Recuerdos Certeros del Terrorismo Caraqueño
Por Venezuela Real - 31 de Mayo, 2007, 9:16, Categoría: Testimonios
Thor Halvorssen*
TalCual Hay muchos hijos dignos de Venezuela que son masticados en la prensa nacional. El resultado es nefasto. Nadie se atreve a luchar por el bien en una sociedad donde los malhechores son recompensados y los que intentan hacer bien son perseguidos. Nunca apareceran lideres en una sociedad civil donde la calumnia es una manera de vivir. La semana pasada este periodico decidio publicar un capitulo de un libro del periodista Manuel Malaver. Bajo el titulo “Recuerdos del terrorismo caraqueno” el artículo hace acusaciones acerca de mi supuesta participacion en el sonado caso del carro bomba. El que calla otorga. Aquí esta mi respuesta a las acusaciones de Manuel Malaver. Mi familia vivio varios meses de calumnia y trauma, en 1993, cuando intentaron sacarme del camino. ¿Pero quien me quería ver fuera del camino? ¿Y porque? ¿Que amenaza representaba yo? ¿Que tengo que decir acerca de las acusaciones en mi contra? ¿Quienes son Ramiro Helmeyer y Orlando Castro y que tienen que ver ellos con el caso de las bombas? Ya estas preguntas han sido respondidas a lo largo de estos últimos ocho años y existe un amplio archivo publico donde consta mi inocencia y el hecho de que me trataron de matar porque me atrevi a luchar contra el nacrolavado y la corrupcion en Venezuela. Sin embargo, en vista de que Tal Cual le dio espacio a las acusaciones de Malaver, es necesario rectificar y responder de una vez por todas a aquellos que, por flojera o malicia, continuan sembrando calumnias y repitiendo mentiras. Agradezco el espiritu de justicia de este periodico en que me permiten hacer estas declaraciones sin comentario editorial o limitacion de espacio. Esta no es una entrevista y no es una version transmitida a traves de un reportero, estas son mis palabras, sin intermediarios. Fraude, Lavado de Dinero, y el Sistema Bancario Venezolano Pocas semanas después de asumir la presidencia en 1989, Carlos Andrés Pérez me nombró comisionado anti-drogas, dándome rango de embajador y una comisión secreta. Las credenciales fueron firmadas por Enrique Tejera Paris (Canciller), Reinaldo Figueredo (Ministro de Secretaria), y el Embajador en Washington, Simon Alberto Consalvi. Las palabras de Perez fueron: "Dígale a los americanos que mi gobierno será conocido por su compromiso en la guerra contra el narcotráfico". Informaba de mis averiguaciones al ministro de Relaciones Interiores, Alejandro Izaguirre. Como Embajador para cuestiones anti-drogas tuve estrechos vinculos con diversas agencias de inteligencia a nivel mundial. Conversaba y me reunia con funcionarios del F.B.I. estadounidense, de Scotland Yard en Londres, de la policia Japonesa, de la Agencia Central de Inteligencia (C.I.A.), y con el Consejo de Seguridad. Es importante apresar al delincuente que vende drogas en la calle, pero mucho más lo es atacar las ganancias del narcotráfico en su punto débil, durante el proceso de “lavado”, cuando el dinero sucio se torna en dinero corriente, apto para ingresar a la economía formal. Mientras el dinero es sospechoso, su uso es limitado. Los encargados de este delicado proceso no son los rufianes armados hasta los dientes, sino sofisticados ejecutivos, con títulos universitarios, ademanes corteses, lujosos autos, bellas mujeres y buenos sastres. En Venezuela, los entes encargados de supervisar las transacciones bancarias, la Superintendencia de Bancos y el Banco Central, tienen la responsabilidad de detectar operaciones de lavado y de procesar las denuncias recibidas de los bancos y demás instituciones financieras. Fue justamente allí donde detecté el talón de Aquiles de la lucha contra el narcotráfico, debido a la corrupción de funcionarios públicos. Para blanquear el dinero de la droga se necesita la complicidad de ejecutivos bancarios y de burócratas en cargos claves. A partir de 1991 denuncié a autoridades de Venezuela y de Estados Unidos sobre el fraude financiero descomunal y las grandes operaciones de lavado de dinero que se llevaban a cabo en el Grupo Banco Latino. Era inconcebible que ese banco pudiese manejar tan cuantiosas sumas sin estar involucrado en lavado de dinero. Alerté a los funcionarios de la Reserva Federal (banco central norteamericano) sobre estos manejos. En esa época la Superintendencia de Bancos era dirigida por un funcionario