Hitler, Chamberlain, Chávez y los líderes bobolongos
Por Venezuela Real - 24 de Septiembre, 2007, 17:38, Categoría: Imagen gobierno / Chávez
Martha Colmenares
Diario de América 24 de septiembre de 2007 En Venezuela, a los defensores de la democracia nos está llevando al infierno la insistencia en lo imposible: Apaciguar a Lucifer encarnado en Hugo Chávez. ¿Qué es apaciguar? Es cuando en vez de no transigir se cede con la esperanza de que el otro se quede tranquilo. El problema de ceder, es que se puede interpretar como debilidad; y en vez de apaciguar, lo que hace es exacerbar las ambiciones de un abusador. Y Chávez es un abusador que goza un mundo con los líderes bobolongos venezolanos que pretenden apaciguarlo, esos llamados electoreros que de derrota en derrota aun se manejan como si se tratara de un juego de arlequines en una democracia. Hay un buen ejemplo de las nefastas consecuencias que tiene la estrategia del “appeasement”, como se le llama en inglés, que es la experiencia de Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial. Antes de Winston Churchill, el Primer Ministro de Inglaterra era un tipo muy fino y sofisticado, pero bobolongo, Neville Chamberlain. El fue el gran culpable que la Segunda Guerra Mundial hundiera hasta más nunca a Inglaterra y el imperio, porque la verdadera guerra hubiera sido la de Hitler versus Stalin. Hitler, por si no lo sabían, era anglófilo, él era de la opinión de que los Anglo Sajones eran los primos hermanos de los Arios alemanes, que la verdadera pelea era contra el comunismo Eslavo, contra una raza netamente inferior, la Eslava. Pero como Chamberlain era tan blandengue, en vez de poner la raya en la anexión de Austria, dejó que Hitler se cogiera la parte étnicamente Alemana de Checoslovaquia (Sudetenland), y entonces vino la conferencia de Münich, en donde Inglaterra indignada le exigía a Hitler que ya no más anexiones; y Hitler berrinchaba “Lebensraum” (espacio vital para la expansión de la raza Aria). Pero como Chamberlain no tuvo guáramo, para tratar de tranquilizar a Hitler, lo complació con la Sudetenland. Regresa a Londres con el papel firmado por Hitler y bajándose del avión, muy ufanado, se lo muestra al público: “Hemos conseguido la paz con honor” (Existe el video). Aquí Pero Hitler (correctamente) entendió la actitud de Chamberlain como debilidad. A la postre, “The Münich Agreement and Appeasement”, en vez de pararlo, lo alentó a cogerse toda Checoslovaquia, cosa que pronto hizo. Es suficientemente malo postergar una pelea que se tiene que dar de todas maneras cuando tu enemigo se está fortaleciendo más rápido que tú, pero en este caso fue mucho peor. Porque cambió las reglas de juego. Era a la Unión Soviética de Stalin a quien le correspondía naturalmente defender una posible invasión de Polonia, porque si no lo hacía, era “cuchillo para su propio pescuezo”; pero como Inglaterra fue blandengue, a la postre tuvo que trazar la raya en Polonia; y Hitler invade Polonia, y es Inglaterra, y no Stalin quien tiene que salir en su defensa. Entonces viene Stalin, y en vez de decantarse por el lado de los ingleses, se reparte en el tratado “von Ribbentrop-Molotov” Polonia, y hasta surte de petróleo a la maquinaria de guerra Nazi. Las consecuencias son evidentes: La obsesión de apaciguar, lo que condujo fue a que Inglaterra tuvo que soportar el grueso de la guerra contra Hitler desde el principio. Para cuando la guerra termina, ya no había Imperio Británico, se había consumido en 6 años de guerra total. Precedentes que de nada han servido a la historia venezolana empeñada en tratar de apaciguar a Chávez. Harto fastidioso por demás, tener que recordar lo que siempre pasó y aun pasa, cuando Chávez venía o viene con un berrinche y para que se