La Constitución totalitaria
Por Venezuela Real - 19 de Agosto, 2007, 17:48, Categoría: REFORMA CONSTITUCIONAL
SIMÓN ALBERTO CONSALVI
El Nacional 19 de agosto de 2007 Jorge Ibargüengoitia, el gran novelista mexicano, llamaría a estos avatares los "relámpagos de agosto". Desde la medianoche del miércoles 15, Venezuela entró en el torbellino de las reformas constitucionales que, de manera arbitraria y en pugna con lo que consagra la Carta bolivariana de 1999, se llevarán a cabo contra viento y marea. Al presentarlas ante la Asamblea Nacional, el Presidente de la República alegó que después de siete años, ya era hora de reformar la "mejor Constitución del mundo". Así culminó la primera etapa, signada por el secretismo y la clandestinidad. Ya están escritos los pasos del calvario de la democracia que han de conducirnos desde ahora hasta su aprobación en el llamado "referéndum popular" que en toda lógica debería llevarse a cabo el 15 de diciembre para celebrar el plebiscito del general Pérez Jiménez, por ser el más fiel de los precedentes. Hay una íntima vinculación entre el plebiscito de 1957 y las reformas constitucionales de este impredecible 2007, además de que ha transcurrido medio siglo, desde aquellos palos de ciego. Al reformar la Constitución democrática de 1947, la fraudulenta Asamblea Constituyente de 1953 no logró borrar su conquista fundamental, la elección universal, directa y secreta del presidente de la República, ni la prohibición de la reelección inmediata. No se atrevieron a adulterar el gran avance político que en Venezuela significó la elección directa, y la prohibición de eternizarse en el poder. Algo similar ocurrió en 1999: el aspirante al poder absoluto no consideró prudente (entonces) poner las cartas autocráticas sobre la mesa. Repitió la experiencia de Pérez Jiménez: "En el camino se enderezan las cargas". Mal le salió a Pérez Jiménez su intento reeleccionista. Todo hace suponer que estas reformas serán aprobadas por la Asamblea Nacional, tal como lo determinen, ordenen y dispongan los dictámenes del único y gran beneficiario. Nada hace suponer que, con este Consejo Nacional Electoral, el Registro y las milicias armadas bolivarianas, el Presidente no reclame la victoria para sus reformas, y entre todas la que más lo desvela: la reelección indefinida. El poder vitalicio. Así está escrito. Es la primera vez que una Constitución venezolana consagrará la reelección inmediata e indefinida. Reconozcamos que Juan Vicente Gómez tuvo más escrúpulos, pues simulaba alejarse cuando lo consideraba aconsejable o las circunstancias internacionales lo presionaban. Se quedaba en la Comandancia del Ejército, pero nunca presumió de quedarse un siglo en la Presidencia. Ahora se trata de una Constitución totalitaria, a la medida del nuevo "gendarme necesario". Así tendremos la concentración de los poderes del Estado, y el control discrecional de la riqueza petrolera, en las manos del demiurgo que pretende consagrarse como el árbitro exclusivo de nuestro destino. En resumen, adiós al Estado democrático. Adiós a las regiones. Adiós al sueño federal (si es que alguna vez lo tuvo) de Ezequiel Zamora. La "geometría del poder" no será sino la metáfora de la anulación de las regiones, y de los gobernadores electos popularmente. Habrá un número variable de enclaves con la denominación de "territorios federales", regidos por vicepresidentes de libre designación y remoción, que serán los instrumentos de la centralización más absolutista de que se tenga noticia. Serán los virreyes del nuevo orden, con poderes civiles y militares, "territorios federales" que serán fundamentalmente fortalezas y arsenales. Es la geometría de la dominación absoluta. Pasaremos de un Estado democrático a un Estado socialista, militar y petrolero, rentista, de economía centralizada y confiscatoria. Sin propiedad privada. Sin libertad de expresión. Sin garantías ciudadanas. Los vicepresidentes serán, en efecto, los virreyes de este sistema monárquico; administrarán y controlarán los grandes presupuestos y canalizarán las obras fundamentales. Como es impopular anular la gran conquista de las regiones que garantiza el pluralismo político, como esa de elegir a sus gobernantes, no se negará en teoría, pero se anulará la figura del gobernador. Al 28 texto constitucional que será aprobado por la Asamblea Nacional, y aclamado por el "referéndum popular", (salga sapo o salga rana), le deberemos que Venezuela sea la negación de lo que siempre aspiró a ser. Volveremos a los tiempos del "gendarme necesario". Marxistas trasnochados en vez de positivistas. Ni Páez, ni Monagas, ni Guzmán Blanco, ni Crespo, ni Castro ni Gómez, ninguno desafió con mayor atrevimiento a las pacientes ovejas del paraíso del petróleo. En suma, un país vejado. |
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