El caso Antonini: la bitácora de un fiasco
Por Venezuela Real - 19 de Agosto, 2007, 19:38, Categoría: Corrupción
GERARDO REYES
EL NUEVO HERALD 19 de agosto de 2007 En una de las mesas de la panadería Don Pan de Key Biscayne se sentaba en las mañanas Guido Alejandro Antonini Wilson a tomar café con cachitos, unos panecillos venezolanos rellenos de jamón. También era la costumbre de su padre, Don Guido, en la panadería Corazón de Jesús de La Victoria, pueblo del estado Aragua, en Venezuela, que dejó de ser apacible para convertirse en una ciudadela industrial. Antonini debe estar añorando esos días de tranquilidad y anonimato en una isla de 10,000 habitantes donde a nadie le preocupa el pasado del vecino. La justicia y la prensa de por lo menos Argentina, Venezuela, Estados Unidos y Uruguay, están buscando a este hombre para que resuelva un misterio que ya cumplió dos semanas. El misterio del destino final de un maletín con $790,550 que le fue decomisado a su llegada al aeropuerto Jorge Newbery, de Buenos Aires, en la madrugada del 4 de agosto pasado en un vuelo ejecutivo. Su silencio ha sido tan prolongado que las especulaciones sobre el secreto que guarda aumentan con cada día que pasa. Se habla de una contribución electoral a la campaña presidencial de Cristina Fernández de Kirchner; de un negocio de armas y del pago de un soborno; otros dicen que es sólo el saldo que quedó al descubierto de un envío millonario de dinero en efectivo. De lo que sí están seguras algunas personas que conocen su carácter es de que Antonini no es el cerebro de las operaciones refinadas que se le atribuyen. ''Alejandro, a él casi nadie le dice Guido, es como el gigantón del barrio, el gordo buena gente, que uno mandaba a hacer maldades y nunca decía que no'', dijo uno de sus conocidos que pidió no ser identificado. Hasta ahora el episodio del maletín ha producido el despido de sendos importantes funcionarios del sector petrolero de Argentina y Venezuela, y la prensa argentina sostiene que el incidente terminó ensombreciendo el lanzamiento de la campaña de Cristina Fernández, esposa del presidente argentino, en Luna Park la semana pasada. El gobierno del presidente Hugo Chávez, que inicialmente atribuyó el escándalo a una patraña de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) con la colaboración de los medios privados de Venezuela, ha tenido que aceptar que se trata de un caso ''no tan importannte. . . pero ineludible'', según palabras del vicepresidente Jorge Rodríguez. Basándose en testimonios, documentos y entrevistas con fuentes y periodistas así como en artículos publicados en los países que siguen de cerca el tema, El Nuevo Herald reconstruye a continuación la bitácora del fiasco de Antonini y presenta a los personajes que lo acompañaban y aquéllos que han rodeado al empresario en los últimos años. Guido Alejandro Antonini Wilson nació el 8 de abril de 1961 en La Victoria. Su madre Beverly Wilson es una ciudadana estadounidense de 67 años. Dicen que del porte de su mamá, quien mide 5 pies y 6 pulgadas, Guido Alejandro sacó su altura. Antonini es un hombre de tez morena, rollizo y corpulento. ''¡Está como un pipote! Fíjate que me quedé helada con lo que ha engordado ese chamo'', le dijo una vecina al enviado especial de La Nación de Argentina a La Victoria. De su carácter se dice que es un hombre simpático, sencillo y sin mayores pretensiones intelectuales. La madre de Antonini ha registrado direcciones de residencia en Atlanta y Georgia, y en su licencia de conducir figura como su más reciente domicilio un apartamento de primer piso en Crandon Boulevard, Key Biscayne. El padre de Guido, Don Guido, un ingeniero que se dedicó a la política, llegó a ser presidente del Consejo Municipal de Victoria y vive también en Miami. Aparentemente Antonini cursó primaria y bachillerato pero no terminó una carrera universitaria. Contrajo matrimonio el 30 de noviembre de 1991 con Jacqueline Regnault Palacios, a quien algunos documentos de la Oficina del Secretario del Condado de Miami Dade identifican como abogada. En un oficio fechado el 17 de junio del 2005, Regnault recibió un poder de Franklin Durán, amigo venezolano y socio de Antonini, para que lo representara como abogada en la venta del apartamento 902 del condominio Bel-Aire on The Ocean, en Key Biscayne. Por lo menos tres personas entrevistadas por El Nuevo Herald señalan que Durán es uno de los amigos de Antonini con mayor influencia sobre él. Durán, quien cumple 40 años el mes próximo, es