LOS DELINCUENTES SON MÁS AGRESIVOS Y REBASAN TODOS LOS LÍMITES
Por Venezuela Real - 21 de Octubre, 2007, 10:36, Categoría: Seguridad/Inseguridad
DAVID GONZÁLEZ / Eleonora Delgado
El Nacional 21 de octubre de 2007 El secuestro tiene nuevas reglas En los últimos 27 años, más de 2.400 venezolanos denunciaron casos de plagio ante las autoridades: la mayoría ocurrió a partir del año 2000 . Al menos 80 personas permanecen en cautiverio Alirio Guerrero, fabricante de mangueras en La Grita, Táchira, tiene a sus hijos José Martín, de 24 años de edad, y María Alejandra, de 26 años, vivos y en casa. Ya no están en un campamento de una montaña remota, titiritando de frío y a merced de los secuestradores. Primero había sido plagiada en el pueblo la mujer con su esposo, Mauro Arellano, de 31 años de edad. Al cabo de 43 días, el hermano menor salió a un punto acordado para pagar y tenerlos de vuelta a ella y a su cuñado. La pareja fue liberada, pero el joven quedó en manos de los plagiarios y el terror se prolongó otros 73 días. "Me decían que iban a mandarme al becerro en una bolsa plástica", recuerda el empresario, que durante todo ese tiempo no cesó de implorar piedad. Guerrero no es la misma persona después de los hechos ocurridos entre enero y mayo del año pasado. Sabe que no todas las víctimas tuvieron la misma suerte que José Martín y María Alejandra. Al menos 80 venezolanos permanecen en cautiverio, de los cuales casi la mitad fueron plagiados en 2007. "Somos muy indiferentes frente a la realidad que vivimos y lamentablemente aprendemos cuando ocurren las cosas. Por eso ya no pienso en mí solamente", dice Guerrero, quien no teme colocarse en la primera línea de denuncia junto con otros familiares de secuestrados. El Ministerio de Relaciones Interiores y Justicia conoció 249 casos de plagios perpetrados en el año (la mayoría en Zulia y Táchira) hasta el pasado 3 de octubre: 8 personas fueron asesinadas, 38 seguían en manos de los plagiarios y el resto había recuperado la libertad por los pagos de sus parientes, por operativos policiales o porque se escabulleron. Nunca la cifra había llegado a esa magnitud. La maquinaria del secuestro en Venezuela experimentó un salto en la última década y especialmente a partir del año 2000. Entre 1997 y 2007 fueron plagiados, en promedio, 150 personas anualmente, según datos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas. La estadística –que triplicó la media de los 16 años anteriores– no incluye a las víctimas que guardaron silencio. "Son una infinidad", calcula Guerrero lacónicamente, aunque Fermín Mármol León, ex ministro de Relaciones Interiores y ex director de la extinta Policía Técnica Judicial, señala que la "cifra negra" es de 30%. El delito tiende a masificarse y visita cada día nuevas casas. En los últimos 27 años se denunciaron más de 2.400 casos. Pero también el plagio atraviesa una mutación y golpea con menos misericordia, si acaso eso es posible. Nuevas reglas. Guerrero tiene motivos para decirlo: "Mi esposa y mis hijos quedaron traumatizados". El plagio de dos o más miembros de una misma familia; de niños, ancianos y mujeres; el secuestro de una misma persona más de una vez; la búsqueda de las víctimas dentro de sus propias casas, y el asesinato de plagiados (el año pasado murieron 26, según la Federación Nacional de Ganaderos) mantienen en El secuestro tiene nuevas reglas desconcierto a los afectados. "Son cosas que antes no pasaban con tanta regularidad como hoy", dice Genaro Méndez, presidente de Fedenaga. Cada historia tiene más de un rostro, pero bastaría tomar sólo algunos de la lista de 2007. El ingeniero Carlos Hermir García, de 30 años de edad, fue plagiado por segunda vez en siete años en Táchira en junio pasado; en ese mismo estado fueron secuestrados en agosto tres niños (David Barreto Valez; y Alberto y José David Parra Barreto) a los que liberaron en Apure; y este mes Jesús María Prado fue sacado de su hacienda en Zulia y asesinado el mismo día del hecho. Los cambios están asociados a la aparición de nuevos actores que disputan terreno en el negocio, por lo que se han superado códigos que eran tradicionales. "Las `reglas’, como el respeto por los más vulnerables, se rompieron", advierte Mármol León. Y hay una más que ya no existe: "Las organizaciones se declaraban responsables de los secuestros, pero ya no se sabe quién es quién e incluso hay unos que se hacen pasar por otros, lo que crea un estado de confusión general", dice Méndez. La delincuencia venezolana, de acuerdo con las autoridades, logró desarrollar capacidades logísticas propias y copió el modelo de los irregulares colombianos. Por ello, el general Henry Rangel Silva, director de la Disip, quien fue nombrado el 17 de septiembre como enlace gubernamental con los afectados por el delito, ha dicho que hay grupos del hampa que están "medianamente organizados" y que son los responsables de la mayoría de los plagios. Aunque tienen presencia en la frontera colombovenezolana, también operan en el resto del país. Las mafias penetraron los organismos de seguridad. En los últimos cinco años, el Ministerio Público inició averiguaciones contra 14 funcionarios del Cicpc, 16 Policías Metropolitanos y 5 militares por ese tipo de delitos. Una fuente de inteligencia explicó que disidentes de la