Y así se fueron los muchachos
Por Venezuela Real - 8 de Junio, 2007, 11:42, Categoría: Testimonios
OSCAR MEDINA
EL UNIVERSAL 08 de junio de 2007 Evacuados por la GN y la PM salieron los estudiantes del centro de Caracas Una caravana de uniformados llevó a los jóvenes universitarios hasta Parque del Este Por momentos pareció la ruda atracción de un Disney tercermundista: te apretujas en un carro incómodo pero potente, hay motos con hombres armados que te rodean, arrancas, frenas de golpe, gente rabiosa te grita que eres un cobarde, te sacan la madre, alguno cruza la línea de resguardo y alcanza con uno o dos palazos al vehículo verde oliva que, ahora sí, aumenta la velocidad y se lanza en bajada por un túnel, parece que va a chocar, se detiene y saldrías volando si no fuera por el cuerpo de al lado que a su vez está presionado por otro y otro y otro. De pronto avanzamos a oscuras, hace calor y aquí todos están con la adrenalina disparada por la emoción de lo que acaban de hacer y, claro, también por el miedo porque esto se puso muy serio y no es Orlando. La caravana de jaulas de la Metropolitana y camiones de transporte de tropas de la Guardia Nacional se larga -literalmente- del centro de la ciudad lo más rápido que puede para evitar lo que desde aquí se ve como unas ganas tremendas de lanzarse contra el grupo de estudiantes que decidió que ya habían hecho lo que tenían que hacer en la Asamblea Nacional. "¿Y tú de dónde eres?", me dice Luis Ignacio Hernández, luego de responder un par de preguntas. Por un instante, estos muchachos dejan todo lo que están haciendo, dejan de hacer fotos, de hacer videos, dejan de comentar exaltados lo que supone haber aparecido en cadena nacional diciendo lo que dijeron en la Asamblea, lo que supone haber tenido que salir escoltados de esta manera, dejan de contestar llamadas. Sólo por uno o dos segundos porque hay que saber quién es este tipo que se coleó en el camión. Y después vuelven a lo suyo mientras seguimos cruzando la ciudad hasta quién sabe dónde. ¿Chacaíto? ¿La universidad? ¿Cuál de ellas? Los franelas rojas Hernández llegó en mototaxi a la Asamblea y fue uno de los cinco que pasó entre los cordones de seguridad de la Policía, la Guardia y los grupos chavistas que desde temprano coreaban consignas por el socialismo, la revolución y contra Globovisión justo al frente de la reja oeste del Parlamento. Y como sus otros cuatro compañeros pasó con el salvoconducto de una reluciente franela roja. Por la reja este, pasadas las 11:00 de la mañana, entraron Yon Goicoechea y los otros universitarios. Por la oeste -más temprano- entraron, justo después de soltar a todo pulmón un estentóreo "patria, socialismo o muerte", los representantes del estudiantado pro gobierno. Cada grupo sabía a lo que venía: unos a ejercer un derecho de palabra y otros a debatir. Los "estudiantes progresistas" -según la jerga al uso- fueron conducidos al segundo piso de la edificación, mientras que a los de la "derecha opositora" -según la misma jerga- los ubicaron abajo, en un salón de acceso restringido al que se asomaban reporteros, fotógrafos, diputados y curiosos como para echarle un ojo a estos bichos raros que aparecieron por aquí. "¿Y por qué vinieron disfrazados?", preguntó al vuelo la diputada Desirée Santos. Dentro del Hemiciclo, en un palco de prensa atiborrado, se escucharon dos explicaciones al respecto: 1. Una que decía que eso expresaba que los muchachos no son políticos y que por tanto no tienen problemas con vestir de rojo o de cualquier color. 2. Otra que decía que era una táctica mediática para confundir al espectador y que denotaba que estaban siguiendo, evidentemente, los lineamientos que les indicaban sus verdaderos líderes, los estrategas del golpe suave: Granier y Ravell. La primera interpretación es de un oficial de la Guardia hablando por su celular. La segunda es del jefe de prensa de la Asamblea, el otrora reportero Luis Guillermo García, en un análisis semiológico de cortesía revolucionaria para una periodista extranjera. Te oigo, no te oigo Los muchachos, como ya les dicen, están seguros de que hicieron lo correcto. Hernández, de la Monteávila, y Andrés Schloeter, de la UCAB, explican que la elección de Douglas Barrios para hablar ante los diputados estaba cantada: "Es un gran orador. Además, aquí somos muchos y queremos que las caras vayan rodando". Dice Hernández que siempre tuvieron claro que no iban allí a debatir con nadie y que el discurso partió de una idea central de Barrios enriquecida por el colectivo. Hasta el momento en que demostraron que, ciertamente, no se quedaban a los rounds de argumentos y contraargumentos, hubo un trato cordial y mucha expectativa: cosa rara, los diputados -que ahora van a las sesiones hasta con gorras con la bandera cubana estampada- atendieron a esas palabras en silencio y sin mayores distracciones. Pero aplaudieron sólo cuando terminó de hablar. Afuera era otra cosa. Pese al sonido que apuntó a la calle, los chavistas en la reja oeste no paraban sus consignas. Quizás ni escucharon la voz de Barrios hablando, por ejemplo, del derecho a decidir qué ropa usar, qué diarios leer, qué radio sintonizar y qué pensar. Para los estudiantes era obvio que no podían quedarse allí, pero lo que no estaba en los cálculos era la virulenta reacción de alguna gente dentro de la misma Asamblea -empleados de carnet al cuello- que corrían detrás de ellos gritándoles cobardes ni tampoco esperaban esta fuga espectacular. "Van a empezar los rumores y los mensajes diciendo que nos llevaron presos", dice uno aquí. Todos volvieron a casa o a sus universidades. Los guardias decidieron que el metro de Parque del Este era un lugar seguro. ¿Y qué viene ahora? Ha sido un día extraño de ganancias y pérdidas: muchos se quedaron con ganas de presenciar una contienda con ganadores y perdedores. Ahora todo depende de la acera desde donde se mire. |
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