descrito como un empresario inteligente, discreto y gomoso de los carros de lujo. Tiene registrados bajo su nombre un Porsche Boxster amarillo modelo 2005 y un bote del mismo año en la dirección de la residencia más fotografiada de Key Biscayne en los últimos días: una casona blanca de dos pisos de Mashta Dr. con un valor de $3.9 millones que tiene vista a uno de los canales de la isla. La dirección aparece en sociedades de Antonini y Durán. Durán esta ligado a dos frentes de negocios lucrativos: las armas y la industria petrolera. De acuerdo con un fallo del Tribunal Supremo de Justicia del estado de Vargas, Durán importó a Venezuela en el 2002, a través de su empresa Ruibal y Durán, 73 subametralladoras marca UZI, de fabricación israelí, destinadas a la dotación de la Policía del estado Cojedes. Las autoridades venezolanas investigaron el cargamento por presunto contrabando pero el tribunal sobreseyó la causa en octubre del 2004. Por el lado petrolero, Durán figura vinculado a la empresa venezolana Perforaciones Albornoz (Perfoalca) que tiene varios contratos con la estatal petrolera PDVSA. Otro accionista de Perfoalca es Carlos Kauffman, amigo de Antonini. Algunos habitantes de La Victoria dijeron a enviados especiales del diario La Nación y El Universal de Venezuela, que Antonini viajó definitivamente a Miami hace unos 15 años. El primer automóvil que aparece bajo su propiedad en los registros de la Florida es una camioneta Toyota que compró en 1994, y que registró en la dirección 575 Crandon Boulevard, Key Biscayne. En mayo de ese mismo año adquirió un automóvil BMW modelo 1989, y en junio creó una de sus sociedades más activas: Venuz Suply, Inc. Ese mismo año su esposa Jacqueline recibió licencia de corredora de bienes raíces. Al año siguiente la pareja compró un apartamento en el 141 Crandon Boulevard (Key Colony), por $234,000. La vida de Antonini aparentemente transcurrió con mucha tranquilidad. Sólo tiene registrada una infracción por traspasar una zona prohibida en una embarcación. Aparte de la deuda de su apartamento tenía otra con la joyería Mayors. En estos años, dicen sus conocidos, Antonini estaba al acecho de cualquier negocio pequeño o grande en el que pudiera obtener un beneficio por su intermediación: exportaba llantas nuevas y usadas a Venezuela, vendía repuestos para carros y tractores y empezaba en el negocio de exportación de armas e implementos de seguridad a Venezuela. Mientras tanto, su esposa se dedicaba a vender casas y apartamentos especialmente a venezolanos que querían invertir en el sur de la Florida. Todo indica que los negocios florecieron con la llegada del presidente Hugo Chávez al poder y la bonanza petrolera que ha vivido Venezuela en los últimos años. En agosto del 2001 los Antonini registraron como dirección el apartamento 807 de The Mark on Brickell, en 1155 Brickell Bay Drive. Un año después compraron, por $606,300, el apartamento 301 de Lake Villa One en el condominio Ocean Club. Antonini aparece también como propietario del apartamento 305 del condominio Key Biscayne Ambassador, un edificio mucho más modesto construido en 1975 sobre la avenida principal de la isla, Crandon Boulevard. Ese mismo año constituye la sociedad Defensa y Tecnología en Venezuela para la ''venta, distribución, exportación e importación de armamento militar y policial'', según el diario El Mundo de Caracas. Durante el 2003, Antonini aumentó su portafolio con la creación en la Florida de Global Ads Corp y la fundación en agosto de Techmilk junto a Wladimir Abad, un piloto venezolano quien declaró esta semana a Unión Radio 1210 de Miami que se dedicaba al registro de sociedades pero que no participaba en la actividad de las mismas. ''A mí me parece que es un empresario de negocios totalmente legal. Estoy en shock'', dijo Abad al referirse a Antonini en una entrevista con el periodista Julio César Camacho. En agosto, Abad ayudó a Antonini a abrir otra empresa, Techmilk. Allí Abad aparece como vicepresidente pero insistió en que no está al tanto de sus negocios. A fines de año Antonini creó, junto con su amigo Durán, Fox Delta Investments Inc. Su flota de automóviles subió de nivel desde el 2004. En enero se compró un Hummer modelo H2 del año y en marzo un Porsche Cayenne azul del año. Recibió el 2007, regalándose un Porsche blanco y un Range Rover Supercharge. Para sus negocios de bienes raíces su esposa Jacqueline creó la sociedad Antsai Investments. Jacqueline y Antonini aparecen vendiendo en el 2005 un apartamento de su propiedad en el 6515 de Collins Avenue por $387,500. El 2006 fue un año de varios viajes a América Latina, incluyendo visitas relámpago a Uruguay y Argentina en marzo, abril y junio a bordo de aviones privados y vuelos comerciales. El viaje que cambió su vida se dio así: Jueves 2 de agosto. 