Médicos también cargan su cruz

Por Venezuela Real - 15 de Mayo, 2007, 16:07, Categoría: Salud

THAMARA NIEVES
El Mundo
15 de Mayo de 2007

Quienes atienden pacientes en hospitales públicos saben que un asma duerme al lado de un ACV, o que un caso de VIH en crisis se ventila en la silla al lado de la gripe. Creen que la falta de comunicación con sus colegas cubanos ha sido clave

Caracas. La salud de Barrio Adentro (BA) según médicos venezolanos consultados, es de diagnóstico reservado, pues si bien algunos le reconocen bondades también le encuentran "males" de gerencia y de formación académica entre los galenos cubanos.

Hoy los hospitales siguen abarrotados, a pesar del aumento del sistema hospitalario privado y del esfuerzo de las instituciones públicas.

Además de los bien llamados pacientes, son los médicos del sistema público de salud quienes pueden evaluar el problema en primera persona. Una consulta entre varios de los que lidian a diario en emergencias y consultas arrojó que incide la falta de información de usuarios que, lejos de asistir al módulo de Barrio Adentro (MBA) o al Consultorio Popular (CP) más cercano, acuden de una vez a hospitales tipo IV, como el Miguel Pérez Carreño o al Domingo Luciani, que deberían funcionar como centros de referencia. Es decir, enviados por el sistema de asistencia primaria, con orden médica.

Los consultados coinciden en considerar a BA un excelente programa, pero llaman la atención sobre su poca demanda entre la población, y piden que se realice un estudio sobre este caso.

El lunes pasado (El Mundo, 7 de mayo 2007) se publicó el resultado de un estudio coordinado por el investigador Jorge Díaz Polanco, del Cendes, que encontró que sólo 17% de la población usa los servicios de BA. "El equipo que integramos con los docentes Konrad Evans, Edgar Capriles, Sara Vera, Saydra Borges y el ex ministro de Sanidad Carlos Walter, trabajó los datos de la encuesta de la World Development Consultant, realizada a finales de 2005 por encargo de la Unión Europea. Al procesar esa base de datos encontramos que 83% opta por los sistemas de salud públicos tradicionales y privados".

Para obtener esa conclusión se le interrogó a usuarios de servicios de salud sobre "¿Qué hizo cuando se enfermó la última vez? ¿A dónde acudió?". La muestra fue de 11.700 familias en casi todos los estados del país y "se desprendió la baja demanda de BA", subraya el investigador.

DIAGNÓSTICO

Jesús Gastelo, del hospital pediátrico Elías Toro del 23 de enero -tipo III-, señala que dentro del organigrama de BA, las referencias a los hospitales tipo III y IV, sólo deben hacerse cuando no se han podido resolver los casos de atención primaria, "pero eso no es lo que ocurre, por eso la saturación de la red hospitalaria pública".

Explica que un hospital netamente pediátrico, como el Elías Toro, está registrando en las consultas de emergencia un aumento de 80 a 90% de casos que deberían estar resueltos a nivel primario, es decir, en BA y en los CP.

Para Gastelo, este cuello de botella se presenta por falta de gerencia de esta política, "a no ser que la gente ya no confíe en Barrio Adentro".

Refiere que no está seguro de si es por la atención que ofrecen a los pacientes, "o es el hospital -por lo menos los que están medianamente dotados como éste- lo cierto es que nos dicen que se sienten más seguros aquí, ademas de recibir los medicamentos y de hacerse los exámenes. Creo que hay desconfianza hacia los tratamientos de Barrio Adentro. Eso debería ser estudiado".

PUENTE ROTO

Otra arista del problema de atención es la falta de comunicación entre los galenos venezolanos de los hospitales y los médicos cubanos de la atención primaria.

Gastelo opina que "la formación académica de algunos médicos de Barrio Adentro no es buena, creemos que algunos cubanos son técnicos en salud, coordinados por médicos. Si no, no tendríamos esa gran cantidad de pacientes de Barrio Adentro. Nosotros también nos preguntamos ¿por qué este aumento en estos hospitales de referencia? La gente prueba una vez, y si tiene dudas, opta por lo más seguro".

Cree que la idea de Barrio Adentro es buena, pero tienen que incluir más médicos venezolanos y pagar mejores sueldos.

