Moral militar
Por Venezuela Real - 14 de Septiembre, 2007, 17:22, Categoría: Temas Militares
LUIS PEDRO ESPAÑA N.
El Nacional 14 de septiembre de 2007 Son muchas las cosas de este gobierno que caen pesadas, pero hay una en particular que resulta particularmente irritante. Es el caso del rasgo militarista, el cual no sólo no se disimula, sino que parece estar por encima de las diferencias doctrinarias que subyacen al régimen y que permite que convivan propuestas reaccionarias junto a otras pseudos-revolucionarias. Nos estamos refiriendo a cierta soberbia militar que estigmatiza y segrega a los civiles. Se supone que los primeros actúan conforme los designios de la "voluntad general" que les ha sido revelada en los cuarteles, mientras que los segundos actuamos guiados por nuestras simples, y probablemente bajas, pasiones. Para el militarismo gubernamental nosotros, los civiles, no somos herederos de la gesta emancipadora y, al no estar facultados para asimilar los verdaderos intereses del país, pertenecemos a una subclase que se diferencia entre una minoría aprovechadora, que dan por llamar oligarquía, y otra mayoría de humildes e inconscientes civiles que normalmente denominan pueblo. Semejante concepción de país es lo que explica algunas propuestas que forman parte del más puro catálogo de ideas reaccionarias que de tanto en tanto aparecen para sorpresa de la opinión pública. Primero fueron los intentos de esterilización masiva en los barrios, luego un rosario de absurdas ideas que asociaban los problemas de la basura, la corrupción, la ineficiencia gubernamental a la conciencia individual de los involucrados, ahora es lo que llaman "moral y luces", es decir, un lineamiento de política, del cual cuelgan un sin fin de prejuicios y chovinismos de factura gorilesca. Ya en las alocuciones presidenciales se deja ver el deseo beato por regular fiestas, alcohol, loterías e indumentarias femeninas. Pero es en las iniciativas de los subordinados donde las libres interpretaciones de "la moral y las luces bolivarianas" adquieren formas aun más discriminatorias para con grupos poblacionales específicos, llámense mujeres, pobres, homosexuales, extranjeros o cualquier otro distinto al estereotipo mestizo militar. Dos piezas recientes del pastel reaccionario de este gobierno moralizante lo constituye, por una parte, la campaña publicitaria machista que pretendió responsabilizar a las mujeres como las causantes de la violencia de género y, otra más reciente, vinculada a la reforma del registro civil. Del primer caso, unas cuantas aguerridas damas se ocuparon de los complejos machistas del gobierno; de la nueva ley de registro civil nos ocuparemos en lo que resta de artículo. Tal y como ocurrió en Argentina, bajo la dictadura militar y con la complacencia de la iglesia católica, ahora en Venezuela los padres no decidirán el nombre de sus hijos. La medida se toma en razón de limitar la inventiva nominativa que se tiene para con la prolilla. Kelvin y Yuseluz no podrán llamar a su primera hija Yusevin, ni con ninguna otra combinatoria de sílabas que podrían hacer con sus nombres. Aduciendo cualquier cosa que puede desprenderse de la Lopna, el Estado cercenará uno de los pocos actos de autonomía que le va quedando a los más humildes. Podría ser cierto que los intrincados nombres con rebuscadas letras del alfabeto pueden estigmatizar socialmente, pero ello ocurre en los dos sentidos. No sólo está claro que Yuviretzi es de extracción popular, según ese patrón, también es cierto que María Carlota o Camila son par de sifrinas. Meterse con los nombres, pretender regularlos, suponer que unos son aceptados, es segregacionista, racista y clasista. Como lo es todo intento de moralización desde el Estado, como lo es la moral militarista que nos está gobernando, y que denominan el tercer motor constituyente. |
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