Venezolanos talentosos están emigrando
Por Venezuela Real - 24 de Mayo, 2007, 9:16, Categoría: Dimensión Social
Romer A. Romero Martínez
El Universal 24 de mayo de 2007 Es muy triste comprobar cómo día a día aumenta el número de compatriotas que arriesgan todo y marchan a otros países en busca de felicidad: hogar, trabajo y seguridad. Así por ejemplo, hemos visto cómo talentosos ex-trabajadores de PDVSA, profesionales de la salud, de la ingeniería y, en general, de todas las ramas del saber han estado emigrando a diferentes partes del mundo, donde son adecuadamente aceptados. ¿Por qué son bien recibidos los emigrantes venezolanos? Porque representan un caudal humano joven y profesionalmente ya formado, posiblemente en las mejores universidades y centros tecnológicos del mundo, que no representaron costo alguno para los países anfitriones. Además, poseen principios ciudadanos, religiosos y morales fuertes, consolidados, y, por consiguiente, no deben representar algún riesgo para el país receptor. En otras palabras, son ciudadanos de alta calidad que aprecia cualquier país emigrado. Obviamente, debemos reflexionar acerca de las razones por las cuales un grupo familiar o social decide dejar su país, sus costumbres, hábitos y, comúnmente, su estilo de vida, para emprender un viaje de alto riesgo y expectativas, especialmente para los jefes de familia. Antes, en el pasado feliz venezolano, muchas veces habíamos sido simples observadores de la emigración de los venezolanos talentosos. Pero, desgraciadamente, durante los últimos 9 años esta realidad se ha venido acercando más y más a nuestros entornos personales, porque se ha hecho rutinaria, y no excepcional como lo era antes de 1998. Por ello, no creo que exista algún hogar venezolano que no haya palpado la tristeza de ver a un ser querido -hijo, hermano, padre, etc.- marcharse de Venezuela, en búsqueda de un país que le ofrezca oportunidades de crecimiento personal, familiar, social y económico, toda vez que tal dicha y felicidad ha venido siendo conculcada e invadida por el actual desgobierno. Así, encontramos que actualmente en Venezuela existe aproximadamente un millón y medio de personas -en edad activa para el trabajo- en desempleo formal. A esto debemos sumar los casi dos millones y medio de trabajadores de la economía informal, por lo que obtenemos que un 55-60% de la población productiva venezolana (e.g., aquella que está en capacidad de trabajar) está desempleada. El desempleo arrastra consigo muchísimos males para la población de marras y para sus familias, a saber: ausencia de planes médico-asistenciales (hospitalización, cirugía, maternidad, entre otros), inexistencia de beneficios socio-económicos (prestaciones sociales, utilidades, vacaciones, planes de utilización del tiempo libre, diversión, etc.), incapacidad crediticia por ante los organismos bancarios o similares, así como deterioro del estilo de vida y afectación del estado de ánimo que lleva al desempleado a sentirse en minusvalía y subestimación frente a su familia y a la sociedad. ¿Cómo es posible que un desgobierno que ha recibido, sólo en renta petrolera, más de cuatrocientos mil millones de dólares (ca. $ 400.000.000.000) en los últimos ocho años haya podido disminuir o contribuir a la disminución significativa de las fuentes de trabajo? La verdad verdadera es que este desgobierno lo ha logrado, siguiendo una fórmula simple y aprendida de los regímenes comunistas: hacer miserable a toda la población, exceptuando obviamente a la clase políticamente dominante, caracterizada ésta por una incapacidad profesional evidente, amén de tener una ausencia casi absoluta de vergüenza y escrúpulos para el despilfarro de los bienes que pertenecen a todos los venezolanos. Sé que lo que acabo de explanar suena repetido; sin embargo, estoy seguro que representa la principal razón por la cual nuestros talentos deciden emigrar, especialmente las mentes jóvenes recién egresadas de las universidades y/o de los postgrados, que no ven posibilidades de crecimiento personal, profesional o familiar dentro del altísimo grado de entropía social y descomposición política de la Venezuela de ahora. Por otra parte, el talento venezolano observa todos los días el desprecio que sienten los dirigentes oficialistas por el trabajo productivo. Éstos son capaces de desbancar a la economía más sólida que pueda existir en el mundo; fatalmente, su improductividad es pagada con descomunales ingresos periódicos, injustificados laboralmente hablando. Todo ello gracias a la forma primitiva y personalista de administrar la economía nacional y los descomunales ingresos rentistas del país. En tal eventualidad, los talentos criollos prefieren arriesgarse a explorar otras alternativas en sociedades maduras, definitivamente democráticas y que valoran el recurso humano. En conjunto, las actuales circunstancias del país nos llevan a querer escapar de este bochinche permanente, de la improvisación y, definitivamente, de un difícil -pero no imposible- regreso a la lógica, al respeto y al sentido de país. Esta realidad es muy triste. Sin embargo, éticamente es insostenible por mucho más tiempo, y fatal será su destino como lo fue el de Millán Astray et al. que en 1936 gritaban en España "QUE MUERA LA INTELIGENCIA Y QUE VIVA LA MUERTE". Aquí, en Venezuela, llevamos más de 8 años oyendo y evidenciando la misma estúpida conducta de parte de infelices mandatarios. Finalmente, suplico que mis palabras no sean interpretadas como pesimistas y descriptoras de una realidad inmutable e incambiable. Por el contrario, estoy convencido de que este desorden que tenemos en Venezuela se convertirá indefectiblemente en orden y armonía en un futuro muy cercano, por el cual los talentosos deben trabajar. Abogado. |
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