La blandura de Uribe
Por Venezuela Real - 17 de Julio, 2007, 14:31, Categoría: Política Internacional
Roberto Giusti
El Universal 17 de julio de 2007 Uribe sostiene con Chávez una amistad bajo la cual afloran el resentimiento y la impotencia Blanda, tolerante y afectuosa ha sido, en los últimos años, la actitud de Alvaro Uribe con respecto a Hugo Chávez. Diferentes hasta en el aspecto físico, enemigos naturales separados por todas las diferencias, cabezas visibles de proyectos políticos antagónicos y sólo equiparables en su empeño reeleccionista (exacerbado en el venezolano, mesurado en el colombiano) ambos presidentes decidieron, a partir del affaire Granda, llegar a un modus vivendi mutuamente conveniente y políticamente correcto, pero teñido de la más descarada hipocresía, con Uribe en plan de debilidad mayor. Pese a los vínculos de Chávez con la guerrilla, que Uribe develó con la captura de Granda en territorio venezolano, amén de los reclamos formulados en privado, pruebas en mano, Uribe se vio obligado a condescender por la misma razón que lo han hecho Lula y Kirchner: dinero, que en algunos casos se circunscribe a donaciones o compra de bonos y en el colombiano a un comercio bilateral que sobrepasa los 4 mil millones de dólares, con una balanza comercial ampliamente favorable a Colombia. Baste saber que el año pasado los venezolanos consumieron productos colombianos (desde automóviles hasta ganado) por un total de 2 mil 700 millones de dólares. De forma que el comercio con Venezuela resulta clave para la estabilidad económica de Colombia y ya se sabe cómo, consciente de esta dependencia, en momentos de crisis Chávez ha suspendido el pago, vía Cadivi, a los exportadores colombianos quienes, su vez, han presionado al gobierno de Uribe para que propicie un clima de entendimiento con quien es uno de los mejores amigos de su peor enemigo. Es así como pese a ir contra sus principios, sus intereses políticos y su propia naturaleza de fajador incansable, Uribe se ha rendido ante la realidad para conservar unos ingresos considerados vitales y sostiene con Chávez una relación amistosa debajo de la cual afloran el resentimiento y la impotencia. Aún se ignora cuál será su reacción ante lo que el ex ministro de la Defensa, Fernando Ochoa Antich, ha denunciado como la estrategia chavista (revelada por José Vicente Rangel) en estrambótica rueda de prensa) de convertir a Colombia en el enemigo necesario para oprimir la fibra nacionalista y levantar la alicaída popularidad del presidente, pero seguramente extremará su prudencia y celo diplomático para evitar la locura binacional, aún cuando, pese a la compra de la quincallería bélica rusa, el ejército colombiano luzca mucho mejor dispuesto para el combate. Y si no pregúntenle al embajador colombiano en Caracas, quien se ocupará de mantener el silencio absoluto que, como voto eclesiástico, le han impuesto desde el Palacio de Nariño. |
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