Los caminos de la libertad (y III)

Por Venezuela Real - 20 de Agosto, 2007, 16:04, Categoría: Política Nacional

ARMANDO DURÁN
El Nacional
20 de agosto de 2007

Ni Sartre, ni Marx.

Puro Chávez. A lo sumo, con una referencia retórica, acto cultural mediante, pero de subido tono ñoño y pueblerino, al Bolívar enfrascado en la tarea de despejar la misteriosa incógnita de la libertad. O más bien, del hombre en libertad.

Empeño, proclamó Chávez, de su esfuerzo revolucionario.

De ahí que para él sea lo mismo, eso dijo, el supuesto grito de "libertad o muerte" lanzado por Bolívar a los cuatro vientos de su tiempo desde la cima del Monte Sacro, que el "patria o muerte" cubano, incongruente importación de un modelo de sociedad que ha fracasado rotundamente y que al parecer no sobrevivirá al último suspiro de su fundador.

Según explicó Chávez el pasado miércoles al presentarle al país su proyecto de constitución socialista de Venezuela, reforma según él a la de 1999 porque entonces no estaban dadas las condiciones para avanzar tan a fondo en su propósito de subvertir el orden establecido, de lo que se trata es de transferirle al pueblo el poder que hasta ahora habían usurpado la oligarquía y su amo imperial. En esta nueva geometría del poder que se irá implementando en la medida que se vayan rompiendo las viejas cadenas políticas y económicas para crear un Estado y una sociedad nuevos, se irá instalando en Venezuela el sexto y decisivo poder, el Poder Popular, encargado de enterrar el pasado para siempre. Si no es capaz de hacerlo, es decir, si el pueblo no logra romper esas cadenas que le arrebatan su libertad desde hace siglos, entonces, el proyecto revolucionario de hacernos finalmente libres se habrá acabado.

De acuerdo con este razonamiento, a Chávez no le basta que los venezolanos nos comprometamos colectivamente con el ideal de una sociedad más justa. Sartre y su socialismo "respetuoso" no tienen cabida en este concepto revolucionario que reduce la noción de libertad a la creación de nuevas formas de propiedad, única manera de garantizar la inclusión social de todos los ciudadanos y la igualdad de las clases sociales. En la práctica, se trata de que Venezuela, a partir de esta nueva visión política del mundo, marche hacia la construcción de un Estado comunal, en el que el pueblo tenga todo el poder en sus manos y lo ejerza, directamente, sin delegarlo en otras instancias institucionales.

Dentro de este nuevo Estado, se hace imprescindible la unidad política de toda la población, la cual, a su vez, exige la unidad territorial del país.

Desaparecerán, pues, las divisiones geográficas, los poderes autónomos generados por el proceso de descentralización, la independencia de organismos como el Banco Central, que pasarán a depender de la dichosa organización del Poder Popular, las comunas, definidas por Chávez como "las células geohumanas del territorio", con los autogobiernos comunales, expresiones de una presunta democracia directa, y núcleos básicos del futuro Estado socialista venezolano. En otras palabras, no sólo desaparecerá la actual estructura económica del país, basada en la propiedad privada y las normas capitalistas del mercado, sino que también desaparecerán los poderes constituidos a nivel local, regional y nacional para dejar como único poder real al poder constituyente originario, es decir, el pueblo, cuya única personificación posible será el Presidente de la República, es decir, Chávez, quien al encarnar la voluntad de ese pueblo, será por definición su único representante e interlocutor.

Dentro de esta interpretación de la libertad socialista, el papel de la Fuerza Armada, ahora Bolivariana, jugará un papel decisivo. En su nueva condición de cuerpo "patriótico, popular y antiimperialista", integrado a un nuevo y quinto componente, las Milicias Populares Revolucionarias, el mundo castrense pasará a ser la correa de transmisión entre gobernantes y gobernados, valga decir, entre el propio Chávez y el pueblo. Con lo cual, el diseño nazi del poder en la versión ceresoliana, ¿lo recuerdan?, Chávez, el ejército y el pueblo, muy pronto pasará a ser la nueva y única estructura institucional de Venezuela. Sin nada que ver tampoco con Marx, a no ser para sostener que sólo en el socialismo es posible la democracia, un objetivo imposible de alcanzar en el marco de una sociedad capitalista.

Este es el escueto camino hacia la libertad que le impondrá Chávez a Venezuela. Bienaventurados quienes crean que ahora queda abierto el debate. De ellos será el reino de los cielos.

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