Tráfico: cáncer e indolencia
Por Venezuela Real - 16 de Mayo, 2007, 17:28, Categoría: Dimensión Social
RAFAEL DEL NARANCO
El Mundo 16 de Mayo de 2007 Ha transcurrido medio siglo y los amantes del buen cine no olvidan una película de un suspense casi nihilista, llamada "El salario del miedo". La cinta es francesa, la hizo George Cluzot y entre sus intérpretes estaban Yves Montand y Charles Vanely, que recibió aquel año, 1953, la Palma de Oro en Cannes. La historia cuenta los incidentes de un grupo de hombres encargados de transportar un camión de explosivos a través de un agreste país latinoamericano, un "tour de force" demencial, terrible y trágico. Este filme nos vino a la memoria ante el aterrador tráfico de Caracas, una de las ciudades más caóticas del planeta por su falta de planificación y nula presencia de autoridades del transporte vial. Los gobiernos de corte fascista, al sostenerse sobre clases frustradas, no tener identidad ideológica y basar su idealismo en el culto a la muerte -"Socialismo, Patria y Muerte"-, usan al pueblo como una troupée teatral para sus grandes escenificaciones, abombándole la mente con pasmosos discursos televisivos, eslóganes de quimérico patriotismo y creando una "neolengua" copiada de la novela "1984" de George Orwell, haciendo uso de un léxico barriobajero mientras montan tramoyas escénicas, pero son incapaces de ordenar un simple problema de tráfico. Esto nos lleva a la consabida pregunta: ¿No pueden o son ineptos? Las dos cosas. Con el desorden, estos especímenes conservan a la ciudadanía en el más completo desbarajuste, y es que solamente en la anarquía y concentraciones pomposas bajo la misión de buscar enemigos fantasmas de la Revolución por todas las esquinas, el Gran Líder se mantiene en el poder por algún tiempo. Es cierto lo dicho por el presidente de la Sociedad de Ingeniería y Transporte Vial, Freddy Iriza: "En Caracas hay pocas opciones para disminuir el tránsito"; ahora bien, si a eso se une la incapacidad manifiesta de las autoridades metropolitanas, la situación se vuelve incorregible. Hay dos acciones que no cuestan dinero, solamente voluntad y autoridad: una, obligar a los autobuses a bajar y subir pasajeros en las paradas y que circulen exclusivamente por la derecha. La segunda, despejar las principales avenidas (Urdaneta, Universidad, Baralt y calles radiales) prohibiendo a rajatabla el estacionamiento de 7 de la mañana a 9 de la noche. No digan a priori los muy orondos señores Juan Barreto y Freddy Bernal, alcalde metropolitano el primero, y burgomaestre del municipio capitalino Libertador el segundo, que esas medidas son "paños calientes". Pecata minuta. Actúen y vean el resultado. La situación vial no puede esperar más. Es de espanto. |
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