Venezuela mirando al cuartel

Por Venezuela Real - 14 de Julio, 2007, 16:04, Categoría: Temas Militares

Elías Pino Iturrieta
El Universal
14 de julio de 2007

Pareciera que la historia se ha vuelto una pérdida de tiempo o un retroceso inimaginable

La observación insistente de los cuarteles para que salven a la sociedad de una situación que se considera perjudicial o para lamentar su influencia, no es sino la prueba de cómo el republicanismo está lejos de lograr implantación según el entendimiento de los negocios públicos que se ha tenido desde el nacimiento de la nación.

Cuando se fundó la república, en 1830, los legisladores entendieron el manejo del bien común como asunto de los civiles que vinculaban su destino individual y la suerte de sus propiedades con el desarrollo de una cohabitación moderna en la cual sólo imperarían las distinciones nacidas del trabajo y de los méritos de cada quien.

Las fuerzas militares todavía pujantes debido a la influencia que habían adquirido en las guerras recién terminadas, debían confinarse a los cuarteles para ocuparse de proteger los intereses del resto de una colectividad cuyos ciudadanos tenían la necesidad de prosperar después de veinte años de matanzas. O debían abandonar los campamentos, sin uniformes ni armas, para competir con el resto de la ciudadanía en igualdad de condiciones.

Inspirados en las tesis liberales de mayor aceptación en el mundo de entonces, los padres fundadores tuvieron presente la obligación de eliminar los fueros castrenses para que las inmunidades de los hombres de armas no impidieran el desarrollo de una competencia sin ventajas ni trampas.

No fue un postulado vacío, sino un principio encarecido gracias al cual se edificó un proyecto nacional llamado a perdurar. Los pensadores de entonces aplicaron su talento en la justificación de un orden civil que prescindía del peso de las charreteras, por muy lustrosas que lucieran luego de las hazañas de la Independencia.

Muchos soldados famosos y temibles como Santiago Mariño, Pedro Briceño Méndez y Pedro Carujo, se levantaron contra el nuevo civismo para terminar en rotundo fracaso. Otros soldados igualmente famosos y temibles, como el Páez de los primeros tiempos de la autonomía nacional, como Soublette y Carreño, sofocaron la sublevación de sus colegas para apuntalar las columnas del régimen de cuño moderno que anhelaba la colectividad.

Escritos primordiales que debemos a Francisco Javier Yanes, José María Vargas y Tomás Lander, los grandes repúblicos del período fundacional, se extendieron en la explicación de los riesgos que corría Venezuela frente a las amenaza del "feudalismo militar".

Documentos excepcionales como las Epístolas Catilinarias determinaron entonces con perenne lucidez la perversidad de las bayonetas soliviantadas contra el civismo. En un atrevimiento poco común, llegó a juzgarse entonces a los militares como un estamento de parásitos que medraba del erario y como un escollo para la legalidad. Si alguna época del pasado destaca por sus contribuciones en la fábrica de un republicanismo maduro, ésta de los inicios del Estado nacional ocupa lugar de preeminencia.

¿Qué sucedió con esa madurez que ahora nos reta? Las prédicas del nacimiento de la nación parecen baldías porque vivimos ahora contemplando el ámbito militar para ver lo que el destino nos depara. Los esfuerzos del principio parecen vanos porque apenas nos da hoy la voluntad para pensar en las casernas como lenitivo o como defecto de nuestras vidas.

Pareciera que la historia se ha vuelto una pérdida de tiempo o un retroceso inimaginable, pues por lo menos en el pasado se pusieron límites a unos alzados que tenían laureles de sobra y ahora nos conformamos con chismes sobre el general Baduel y con rumores sobre el general Müller convertidos en luminarias de la escena política, como si de veras les debiéramos proezas dignas de recordación o como si en algo pudieran emular a aquellos que los antecedieron en el manejo de las milicias.

Hasta ha aparecido un repertorio de analistas especializados en los pasos de los uniformados, rastreadores de botas dispuestos a vaticinar el futuro según se desarrollen los humores en el Estado Mayor, lo cual no deja de ser un nuevo síntoma de degradación.

Convertida Venezuela por el comandante Chávez en una especie de campamento volante, en reino de reservistas, en patio de mandar y obedecer, en serie infinita de tiendas de campaña, en bazar de fusiles y municiones o en lo más parecido a un puente de guerra, los héroes y los villanos del día visten de uniforme para que los contemplemos en su desfile.

Mientras la sociedad lo siga contemplando impasible seguirá en el despeñadero, por desdicha.








TOME NOTA
de la dirección del
Nuevo Portal Principal

www.venezuelareal.org

Más información ...

Calendario

<<   Julio 2007  >>
LMMiJVSD
            1
2 3 4 5 6 7 8
9 10 11 12 13 14 15
16 17 18 19 20 21 22
23 24 25 26 27 28 29
30 31      

Archivos

Suscríbete

Escribe tu email:

Delivered by FeedBurner

Sindicación

Alojado en
ZoomBlog