Una médica -reserva sus nom- bres por temor a represaliaslamenta que solamente el hospital Militar y el Elías Toro reciban referencias de Barrio Adentro, "por el odio tan grande que se ha creado, muy difícil de erradicar. Es obvio que los récipes no están hechos por profesionales de la medicina, porque éstos tienen tanto un léxico como un procedimiento pare este tipo de gestión, hasta da risa leerlos, pienso que, en efecto, los médicos de Barrio Adentro -si es que lo sonno están suficientemente capacitados, y eso influye en mala calidad de atención a los pacientes".

El problema es más complejo según esa profesional, porque muchos de los pacientes que llegan al hospital mal diagnosticados son niños: "Vienen menores mal curados y complicados, y si la patología amerita intervención quirúrgica, si se salvan, deben ir a terapia intensiva y el déficit de estas camas es grande".

Aclara que la mayor parte de los casos referidos no ameritan refe- rencia a los grandes centros: "De 14 niños que nos refieren por guardia para intervenciones quirúrgicas, solamente dos ameritan ese procedimiento, y de ellos, uno ya está grave".

Asegura que Barrio Adentro tiene una baja cobertura y la que tiene no cubre las expectativas de sus pacientes: "El Ministerio de Salud se desligó de la realidad, ellos no visitan los hospitales y cuando lo hacen es para hablar de equipos sofisticados, pero no los usan porque no tenemos esos especialistas. Allí está el Cardiológico Infantil, que necesita 32 cardiólogos pediatras. En el país no existe esa cantidad de médicos".

Los venezolanos no están haciendo los postgrados -dice- por estar subpagados y no recibir los estímulos propios de un especialista de cuarto nivel: "Proporcionalmente, una camarera de un hospital público gana más que un médico".

UN POCO DE ALIVIO

El Pérez Carreño, a pesar de su gran demanda, no está sufriendo de congestionamiento por tener muy cerca los CP de Caricuao y El Paraíso, según el médico Omar Cruz, para quien en este problema hay desconocimiento tanto de los mismos médicos como de los pacientes sobre la atención primaria: "Hay personas que vienen desde Caucagua a tomarse la tensión aquí, o usted puede ver a un infartado al lado de un inmunodeprimido y de otro con diarrea".

Explica que sólo 10% de los casos atendidos son verdaderas emergencias. "Lo ideal es que se llegue a un hospital como éste, tipo IV, sólo por referencia".

Como está ocurriendo en otros hospitales visitados, al Pérez Carreño "los pacientes nos llegan de Barrio Adentro con récipes sin un número de Sanidad, ni la colegiatura, sólo una firma, que luego no sabes ni cómo quejarte o cómo ejercer una responsabilidad. Nosotros tenemos un sello húmedo único, con nuestro nombre y apellido legible, el número de matrícula del Colegio Médico, eso se exige para hacer un récipe médico. Con los cubanos no sabes dónde poner la queja si algo sale mal".

Son comunes los pacientes que van con unas pastillitas envueltas en servilletas y no saben el nombre del medicamento que le regalaron. Los galenos criollos advierten -en voz baja y con el juramento de cuidar la identidad- que no cuentan con ambulancias para trasladar a las personas a otros centros de atención. En varias ocasiones los teléfonos no disponen de línea con el exterior del hospital para poder comunicarse con sus colegas de otras instituciones. Cuando refieren a un paciente "utilizamos nuestros propios celulares".

En el Domingo Luciani, uno de los últimos grandes hospitales construidos, la situación no es distinta.

Los testimonios son numerosos, y también a sotto voce . Los contralores sociales están por doquier. Aseguran que ésta es la peor etapa del hospital, "una remodelación de 380 días va por año y medio; los quirófanos funcionan a medias y algunos están contaminados, no hay tomógrafos ni resonadores o equipos para endoscopias, la gran mayoría de los ascensores no funciona y los activos deben ser compartidos por los usuarios, personal, pacientes, carga y hasta para desechos sólidos".

Como en la guerra, las personas permanecen hospitalizadas en cualquier pasillo -uno de ellos de no más de 1.50 metros de ancho, sin ventilación, mínima iluminación y sin privacidad ni para sus necesidades fisiológicas.

La falta de equipos los retroce- dió a prácticas en desuso hace 20 años. Quienes se van a operar tramitan sus exámenes en servicios privados, pero ni aún así logran fecha para la cirugía. El sistema público de salud espera igualito, en esa camilla atravesada en el pasillo a que alguien lo opere. Y lo opere bien.






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