Consumismo del siglo XXI
Por Venezuela Real - 9 de Octubre, 2007, 17:58, Categoría: Corrupción
ANDRÉS CAÑIZÁLEZ
El Nacional 09 de octubre de 2007 Más allá del discurso oficial, que enarbola las banderas del socialismo, este tiempo en Venezuela –en realidad– es el del consumismo del siglo XXI. La tendencia consumista del venezolano, especialmente en tiempos de bonanza petrolera, no es una novedad, pues fue la misma expresión desbordada que se vivió en los setenta, para luego sufrir la resaca de los ochenta y pasar por la constricción de los noventa. El método inclusivo del gobierno bolivariano, en los sectores más pobres, lo que en realidad está es ensanchando el consumo, y parece ser el mercado el punto de encuentro, no el trueque ni las sesudas discusiones posmarxistas de algunos centros de reflexión. Los pobres están siendo incluidos con el consumo, pero no para construir un modelo socialista o cooperativo, sino exclusivamente individual, signado por la simbología de las marcas masivas, lo cual sucede del mismo modo en las altas esferas gubernamentales con la adquisición de bienes y servicios de niveles premiun. El consumo es parte del fuero íntimo de cada individuo. Compro lo que necesito, pero también compro lo que creo me es indispensable, o compro aquello que me hace sentir bien. Todo un mundo de subjetividades, en las que no cabe una verdad absoluta. En el nuevo sector de una burguesía que crece a ritmo vertiginoso en número y volumen de riquezas, también la ola de consumo está desatada. Tan desatada que llegan a los oídos del Presidente los índices alarmantes de consumo en bienes absolutamente suntuarios: las famosas camionetas Hummer y el escocés mayor de edad, es decir con 18 años de añejamiento. La oleada de riqueza de hace tres décadas, con los adecos, impuso el consumo del whisky de 12 años, y el Mercedes Benz fue el ícono de una nueva clase en el poder. Ahora, en tiempos que se dicen socialistas, Venezuela está a la cabeza de las importaciones del escocés, pero con seis años más de añejamiento, y las camionetas gringas ruedan por todos lados. Son los nuevos símbolos de estar en el poder. El presidente Chávez se pregunta, y con razón, qué clase de socialismo es este. Pues parece no serlo, o es otra cosa. Es este consumismo del siglo XXI, que está amparado no sólo en el reparto entre los más pobres de ayudas sociales y becas a través de las misiones, sino que tiene como su pivote –contradictorio, sin duda– a una clase enriquecida con el ejercicio del poder, y parte de una clase media-alta (otrora opositora) también dedicada al festín consumista. En la danza de los millones, nadie en el entorno presidencial recuerda que los magistrados del máximo tribunal devengan sueldos y dietas que sobrepasan los 30 millones de bolívares, al mes. Lo cual equivale a más de un salario mínimo por día. Toda una contradicción con el valor socialista, ¿o no? También se olvidó que el PUSV recibiría las donaciones de los altos jerarcas de gobierno, y que sólo soltaron como donativos algún carro viejo, libros, poemas y tiempo que dedicarían al proyecto. Todo ello nos habla de una época. De una especie de doble moral, que retrata muy bien esa escena: es el ministro-presidente de Pdvsa diciendo que debe leerse al Che Guevara, y regalando entre los ejecutivos de la petrolera las obras del líder revolucionario, pero sin renunciar a todas las prebendas y beneficios que emanan del poder, para predicar con el ejemplo sobre el hombre nuevo en un sistema socialista. ¿O sería capaz el ministro-presidente de Pdvsa de renunciar a su abultadísimo sueldo mensual para realmente hacer el socialismo? Gracias a tales contradicciones, en un país atravesado por el consumismo, a veces desenfrenado, el socialismo parece estar en otro lado. |
Temas
Calendario
Archivos
SuscríbeteSindicaciónEnlaces
|