LA CONEXIÓN ARGENTINA
Por Venezuela Real - 9 de Agosto, 2007, 17:47, Categoría: Corrupción
Patricia Torres Uribe / Maye Primera Garcés
TalCual - Portada 09 de agosto de 2007 Guido Alejandro Antonini Wilson es literalmente un alien: no es funcionario argentino ni empleado de Pdvsa, como el resto de sus compañeros de viaje. Y aunque es venezolano, reside en Estados Unidos. Tiene 46 años, nació el 8 de abril de 1961, porta la cédula de identidad número 8.579.325 y está registrado para votar en el Consulado de Venezuela en Florida; Miami, para más señas. Antonini es hoy conocido en la prensa argentina como un "multimillonario excéntrico" y de bajo perfil. Sin embargo, según lo confirma una ronda de llamadas a empresarios vinculados con Fedecámaras, Conindustria y la Cámara de Comercio de Caracas, en Venezuela –y en estas circunstancias, mucho menos– "a nadie le suena el nombre". En los registros del imperio, sin embargo, su nombre sí tiene varias entradas. Según datos publicados por el diario La Nación, posee una propiedad valorada en 1.065.000 dólares que adquirió en el 2004. Se trata de un condominio, ubicado en el 727 del boulevard Cradon (condado de MiamiDade), que es también la dirección bajo la que aparecen registradas cuatro empresas a su nombre: Techmilk Inc.; Venuz Supply Inc.; Global Ads Corp.; y Foxdelta Investments. En todos los casos el objeto legal de las compañías coincide: "Todo y cualquier negocio acorde a la ley". En Venezuela, quienes se atreven a mencionar a Antonini lo vinculan con la empresa Venoco, que hasta 2004 fue propiedad de la familia Pérez Recao. Ese año, la empresa fue adquirida por Franklin Durán, Carlos Kauffmann y la empresa Perfoalca de Daniel Albornoz. Aunque hay quienes vinculan a esta empresa con el chavismo, voces más prudentes –se lee hoy en el diario Clarín– prefieren hablar de la empresa petroquímica como una firma "parachavista"; es decir, independiente pero con buenas relaciones con los rojo rojitos. Refiere el mismo diario que, aunque Venoco negó ayer cualquier relación con Antonini, el misterioso hombre del maletín integra el equipo Venoco 2 –junto a Franklin Durán– en el circuito Gumball 3000, un rallyno oficial europeo para pilotos amateur con fuerza en el bolsillo. (Ojo: Y en el Venoco 1 está apuntado Kauffmann). El nombre de Antonini también lo relacionan con Pedro Guerrero, representante en Miami de la firma Armor Holding, subsidiaria de Global BAE Systems. Según la versión que maneja el diario Clarín, el viaje del alienvenezolano tenía como propósito lograr contratos en Argentina para esta última compañía. ENARSA SE ENGARZA El comunicado que difundió ayer Enarsa para explicar cómo fue que el hombre del maletín fue a parar en su avión privado, fue redactado en la Casa Rosada, a pedido expreso del presidente Néstor Kirchner. El parte de prensa, es el primero que la empresa estatal de energía, homóloga y socia de Pdvsa en la nación austral, emite desde su fundación hace casi cuatro años; y según dijo un alto funcionario del gobierno argentino al diario La Nación, el mandatario esperó que Hugo Chávez saliera para echarle la culpa: "Para Kirchner no era fácil descargar en Venezuela la responsabilidad del episodio con Chávez en el país". Los nueve puntos del documento, parecen confirmar entre líneas la versión. Según la estatal energética austral, la aeronave fue fletada para un viaje ida y vuelta desde Buenos Aires a Caracas, con salida el jueves 2 de agosto de 2007 y regreso el sábado 4 de agosto.Los tres pasajeros que viajaban a bordo venían a Venezuela a afinar los detalles de la construcción, en asociación con Pdvsa, de una planta de licufacción de gas por 400 millones de dólares; en efecto, el trato se consumó en un acuerdo firmado el lunes por los dos gobiernos. El peso pesado del trío de negociadores era Claudio Uberti, "el hombre de los peajes": titular del Órgano de Control de Concesiones Viales y mano derecha del ministro de Planificación argentino Julio De Vido; este último, a su vez mano derecha de Kirchner. Uberti es el cerebro y operador detrás de todos los convenios suscritos entre Argentina y Venezuela, incluyendo las compras de bonos. Su nombre, además, fue sugerido por De Vido para ocupar la Embajada de Argentina en Caracas en 2005, pero el propio Chávez rechazó la propuesta para darle la chamba a Alicia Castro. Cuenta la historia que, en medio de un almuerzo de negocios en Caracas, los interlocutores venezolanos le habrían pedido "una colita" para los cuatro pedevesos y el hombre del maletín. La estatal Energía Argentina SA (Enarsa) insiste en que ninguno de sus empleados, ni siquiera el influyente funcionario público Claudio Uberti, conocían a Antonini. La empresa también hace énfasis en que el hombre del maletín reconoció que el dinero era suyo, pero no menciona que el venezolano no declaró los dólares en la aduana, tal y como lo obliga la ley. Esto se confirma en el expediente levantado por la Aduana, pero que curiosamente no fue dado a conocer a la opinión sino hasta este lunes 6 de agosto. Hay otras versiones, distintas a la de Enarsa, que apuntan a que Antonini habría dicho primero que llevaba libros. Los agentes de aduana desconfiados, le habrían pedido abrir la maleta de mano azul; éste se negó, aludiendo que era parte de la comitiva oficial de avanzada del presidente Chávez. Otros dicen que dijo que era un empresario inmobiliario, que la plata era para un negocio y que Daniel Uzcátegui –hijo del vicepresidente de Pdvsa, que siempre permaneció a su lado– era su sobrino. La fiscal a cargo de la investigación interrogó ayer a los dos funcionarios de aduana y dos agentes de la policía aeroportuaria que presenciaron el hecho. En una parte de las entrevistas uno de los policías habría dicho que los intentaron sobornar y que recibieron amenazas, pero al final se impuso la orden a gritos de la agente aduanera María Lujan Telpk: "Revisemos y hagamos un acta o todos van presos". Antonini terminó por huir. Sin cargos en su contra, pero con el derecho de reclamar la mitad del dinero que le retuvieron el sábado –cosa que no hizo– Guido Alejandro Antonini Wilson partió el martes 7 de agosto de 2007 a las 6:00 de la mañana del aeropuerto de Ezeiza, en el vuelo 1201 de Aerolíneas Argentinas, rumbo a Uruguay. Coincidiría, apenas una casualidad, con la segunda parada de Chávez y su comitiva presidencial. Se desconoce su paradero actual.
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