9:04 p.m. Sale del Aeroparque de Buenos Aires el avión Cessna Citation de matrícula estadounidense N5113S con destino a Caracas. La aeronave fue rentada por la compañía estatal Energía Argentina, S.A. (Enarsa) a Royal Class, una empresa en cuya junta directiva figura Pablo Yabrán, hijo de Alfredo Yabrán, un controversial empresario que fue investigado por la muerte de un periodista en Argentina. Oficialmente el vuelo tenía como objetivo, según Enarsa, llevar a funcionarios encargados de firmar un acuerdo relacionado con la infraestructura necesaria para el suministro de gas natural licuado a la Argentina. A bordo del avión iban: • Exequiel Espinosa, presidente de Enarsa. • Claudio Uberti, director del Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi) de Argentina, quien actuaba como el enlace entre los gobiernos argentino y venezolano en los proyectos energéticos conjuntos. • Victoria Bereziuk, secretaria de Uberti. Aparece en la portada de la revista Noticias que circula esta semana con la siguiente descripción: ``Bereziuk, una rubia de 29 años criada en una casa de familia acomodada de Martínez, que antes de llegar al Occovi había trabajado en una empresa de servicios fúnebres y en la productora televisiva de Gastón Portal, hoy se perfila como la llave con la que los jueces esperan desentrañar el escándalo de Aeroparque''. Viernes 3 de agosto. 7:15 p.m. El avión sale de Caracas con cinco pasajeros más, todos venezolanos. La forma en que se aumentó el cupo de los pasajeros es objeto de toda clase de especulaciones que van desde la que sostiene que fue un favor que los venezolanos pidieron a última hora hasta la que afirma que fue concertado con anticipación. ''Es algo absolutamente habitual que los funcionarios de un gobierno a otro, aprovechando un vuelo oficial de regreso, le pidan que lleven a alguien'', explicó Alberto Fernández, jefe de gabinete del gobierno argentino. Los nuevos pasajeros fueron identificados como Antonini; Nelly Esperanza Cardoso Sánchez, asesora jurídica de PDVSA; Daniel Uzcátegui Spetch, el hijo de 19 años de Diego Uzcátegui Matheus, director gerente de la oficina de la presidencia de PDVSA en Venezuela y presidente de PDVSA en Argentina. ''Hombre discreto, afable y de buen trato, Uzcátegui ha conseguido mantenerse imperturbable a la diestra de los últimos cinco presidentes de PDVSA, sin que nadie que haya trabajado cerca de él pueda recordar su rostro'', escribió Patricia Torres del diario Tal Cual, de Caracas. También iban Wilfredo José Avila Driet, de la Oficina de Protocolo de PDVSA y Ruth Behrens Ramírez, también funcionaria de PDVSA. Sábado 4 de agosto. 2:38 a.m. El avión aterriza en el Aeroparque. Hay versiones que indican que originalmente intentó estacionarse en una rampa contigua que estaba ocupada por el avión presidencial Tango 1. Antonini registra como dirección en Buenos Aires la de la compañía de alquiler del Citation. Uno de los pilotos explicó al diario El Clarín que fue él quien llenó durante el vuelo los formularios de inmigración porque todos los pasajeros estaban a esa hora dormidos. De acuerdo con el periodista argentino Jorge Lanata, Antonini pasó la valija por el aparato de rayos X. La oficial María Luján Telpuk, de la Policía Aeroportuaria, preguntó: "¿Esta de quién es?'' Antonini respondió, diligente: "Mía''. "¿Qué lleva en la valija?'' "Libros y papeles''. "Abrala, por favor''. Antonini dio un largo suspiro. ''¿Estos son los papeles?'', preguntó la oficial. "Y sí''. "¿Cuánta plata es?'' "$60,000''. Antonini Wilson miró a su alrededor y los funcionarios argentinos ya no estaban. Sólo quedó, a su lado, Daniel Uzcátegui, hijo del vicepresidente de PDVSA. Oficiales de la policía y de aduanas contaron los billetes de 50 que sumaron $790,550. Al terminar la operación de conteo, Antonini hizo un comentario aparentemente jocoso pero le resultó muy caro, pues de la interpretación de sus palabras depende la definición de si aquello fue un delito o una infracción. Según fuentes citadas por los medios argentinos Antonini dijo que ahora que eran ocho los oficiales que estaban frente a él, alcanzaba para repartir la valija de a $100 |
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