Expulsado el whisky del PUSV
Por Venezuela Real - 3 de Octubre, 2007, 18:13, Categoría: Imagen gobierno / Chávez
Elides J. Rojas L.
El Universal 03 de octubre de 2007 La buena vida no es compatible con la revolución. Señores, a devolverlo todo ya Tiene toda la razón el jefe máximo e indiscutible del proceso. No estamos ante la revolución del whisky, ya expulsado del PUSV junto a la Hummer y el Audi. Vivimos, nada más y nada menos, que la revolución del gamelote y de la paja loca. Por decreto directo y divino del comandante de todos los comandantes, comenzamos el año escolar de manera perfecta. Todas las escuelas, liceos y universidades en excelente estado. Tanto que no parecen de aquí. Más bien parecen escuelitas bolivianas, colegios del Bronx o institutos cubanos. Por mandato celestial del comandante de todos los comandantes, comenzamos el proceso de convertir el bolívar debilitado por la pandilla de la cuarta en el bolívar fortalecido por la pandilla actual, la rara generación de militares comunistas, la extraña especie de líderes compuesta por soldados pacifistas, banqueros comunistas, inversionistas de izquierda, vivarachos traficantes de influencias, importadores fraudulentos con dólares de Cadivi y hasta empresarios socialistas. Qué clase de revolución es una que involucra a la muestra más representativa del jalamecatismo, del chuleo, del oportunismo y del choreo criollo. Dice el comandante de todos los comandantes que un revolucionario de verdad se ubica a la derecha de Orión, flotando muy cerca de la Osa Mayor, con ticket garantizado para la sección VIP del cielo rojo rojito, donde ya está desde hace mucho el casi santo Ernesto Che Guevara y donde estará muy pronto, con absoluta seguridad, el elevadísimo sabio y mártir Fidel Castro. No es computable, pues, para una cabeza revolucionaria, inocente, pura, alejada de los más cochinos vicios terrenales y donde sólo es concebible la armonía y el amor, que sus congéneres de proceso anden en una eterna juerga de whisky, rumba, camionetotas, Audi, Hummer, fiesta de quinceañeras con fuegos artificiales, cadenas de tiendas de alta costura, caballos de carreras, relojes de cinco mil dólares en adelante, cajas de cachivaches comprados en Nueva York, maletas de dólares abandonadas en plena guerra asimétrica, legítimos Habanos marcados en euros fuertes, tenientes y capitanes comprando Mercedes billete sobre billete. Al jefe inmaculado no le es posible entender que un central azucarero se chupe miles de millones y no arranque, no le cuadra que un funcionario del tipo héroe del proceso tenga en su casa una máquina para contar billetes, no le entra que los hijos de los próceres no aguanten tres meses de beca en el exterior antes de meterse en líos de tragos y desórdenes de lo más capitalistas. Para esa mente perfeccionista y exigente es inconcebible que muchos de los colegas de golpismo revolucionario hayan olvidado los tiempos de alpargata, arañitas y desayunos de arepa con margarina para entrar al mundo de la oligarquía. Pero se hace el loco. Así cualquiera se queda hasta el 2031. |
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