guerrilla tienen columnas de hombres establecidas en áreas de Apure, Barinas y Táchira. "Disponen de equipos, poder de fuego y pueden mantener a los plagiados largo tiempo en cautiverio", explicó el funcionario. La aparición de los paramilitares y de las Fuerzas Bolivarianas de Liberación se sumó a la presencia del Ejército de Liberación Nacional y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. "En la frontera hay una situación anárquica", advierte Méndez. Guerrero lo dice de otra manera: "Hay presencia militar, pero el Estado no es soberano". De allí que Rangel Silva se refirió al problema del plagio no sólo como un asunto de seguridad ciudadana, sino de seguridad de Estado. Paradigma. Las primeras noticias sobre plagios en Venezuela, según Mármol León, se conocieron en la década de los sesenta, como el caso del futbolista hispano argentino Alfredo Di Stéfano. Se trataba de secuestros ejecutados por grupos subversivos venezolanos que perseguían fines propagandísticos o políticos. "Luego comenzaron a secuestrar a gerentes de bancos. Un grupo se quedaba con las familias de los ejecutivos y otro los llevaban a abrir las bóvedas", explica el ex funcionario. La política de pacificación en el primer gobierno de Rafael Caldera permitió desactivar esos grupos, pero la línea fronteriza comenzó a ser golpeada después por irregulares colombianos que tenían propósitos de extorsión. "Hace 31 años ocurrió en Apure el primer plagio, cuya autoría fue asumida por el Ejército de Liberación Nacional", recuerda José Luis Betancourt, ex presidente de Fedenaga. Desde entonces, los guerrilleros impusieron el pago de la vacuna a los productores agropecuarios. Los grupos tenían demarcadas áreas concretas. "Existía la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar. Antes se pagaba y no te llevaban, pero ahora eso no es seguro porque hay mucha anarquía", explica Méndez. Betancourt señala que todavía en la década de los ochenta podía considerarse el secuestro como un fenómeno focalizado en la frontera: "Una de las motivaciones que tuve para aspirar a cargos gremiales nacionales fue denunciar el plagio, alertar a los gobiernos, como lo hicimos, y evitar que las cosas llegaran a lo que pasa hoy, que tenemos cáncer con metástasis". Presión ganadera. Méndez tenía más de dos años, sin éxito, gestionando reuniones con los ministros de Relaciones Interiores. A Jesse Chacón y a Pedro Carreño les envió tres comunicaciones. No fue sino hasta el 14 de septiembre cuando recibió una llamada de una funcionaria de prensa del despacho gubernamental. Le avisó que el martes siguiente debía estar en la sede de la institución en la avenida Urdaneta. Viajó a Caracas con otros representantes ganaderos, fueron recibidos por Carreño y se enteraron de la designación de Rangel Silva. Desde entonces, el presidente de Fedenaga ha señalado que espera que el Gobierno tome con seriedad el trabajo para desmantelar esa modalidad delictiva. "Ellos advirtieron que somos serios, que no trabajamos por política y que las estadísticas son innegables". Se han hecho reuniones de coordinación en las que han participado los ganaderos y el general. En Zulia, luego de una de esas sesiones de trabajo, se reactivó un comando antisecuestros hace dos semanas. En ese estado funcionó hasta mediados del año pasado una instancia semejante que incorporaba al Cicpc, a la GN y a la policía regional. Fue desmantelada luego de que se conocieron denuncias según las cuales ese cuerpo de seguridad tenía responsabilidad en plagios perpetrados en la entidad. Rangel Silva y el director del Cicpc, Marcos Chávez instalaron el miércoles de esta semana 5 meses de trabajo con representantes empresariales y agropecuarios del Tachira, para diseñar planes contra la delincuencía en la región andina . Sergio González, jefe de la División Antiextorsión y Secuestros del Cicpc, explicó que las autoridades trabajan en una estrategia de coordinación entre la policía científica, la Guardia Nacional y la Disip, con el objetivo de sumar todo el personal y los recursos disponibles. "Se trata de un plan nacional que se activó por órdenes directas del Presidente. Ya se trabajaba coordinadamente, pero ahora hay una instrucción precisa", sostiene. Funcionarios de esos órganos de seguridad viajaron el mes pasado a Roma, Italia, para recibir entrenamiento en la materia. El Gobierno de ese país se ha mostrado especialmente preocupado porque la comunidad de italianos en Venezuela ha sido de las más afectadas por el delito del plagio. Le siguen la china y la árabe-libanesa. Guerrero no ha dejado de sentirse defraudado. Piensa que, en el fondo, el Gobierno no ha tenido voluntad política para resolver el problema de los secuestros en Venezuela y que las medidas de última hora sólo representan "paños de agua tibia". También considera que el Estado no asiste a las víctimas después de que ha ocurrido el plagio, ni las ha acompañado en momentos difíciles salvo por las excepciones de algunos funcionarios. "En octubre de 2006 hicimos una caminata y una asamblea por la inseguridad y nadie estuvo, lo que expresaba el desinterés". Pero lo peor es lo que llama el "canibalismo social": "¿Sabes quién vendió a mis hijos? Un tipo de allí mismo, vale, de La Grita". |
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