sobornado por el Latino. Mientras era presidente del Banco Central, Pedro Tinoco me amenazó de muerte en el aeropuerto de Miami —en presencia de su esposa y del conocido publicista Jimmy Teale— por la investigación que yo adelantaba y que a la vez involucraba a varios de sus cómplices en el Banco Latino. Tinoco, ex presidente y accionista del Banco Latino, se aseguraba que las investigaciones de narcolavado contra su banco no progresaran ni prosperaran. Todo se tapaba y a mi me tenían que eliminar. Al mismo tiempo se adelantaba un intento de adquirir al Banco de Venezuela, uno de los bancos más serios y grandes del país. Su presidente me llamó para pedirme que investigara el origen de los fondos que se estaban utilizando en el hostil intento de apoderarse del banco. Consulté con Izaguirre, quien opinó que sería una estupenda oportunidad de conocer el funcionamiento interno del banco. Al enterarme de las inmensas fortunas que lanzaban Orlando Castro Llanes y el grupo Latinoamericana-Progreso en esta guerra bancaria no me quedó ninguna duda que en Venezuela había una lucha para ponerle la mano al control de las instituciones financieras. Meses mas tarde, el Senado venezolano creó la Comisión Contra el Lavado de Dinero y fui nombrado Investigador Internacional Especial de esa comisión. En septiembre de 1993, un informante me presentó evidencia incontrovertible de lavado de dinero en varias instituciones Venezolanas. La mayor evidencia señalaba directamente al Banco Latino y al Banco Progreso, este ultimo propiedad de Orlando Castro. Esa misma tarde fui víctima de un intento de asesinato que fracasó porque yo no estaba en el automóvil que generalmente utilizaba. La evidencia fue robada de ese auto por un equipo de motorizados. Al día siguiente, y dos veces posteriores, informé al ministro encargado del Interior, Carlos Delgado Chapellín, que me estaban siguiendo y que pensaba que tenía que ver con la investigación del Latino. Le pedí su apoyo, para lo que Chapellin me contestó: "Thor, las puertas del ministerio siempre estarán abiertas para ti, cuando lo necesites". Debido a que más del 90% de las transferencias bancarias internacionales de Venezuela pasan por la jurisdicción de Manhattan, inmediatamente viajé a Nueva York para reunirme con el Fiscal Distrital Robert Morgenthau. En vista de que en Venezuela no habia voluntad politica para combatir el narcolavado quise explorar la posibilidad de ajusticiar a los narcolavadores a traves del sistema judicial de Nueva York. Las investigaciones se ampliaron y preocupaban de sobremanera a un poderoso grupo de compañias venezolanas con extensos vinculos al Banco Latino. Este grupo compraba bonos de la deuda externa venezolana al Banco Central a precios de gallina flaca y se los revendia a la nacion al doble. Este fraude monumental amenazaba la situacion legal de dicho grupo en los EE.UU. Por esta razón, desacreditar a Thor Halvorssen era el sine qua non de este importante grupo de empresas, para asi asegurarse que el Fiscal Morgenthau perdiese a su mas valorado aliado. Estando en Nueva York recibí una llamada de Jesús Abreu, la mano derecha del presidente del Banco Latino, Gustavo Gómez López. Abreu me solicitó que regresara urgentemente para tener una reunión con Gómez López. Pensé que quería hacer algún arreglo. La cita fue fijada para el viernes 8 de octubre de 1993, a las 11 a.m. Un agente federal en Nueva York me dijo que parecía una trampa, pero no le hice caso y regrese a Caracas. El Jueves 7 de octubre, la secretaria de Gómez López me llamó para cancelar la cita. Al día siguiente fui detenido por la Policía Técnica Judicial (PTJ), acusado de ser el cerebro tras las bombas terroristas que azotaron a Caracas durante el verano de 1993. El Reten de Catia, Tortura, y Orlando Castro Llanes Ni mi casa ni mis oficinas fueron examinadas por la PTJ. Ningún miembro de mi familia fue interrogado. Ninguna evidencia fue presentada en mi contra, ni siquiera falsificada. Lo único utilizado contra mi fue el testimonio, extraído bajo tortura, de mi supuesto cómplice, un delincuente llamado Ramiro Helmeyer. Está claro ahora que nunca pensaron condenarme a prisión. Me iban a matar y se iba a tratar de un "suicidio". Mientras tanto, una excelente campaña de prensa era desarrollada por la misma gente que yo había estado investigando. Incluso, el maletin que robaron de mi auto los motorizados tenia copia de mi