Rómulo y el Che
Por Venezuela Real - 20 de Octubre, 2007, 11:29, Categoría: Testimonios
Fernando Luis Egaña
Correo del Caroní 20 de octubre de 2007 En estos mismos días se cumplieron 26 años de la muerte del expresidente venezolano, Rómulo Betancourt, y 40 años de la del guerrillero argentino, Ernesto "Che" Guevara. La revolución bolivarista, como era previsible, trató de botar la casa por la ventana conmemorando al Che, y el propio señor Chávez intentó insultar la memoria de Betancourt con sus procacidades de ocasión. Para la Miraflores rojiza, la figura nacional de Betancourt es una especie de símbolo maléfico que debe ser desterrado de la historia venezolana, mientras que, muy por el contrario, la leyenda foránea de Guevara debe ocupar un lugar principal en los "altares de la patria" y debe ser un modelo para los niños y jóvenes de Venezuela. Vaya inspiración, porque un buen amigo me hizo llegar uno de los postulados más conocidos del pensamiento del Che Guevara, planteado en su "Mensaje a la Tricontinental", en mayo de 1967: “El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierten una efectiva, selectiva y fría máquina de matar…un pueblo sin odio no puede triunfar"…. Por otra parte, es de lo más curioso el nacionalismo que dicen profesar los jerarcas de la denominada revolución, porque se encandilan ante un musiú, llámese Fidel Castro, Mahmoud Ahmadinejad o Sean Penn, al tiempo que se ponen histéricos ante la importancia innegable de valores venezolanos como el de Rómulo Betancourt. Y no se trata de convertir a Betancourt en un beato de la democracia ni mucho menos; como tampoco es admisible que el Che Guevara pase a formar parte del abecedario escolar. Los extremos tienden a ser caricaturas de la realidad y por lo general sólo sirven para justificar el fanatismo o la ignorancia. Que de ambos, por cierto, tiene mucho el neo-fascismo de boina colorá. Más que lamentable es trágico que personalidades muy propias de la historia moderna del país, como es el caso de Rómulo Betancourt, cuya biografía es inseparable de la marcha del pueblo venezolano hacia la democracia, pretendan ser "exterminadas" de la conciencia nacional por cacúmenes del oficialismo, tipo mísis Gollinger o el zeñó Monedero. Como si la Generación del 28, o la fundación de AD, o el 18 de Octubre de 1945, o el Trienio, o la resistencia a la dictadura, o el 23 de Enero de 1958, o el reinicio de la democracia pudieran ser tapados con el dedo de un mandamás, por más rollizo que sea su poder. Y lo mismo debe decirse de ese afán enfermizo por exaltar al Che Guevara casi a la diestra de Simón Bolívar entre los constructores de la nación venezolana. Delirio de la peor especie que no sólo pinta de cuerpo entero al régimen de Chávez en su demencia intrínseca, sino que también desnaturaliza la bien lograda identidad internacionalista de Guevara de la Serna. Total que para los "pesaos" de la revolución, el guatireño Betancourt es un demonio y el cordobés Guevara una deidad. Eso no es historia sino historieta, y vale tanto como el efluvio en el chinchorro, para no decirlo en el lenguaje de Rómulo. |
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