Militares
DOMINGO ALBERTO RANGEL
El Mundo 10 de Mayo de 2007 Nuestros militares parecen condenados a planear guerras imposibles. Casi podría afirmarse que con ellas nuestra Fuerza Armada quisiera formar un catálogo de guerras imposibles. Vamos a demostrar estas afirmaciones para cumplir con el requisito, exigido al unísono por la lógica y la moral, de asentar sobre realidades las sentencias de tono acusatorio o crítico. Durante años, mejor decenios, nuestros militares planearon la guerra con Colombia, que dejó de ser posible desde que en 1898 emergió EEUU como árbitro, régulo o albacea obligado de la región del Caribe. Eso ocurre cuando los gringos derrotan a los españoles en la Batalla de la Colina de San Juan en Santiago de Cuba. En aquel momento nace sobre el Caribe una hegemonía que no ha cesado ni está disminuida, todo lo contrario, en un mundo globalizado y unipolar en el cual EEEUU acrecienta su dominación. Desde 1898, al emerger Estados Unidos como vencedor de España, la situación creada lleva a otro episodio que no hace sino incrementar al recién nacido monopolio yanqui en todo el Caribe. Los yanquis no sólo derrotan en aquella coyuntura a España, demostrando que ya no les basta el Caribe como teatro para desplegar su fuerza, también humillan en 1899 a Inglaterra, cabeza entonces de la región, obligándola a pedir permiso a Washington para despojar a Venezuela de sus territorios en la Guayana Esequiba. EL IMPERIALISMO YANQUI Así nació el imperialismo yanqui, al "pacificar" su retaguardia en el Caribe pudo entonces lanzar en el resto del mundo el desafío a otras potencias mayores que tuvieren o llegaren a tener sueños de dominación mundial. Los cien años del siglo XX sirvieron de cronómetro para medir la velocidad que emplearon los yanquis para seguir venciendo enemigos, a medida que iban apareciendo, y la rapacidad para aprovechar o explotar su backyard del Caribe. Para 1945 EEUU es ya, en lo económico lo mismo que en lo militar, la principal y más influyente potencia de todo el planeta. Los tratados evidencian o confirman el papel de árbitro supremo o de guerrero implacable que tal categoría confiere al país sede por excelencia del imperialismo. Pero hay dos tratados que resultan inequívocos. El de Río de Janeiro de 1947, que en la práctica anula la soberanía nacional de los países del continente americano, y el de Roma de 1957, que hace el mismo papel o cumple la misma función con Europa. Los ejércitos de América Latina desde 1947, refrendémoslo, se convierten en cuerpos policiales un poco mejor armados que las policías clásicas. EEUU no sólo es el policía de guardia en este rincón del planeta, sino que determina la política de armamento de todos los países de Latinoamérica. La Venezuela del comandante Chávez, rezongona y renuente, está fiscalizada en su política de armamentos lo mismo que el Brasil de Lula. Para disipar dudas señalaremos las realidades subyacentes bajo la hojarasca de palabras que ha creado el régimen bolivariano. TENEMOS ARMAS QUE EEUU PERMITE Venezuela, tan ufana de su soberanía, sólo adquiere las armas que cuadran con la política de EEUU o que éste tendría interés en que Venezuela posea. ¿No es curioso que las compras de armamento de Chávez pongan el acento o hayan consistido en helicópteros? Los aparatos de esa naturaleza adquiridos en China o en Rusia son ideales para combatir la guerrilla que en nuestras fronteras occidentales opera con cabal libertad. Todas las adquisiciones de Venezuela, desde que en el 2002 los precios del petróleo nos permitieron desahogos en tal campo, consisten en instrumentos operativos contra irregulares. Como el Frente Bolivariano de Liberación es casi un chiste, esto no se explica sino para ser usados en campañas contra la guerrilla colombiana, obteniendo así el aplauso de los gringos. |
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