600 venezolanos esperan por un riñón

Por Venezuela Real - 7 de Junio, 2007, 10:46, Categoría: Salud

DANIEL RICARDO HERNÁNDEZ
EL UNIVERSAL
07 de junio de 2007

40% de los pacientes locales que se hacen diálisis son candidatos a un transplante
En 2006 se realizaron 271 trasplantes de riñón en todo el país, el registro más alto en los últimos ocho años

Según la Organización Nacional de Trasplante de Venezuela (ONTV), durante 2006 en todo el país se realizaron 271 transplantes de riñón, el registro más alto en los últimos ocho años que, sin embargo, es una cifra muy baja si se toma en cuenta que localmente hay cerca de 3.600 pacientes que son potencialmente trasplantables y otras 600 personas están a la espera del órgano.

La razón principal que lleva a miles de personas, en Venezuela y el resto del mundo, a soportar esa tortuosa espera que puede tener un desenlace fatal, es la falta de donantes. La ONTV añade a estas razones factores inherentes al paciente y al sistema de atención, tales como la baja referencia de pacientes a los programas de trasplante, las dificultades para la realización de los estudios pretrasplante y limitaciones en los servicios públicos de salud.

Las estadísticas que maneja esta organización no gubernamental señalan que en el país 40% de los pacientes en diálisis serían candidatos potenciales a recibir un trasplante renal, pero apenas 14% de ellos cumplen los requisitos de la evaluación pretrasplante y se encuentran en lista de espera, lo que convierte a la enfermedad renal en toda una condena silente para quien la sufre.
A salvo, después de todo
Muchas son las historias de enfermos renales que tuvieron la fortuna de hallar un donante. Una de esas historias es la de Inilda Tamará, de 51 años, cuya salud se comenzó a resentir en 1979 cuando empezó a sentir dolores en las articulaciones, sufrió de pérdida del cabello y padeció de hinchazón en hombros y piernas: "Fui al médico y me decían que era artritis; los medicamentos que me recetaban me caían mal. El diagnóstico fue muy difícil; fue en 1981 cuando me detectaron la insuficiencia renal y en 1993 me tocó la primera hemodiálisis con la cual duré tres meses. El tratamiento era horrible".

Tamará duró seis años practicándose la hemodiálisis y sufrió algunas consecuencias: "Varias veces me dio peritonitis, al punto de que en el año 2000 estuve al borde de la muerte, no comía ni podía caminar; nadie pensaba que iba a salir de eso. Yo le pedía a los doctores que me dejaran morir, porque ya estaba cansada de tanto tratamiento; parecía un cadáver y me tenían que alimentar por las venas. Ya parecía una momia de tanto adhesivo que tenía".

Todo indicaba que éste era uno de los casos que ameritaba transplante del órgano: "Yo duré tres años en la lista de espera -dice- hasta que al fin apareció un donante, el 14 de diciembre de 2000". Cuenta que tras la operación, "el cambio fue muy bonito, porque antes estaba muy limitada, no podía ni viajar ni ir a la playa. Aunque comía bien, tenía que cuidarme mucho cada vez que me iba a hacer la diálisis, porque, por ejemplo, uno no puede excederse con las proteínas porque te sube la urea". Hoy en día, gracias a la aparición del donante y el posterior transplante, Tamará lleva una vida normal.

Otra de las historias con feliz término, pese a las penurias, es la de Patricia Garnica, a quien su hijo Leonardo Alberto Ekhout, de 18 años, le fue transplantado un riñón hace cuatro años: "Él estuvo enfermo desde que tenía 6 años y a los 8 los riñones le funcionaban muy mal. Para nosotros eso era el fin del mundo, porque era imposible conseguir un donante. Los doctores nos dieron dos opciones: esperar por un donante muerto o que lo donara un familiar y yo me puse a la orden, me hicieron los exámenes para verificar la compatibilidad. Estuve a punto de hacer la donación, pero el día de la intervención hubo un problema en el hospital y echaron para atrás la operación. A él nunca le habían hecho diálisis, pero el día en que se la iban a hacer, casualmente, apareció un donante que era compatible; inmediatamente lo llevamos al Hospital de Niños y la operación fue un éxito".

De acuerdo con Garnica, a los pocos meses de la operación Leonardo presentó problemas con el órgano trasplantado, pero se le practicó una operación que le restituyó la salud: "A los seis meses estuvo totalmente recuperado. Ahora vive una vida normal con restricciones muy pequeñas. No puede practicar deportes extremos y no puede tomar bebidas alcohólicas; de resto lleva una vida muy normal. Actualmente está asistiendo al gimnasio a hacer ejercicios moderados y está estudiando cuarto año de bachillerato, porque la enfermedad le hizo perder varios años de colegio".






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