curriculum vitae confidencial. El texto completo de dicho curriculum aparecio verbatim el dia despues de mi detencion en el periodico El Nacional—otra prueba mas de la sofisticada confabulacion en mi contra. Dos días después de mi detención, Orlando Castro Llanes, a quien yo había investigado, presentó "evidencias" a la policía tratando de conectar mi supuesta participación terrorista con algunos de sus rivales bancarios y, en especial, con quien me había contratado en el Banco de Venezuela, Carlos Bernardez. Su hijo, Orlando Castro Castro, miembro de las directivas del Banco República y Banco Progreso lo acompañaba. En ese momento, me tenian detenido en el departamento de homicidios de la PTJ. Los agentes que estaban presentes procedieron a esposarme a una silla y luego se fueron. Orlando Castro Castro entró y me golpeó inicialmente en la cabeza y en la nuca. Luego me golpeó fuertemente las costillas hasta fracturarme tres, y haciendo el papel de malvado de pelicula de segunda categoria me dijo: "Este sólo es el primer paso camino al cementerio. Quiero que lo vayas sintiendo". El banquero se fue, dejándome sangrando en el piso. El resultado de la golpiza fue verificado y fotografiado por el representante del grupo de derechos humanos Amnistía Internacional, un médico enviado desde Inglaterra casi un mes después del incidente, cuando las heridas seguían en evidencia. Mientras estuve en manos del jefe de la PTJ, Orlando Jordán Petit, fui torturado física y mentalmente y enviado a la más notoria de las prisiones de máxima seguridad en Venezuela, el Retén de Catia. Un viejo amigo, el escritor inglés David Yallop, quien escribio un libro sobre el lavado de dinero en Venezuela llamado “Unholy Alliance,” (Alianza Maldita), me vino a ver al Retén. Tan pronto le conté lo que me estaba pasando, Yallop comenzó a dar declaraciones a la prensa, hablando del hecho que no habian evidencias en mi contra y de que Orlando Castro y el Banco Latino eran responsables de lo que me pasaba. A punta de revólveres, Yallop fue obligado a salir del país por policías venezolanos. El ministro de Justicia, Fermín Marmol León, quien me había declarado culpable horas después de mi arresto, ahora declaraba a la prensa que no se podía garantizar la vida de los presos en Venezuela y que la vida de Thor Halvorssen no era su responsabilidad, aunque las cárceles dependen de ese ministerio. Esa fue la luz verde para acabar conmigo. Marmol Leon dió órdenes para que me enviaran al "foso", una celda de castigo. Otro atentado contra mi vida se llevó a cabo alli. Asesinos, asignados a otra ala de la prisión, fueron enviados a aniquilarme, pero por equivocación mataron a dos detenidos en la celda 407 mientras yo estaba en la 417. Esa misma semana, el ministro Marmol ordenó la liberación de Larry Tovar Acuña, jefe del cartel de Medellín en Venezuela. Luego se culpó a una secretaria de conseguir solapadamente la firma de un indulto presidencial a favor de Tovar. Campaña Internacional Los atentados cesaron cuando comenzo una campaña internacional para resaltar el hecho de que se me queria matar en la carcel. En el gabinete ministerial de Ramon Velasquez se armó un escándalo cuando empezaron a salir altos personeros del mundo de la política internacional a mi defensa. El Fiscal Morgenthau de Nueva York envió una carta diciendo que mi “compromiso con Venezuela y valentia no pueden estar en duda,” el Cardenal Nicaraguense Miguel Obando, el Parlamentario Europeo Ken Coates, el miembro del parlamento Inglés David Atkinson, quien le escribió a Roman Velsquez que las acusaciones en contra mia eran “falsas” y “fabricadas” por gente envuelta en el negocio del lavado de dolares; Lord Eric Averbury desde Londres le escribió tambien al Presidente Velasquez indicando que su grupo de 150 parlamentarios británicos estaban al tanto de mi detención y tortura y que dicha situación era “intolerable y haciendo un daño inmenso a la reputación de Venezuela;” Desde Nicaragua, el Senador Adolfo Calero declaró: “lo conozco desde hace 17 anos y no creo estas acusacaciones, se deben a su lucha en contra del flagelo de las drogas;” El Senador Thurmond, presidente del Senado estadounidense, se dirigió al Embajador de Venezuela en Washington: “estoy familiarizado con el trabajo del Sr. Halvorssen como Comisionado Presidencial venezolano y tengo entendido que su servicio a Venezuela en esta difícil posición ha sido