tranquilice transigimos en el chantaje. En sus primeros días de gobierno se le aceptó lo de la “Ley Habilitante” y lo del carácter “originario” de la constituyente. “Cada 5 minutos se muere un niño de la calle, y es culpa del Congreso que no me da la ley habilitante para resolver los problemas de Venezuela” –decía Chávez-, y viene el congreso a darle la habilitante para apaciguarlo. Entonces, ¿Qué hizo Chávez? ¡Nos cobró el cheque en blanco! Se aprovechó para derogar el congreso, se inventa el plan Bolívar 2000 y puso a los militares a expender pollos en mercados populares que lo único que sirvieron fue para corromper las Fuerzas Armadas. Y nombra a sus incondicionales en el Tribunal Supremo de Justicia, en la Asamblea Nacional, en el Consejo Nacional Electoral, en los demás poderes públicos. De allí en adelante somos Chávezuela. Y la lección no se aprendió. Llegó el momento de la batalla del revocatorio. En vez de pelear enconadamente contra todas las arbitrariedades, dejamos que los dirigentes nos vendieran la idea de aceptar hasta lo inaceptable, porque “según”, igualito lo teníamos ganado. Hasta que tanto “appeasement”, concluyó con la gran traición, el otro fraude consumado, la consecuente “derrota total” en las elecciones del 3 de diciembre del 2006 que permitieron la reelección de Hugo Chávez. Ahora, cuando toca enfrentar el golpe constitucional, hay que denunciar que en Venezuela abundan estos “Chamberlains”, que siguen jugando a complacer a Chávez para apaciguarlo. Estos líderes bobolongos continúan la insistencia en lo fútil. No han asumido que eso no sirve. Con Chávez no hay política de apaciguamiento que valga, por eso ha sabido triunfar sobre esa debilidad. Y se atreven a convocar a votar aunque con el cuentito de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) “no es confiable”’. ¡Por favor!, tamaño “understatement”, eso es bobería absoluta. Pero que ¡desfachatez más inusitada!, seguir empujando a participar en elecciones aceptando que el CNE haga lo que le da la gana. Un poder electoral secuestrado, la máxima expresión de la delincuencia autorizada, pagada y gobernada por un tirano. Insistencia que pudiera resumirse en la frase “bobolongos versus Lucifer”. Me lleva a la pregunta del “¿Por qué lo harán?”. Tendría dos respuestas. O porque son bobos en verdad verdad, y cuidado con eso, los tontos pueden tener bastante talento para ser malvados. O no quieren hacer nada recio, no tienen el coraje. Pudiera tratarse de una conspiración para negociar, no digamos ni siquiera una cuota de poder, sino migajitas de cuota de poder que les permita disfrutarla en la tiranía perpetua. En el primer caso, es triste, en el segundo, es indigno. Quizás lo que nos queda en Venezuela como previo, sea simplemente la dignidad de entender de una vez por todas que no podemos elegir nada, absolutamente nada por vía electoral. ¡Ya basta! Es el momento de no ser más blandengues, de no ceder más en nada, del “hasta aquí” con nuestros chambones “Chamberlains”. No podemos permitir otra lobotomía colectiva, dejamos que esos bobos sin riñones nos entontecieran conque dizque “estaba blindado”, que estaba seguro el triunfo en esos procesos electorales, mientras que Lucifer se agigantó en poder hasta incluso más allá de Venezuela. Pues lo que sirve para destronar a Chávez es lo contrario, las posturas recias. Gente con guáramo. Porque él es un cobarde que cada vez que se le pone la cosa chiquita arruga. Hablemos entonces de la resistencia, del cómo organizarla para impedir la reforma constitucional. A estas alturas, la deberíamos estar organizando. Si nos reprimen, lo habremos intentado. Pero hay que decidir entre apaciguar a Lucifer, o desautorizarlo. |
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