La locura soltó demonios
Por Venezuela Real - 17 de Mayo, 2007, 13:39, Categoría: Testimonios
RAMÓN PIÑANGO
EL NACIONAL 17 de Mayo de 2007 Lo que va de año ha sido agotador. La presión política ha alcanzado niveles superiores a los de los tiempos del paro de finales de 2002. El Presidente se encarga personalmente de elevar esa presión, creando angustia, desasosiego, desagrado, incertidumbre. Está pendiente de que esa presión no baje; cuando las amenazas del último discurso comienzan a desgastarse por tantos comentarios en los medios, profiere una nueva ofensa o lanza una nueva amenaza. La reforma de la Constitución, el partido único, RCTV, los supermercados, las clínicas privadas, el imperio, la propiedad privada, lo que sea sirve para escandalizar o amedrentar. Y la gente se escandaliza y se siente amedrentada; no sólo el antichavismo, también parte del chavismo. Pareciera que el propósito es crear un torbellino para acelerar el proceso revolucionario. No sabemos cuánto de lo que se hace es adrede y cuánto porque con el grito, la ofensa y la amenaza se satisfacen profundas necesidades emocionales, sin importar el daño que se le hace al país. Sea cual fuere la razón, el hecho es que se ha sembrado la zozobra en diversos ámbitos. Por ejemplo, es evidente que el clima en la Fuerza Armada es de desconfianza, frustración, miedo y rabia. Ese es el clima que domina en parte importante de la sociedad venezolana a la cual pertenecen los militares. Un torbellino que gira a creciente velocidad nos arrastra a todos. Lo acelera la loca pretensión de imponerle a la mitad del país –por decir lo menos– un modelo que rechaza, a los trancazos, violentando elementales normas de la consideración política. La mitad de un país es algo inmenso en cualquier sociedad. Esa mitad da señales de haberse decidido a resistir. Ya están claros los objetivos del proyecto revolucionario, incluso ante los ojos incrédulos de los mismos ni-nis. En este mismo diario puede uno percatarse de que el Gobierno sembró la desconfianza en personas que simpatizaban con él por un comprensible rechazo a los 40 años de la cuarta República. No hay vuelta de hoja. Se sembró el miedo a tal punto que unos cuantos venezolanos decidieron irse del país. Pero tan asfixiante ha sido el discurso de las amenazas y el odio, que el miedo se ha desgastado y comienza, cargada de emociones terribles, emerge la noción de salvación nacional, de reivindicación de prácticas elementales de convivencia democrática, de mínima eficiencia y decencia gubernamental. El chavismo se empeñó en desatar la locura y lo logró. Los tiempos que se aproximan no serán fáciles. Es tarde para tratar de posponerlos suspendiendo la medida contra RCTV o dejando para el próximo año la reforma constitucional. Los demonios están sueltos y harán de las suyas. |
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