muy valioso.” En fin, un coro de personalidades y luchadores por la humanidad desde el Reino Unido, Estados Unidos, Nicaragua, Panama, Costa Rica, y Venezuela alumbraron mi celda en Catia y no dejaron que me llevase la noche. Luego de casi tres meses de carcel, fui puesto en libertad plena y absoluta porque—afortunadamente— la PTJ no se había molestado en falsificar pruebas en mi contra. El “reportaje” de Malaver no menciona el hecho de que el Juez Hector Marcano Batistini, el magistrado de major reputación de la epoca, no encontro evidencia alguna en mi contra y me concedió la libertad sin condicionamiento. Este dato importante ha debido ser parte central de su relato. Lamentablemente, el reportaje de Malaver esta menos interesado en la verdad que en la polémica y la intriga. Los que importan saben la verdad. El Senador Strom Thurmond, le escribio a mi hijo Thor años después: “Los enemigos de tu padre abusaron del poder para beneficiarse. Entiendo el porque estas tan orgulloso de tu padre por su dedicacion y esfuerzo indomable.” ¿Quien es Ramiro Helmeyer Quevedo? Malaver me vincula con el delincuente Ramiro Helmeyer Quevedo. Mal recuerdo a Helmeyer. Helmeyer estaba casado con una muchacha llamada Carolina, la decoradora del cuarto de mis hijos. En una ocasión Carolina me pidió si yo podría ayudar a su marido por el hecho que este no podía viajar a Estados Unidos por un problema legal. Usando mis contactos en EE.UU. me enteré que Helmeyer era un fugitivo de la justicia norteña. Helmeyer es un conocido traficante de armas con extensos expedientes en la ciudad de Atlanta. Mas aun, Helmeyer era elemento clave del grupo de Ronald Morett en el tráfico de drogas. De inmediato mi familia acabó su contacto con Carolina y con su esposo. Nos buscamos otra decoradora. La próxima vez que vi a Helmeyer fue cuando estabamos presos. Helmeyer, me rogó que lo perdonara, que lo habian torturado y que iba a decir la verdad. El 21 de Octubre Helmeyer le declaró al periodico El Nacional que lo habían torturado y que Thor Halvorssen nada tenia que ver con el asunto. En su reportaje, Malaver dice que ha leído los expedientes. Manifestando una enorme mala fé, Malaver ignora el hecho que varios testigos dicen que Helmeyer les pidió que dieran testimonio falso que me reuní con él en el Country Club. Malaver maliciosamente usa la parte del expediente que me absuelve de toda culpa y lo tuerce para acusarme. En el campo del periodismo eso constituye la violación de toda norma y etica del gremio. Lamentable, vergonzoso, y cobarde. Ramiro Helmeyer es un psicópata (condición comprobada por el hecho que asesinó a un comerciante amigo suyo, Mario Patti, lanzandolo al vacio desde un avioneta). Ramiro tambien es un mitomano. Su confuso cuento acerca de las bombas ha cambiado varias veces. Primero me acuso a mi. Despues a Carlos Bernardez. Despues a Oswaldo Alvarez Paz. Despues me volvió a acusar a mi. Meses después al Vice Almirante Radames Munoz León. Despues a Carlos Andres Perez. Pero no hay pruebas en contra de persona alguna mencionada. ¿Pero nadie nunca ha preguntado quien financió a Ramiro Helmeyer? Años mas tarde, al fugarse Orlando Castro del país, llevándose millones de dolares, el Diario de Caracas publicó la nomina del grupo Latinoamericana Progreso. Ramiro Helmeyer aparece en esa nomina. Helmeyer, el autor de las bombas, era empleado financiado de Orlando Castro Llanes. Otro cabo suelto que salio con el tiempo es el hecho que la popular actríz Maricarmen Regueiro viajo a Zurich, capital de las cuentas secretas bancarias, dias despues que su amante cayo preso. ¿Que hacia ella tan lejos de Helmeyer en ese momento tan importante? Seguro no fue a Suiza para esquiar. Nada se ha hecho al respecto. Retrospectivamente—La Verdad Sale Tres semanas después que la corte me declaró inocente, empezo a caer el Banco Latino. Nadie lo creia possible. Retrospectivamente todos ya sabemos que la corrupción e intriga que rodeó al Grupo Latino puede llenar una encyclopedia. Igualmente, ya entiendo bien lo amenazados que se sentían algunos directivos del Latino (ojo, no todos estaban metidos en esta confabulación). Meses mas tarde cae el aparato de narcolavado de Orlando Castro, el grupo Latinoamericana Progreso. En 1996 el Congreso Estadounidense, liderado por el diputado Dan Burton, comienza a investigar los quehaceres de Orlando Castro. Se demuestra que Orlando Castro penetró altas