Nosotros y Baruch Ivcher

Por Venezuela Real - 22 de Mayo, 2007, 10:02, Categoría: Política Internacional

ANDRÉS CAÑIZÁLEZ
EL NACIONAL
22 de Mayo de 2007   

En días como los que vivimos, en los que se arguyen razones legales para cerrar una señal televisiva que le es esquiva al gobierno, conviene voltear la mirada hacia un caso emblemático.

Obviamente no se trata de hacer paralelos, sino de mirar situaciones concretas para a partir de ellas cobrar conciencia de cómo los gobiernos, y especialmente aquellos que intentan copar distintos espacios de la sociedad, pueden utilizar diferentes mecanismos para silenciar la crítica, las voces independientes.

El nombre de Baruch Ivcher ganó connotación pública. Nacido en Israel, se hizo ciudadano peruano en 1984. Durante los primeros años del gobierno de Alberto Fujimori, como muchos otros, estuvo entre los ciudadanos que hastiados de los políticos tradicionales apoyó sus medidas, hasta el cierre del Congreso. Años después, el propio Ivcher saboreó en carne propia su error, cuando apeló a las instituciones del país andino y éstas estaban cooptadas por el fujimorismo.

Consolidó su negocio en la televisión en los años 90, cuando terminó convertido en el accionista mayoritario de Frecuencia Latina, un importante canal de señal abierta.

En aquellos años mantuvo simpatías con el gobierno y eso facilitó una relación fluida entre el canal y el ejecutivo. A mediados de los 90 se hizo evidente que Fujimori pretendía perpetuarse en el poder, la reforma constitucional era una muestra de ello, y en esa misma medida comenzó a tener una relación difícil con los medios, especialmente la televisión. Eso se debía a una razón muy natural, en Perú los pobres leen poca prensa y el medio fundamental es la televisión, y esa era la audiencia a la que quería llegar el presidente.

En la medida en que Ivcher se distanció del gobierno, Frecuencia Latina comenzó a realizar periodismo independiente y crítico. A inicios de 1996 creó una unidad de investigación, la cual tendría como punta de lanza el programa Contrapunto. Medios impresos importantes también hacían investigación, como fue el caso del diario El Comercio, pero su impacto en la población era reducido. Las acciones gubernamentales, como se vio luego con los videos de Montesinos, incluían la más descarada compra de los titulares informativos.

Montesinos también trató de comprar a Ivcher, pero éste respondió con más investigaciones que pusieron el dedo en la llaga de distintos problemas.

La audiencia peruana respondió y así el programa era visto por millones de personas.

Dos hechos que sacudieron a la opinión pública de ese país, se conocieron a través de esa pantalla: por un lado, la mutilación y asesinato de la agente Mariela Barreto, señalada de filtrar información a la prensa, así como las torturas a las que fue sometida otra agente, Leonor La Rosa. Esto ocurrió en el año 1997, y los días de Ivcher parecían contados.

El 13 de julio de 1997 se le invalidó su condición de ciudadano peruano y por tanto se le impedía, legalmente, seguir al frente del canal. El gobierno argumentó que no se violaba la libertad de expresión.

Acciones infructuosas ante la Corte Suprema. Este ente, como otras tantas entidades, estaba al servicio de Fujimori, después de la sonada destitución de magistrados. Cuando las puertas de la justicia se cerraron en Perú, Ivcher acudió al Sistema Interamericano de Derechos Humanos.

Tras varios años se demostró que toda la treta gubernamental era en realidad una evidente violación de la libertad de expresión, para silenciar a un medio con información y puntos de vista incómodos para el gobierno de turno. ¿Nos suena familiar esa historia?







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