esferas de EE.UU. El abogado de Castro en Miami, un ecuatoriano llamado Charles Intriago (quien, por casualidad, es un experto en asuntos de narcolavado), había sido el vehiculo para sobornar al partido Democrata, con contribuciones electorales, para asi permitir que Orlando Castro se reuniera con diversos funcionarios de la DEA de Miami. Poco a poco, el personaje de “Gente Util” se convirtió en un pez en los vericuetos del poder y pudo penterar las barreras, a veces insalvables, de la Casa Blanca, eventualmente reuniéndose con el Presidente Clinton, reunión esta que Clinton ha lamentado desde entonces (Castro se aseguró que fotos de la reunión aparecieran en todos los matutinos venezolanos). Cuando Castro se enteró, gracias a oficiales sobornados en Miami, que yo estaba husmeando en sus asuntos ilícitos, decidió que habia que sacarme del medio. Sus patrones, en el Banco Latino, estaban igualmente desesperados. Me habia percatado del negocio de la deuda externa e infinitas situaciones de amiguismo y lavado de dinero corrupto. Yo sabía que el sistema bancario estaba al borde de la quiebra y que el compadrazgo entre los banqueros iba a llevar al sector financiero al colapso. Fue entonces que me montaron la trampa. Castro falsificó un cheque de mi cuenta corriente. Un prestamo de $4.000 dolares que le hice a Henry Lopez Sisco en 1991 fue crudamente alterado para leer $40.000 y este, el único vínculo con el asunto del terrorismo, sirvió como el elemento clave para crear un marco de opinión en mi contra. Henry era funcionario de la seguridad del Banco De Venezuela. No niego que lo conozco. Sin embargo, no eramos ni socios ni compadres. Los $4.000 dolares que le preste (dos años antes de que explotara bomba alguna) lo hice porque tenia cuentas de hospital luego de un accidente de helicoptero. Y punto. A la Carcel La justicia a veces es lenta, pero es segura. En 1997 Orlando Castro y su familia fueron detenidos por el Fiscal Morgenthau en Estados Unidos por el fraude Bancario del Banco Progreso y un jurado de Nueva York lo sentenció a él, a su hijo, y a su nieto a la carcel. Su nieto lo traicionó e intercambió una sentencia menor por un testimonio donde admite que su abuelo y que su tío Orlando son ladrones y criminales. Un jurado de Nueva York los sentenció a decadas de carcel. Cumplieron una sentencia reducida y fueron extraditados a Venezuela. En diciembre de 1997 la Corte Suprema de Justicia condeno a Ramiro Helmeyer a 30 años de presidio por el homicidio calificado de Mario Rodolfo Patti Fajardo, y por su participación en el caso de las bombas. Hugo Chavez, Orlando Castro, el Banco Latino, y la Narco Guerilla. La descarada violación de los derechos humanos y civiles que se perpetró en mi contra, demuestra el funcionamiento de una poderosa alianza narco-política en Venezuela que infiltró tanto a la policía como al sistema bancario, mostrando lo que son capaces de hacer en contra de quienes se les oponen. El gobierno de Chavez es la continuación de dicha alianza maldita. Cuando Pedro Tinoco propuso la integración de las economías de Venezuela y Colombia pocos entendían la razon. El gobierno de Hugo Chavez ha logrado lo que los del narcolavado siempre soñaron. Hugo Chavez tiene como aliados a la guerilla, el ELN y la FARC colombiana. Estos grupos terroristas son los carteles de droga mas podersosos del mundo, manejando aproximadamente 100 billones de dolares en “producto” al año. No es una casualidad que Ramiro Helmeyer es un hombre libre en la Venezuela de Chavez. Orlando Castro esta tranquilo en su casa y aquellos directivos del Latino que participaron en docenas de conspiraciones y delitos entran y salen de Venezuela como si no hubiese pasado nada. No le han devuelto ni un centimo a la nación. Vivimos bajo el gobierno más corrupto y criminal de la historia de Venezuela. El anunciador de una desgracia no suele ser popular. Muchos saben que a veces se paga un alto precio por decir la verdad. Prefiero arriesgar mi vida, mis bienes, y mi honor sagrado que convivir con las mentiras y el odio de una sociedad de cómplices. *El autor fue comisionado de la Presidencia de Venezuela para Asuntos Antinarcóticos con rango de Embajador. Actualmente es director ejecutivo para Venezuela del Comité Panamericano de la Sociedad Internacional de Derechos Humanos, con base en Francfort del Meno, Alemania. |
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