Todo bajo control
Por Venezuela Real - 21 de Octubre, 2007, 15:33, Categoría: Salud
Oscar Medina
El Univesal 21 de octubre de 2007 El Ejecutivo tomó dos decisiones: imponer una regulación en los precios de los servicios de las clínicas privadas y fijar los de las medicinas basándose en los principios activos y no en los productos. SALUD EN REBAJA Todo está decidido: en cualquier momento el gobierno anunciará el "tarifario" definitivo por el que deberán regirse las clínicas del país. Se trata de una lista que contiene los 20 procedimientos quirúrgicos más frecuentes. Pero eso no es todo: se espera que al mismo tiempo se haga pública la resolución que ordena aplicar un nuevo esquema de control a los precios de los medicamentos en una dosis que luce más estricta. "Esa está lista desde hace dos meses", revela el diputado Tirso Silva, quien presidió la subcomisión a la que la Asamblea Nacional encargó investigar el porqué de los "altos precios de los servicios médicoquirúrgicos que deben cancelar los usuarios de las clínicas privadas". Si bien los detalles de este esquema de control de precios se mantienen en reserva hasta que sea el propio presidente Chávez quien revele las particularidades del combo, Silva se permite un adelanto: "La regulación se hará por el principio activo del medicamento, no basada en la presentación del producto, que es como funciona actualmente". Según el diputado, con esta variante ideada por el Ministerio de Industrias Ligeras y Comercio se estaría corrigiendo una práctica que delata "la calidad de nuestros empresarios". Elige como ejemplo al azar el Atamel: "La regulación se hizo sobre los productos, así que decía 'Atamel de 500 miligramos'. Pero los empresarios variaron la presentación y entonces hicieron Atamel Plus de 600 miligramos y ese ya no estaba regulado. Pusieron nombres distintos y cambiaron las presentaciones. Se burlaron de la regulación. Pero ya no será el Atamel, sino su principio activo, el acetaminofén, independientemente de cómo lo quieras poner". Más allá de lo que esto pueda representar para los laboratorios -en la Cámara Venezolana del Medicamento prefieren no opinar hasta que la decisión sea oficial, cuando quizás ya no haya discusión posible- las previsiones del Milco, de acuerdo con el diputado Silva, indican que en principio los productos que están regulados desde hace ya unos cinco años experimentarán leves ajustes hacia arriba en sus precios, mientras que "todos los demás se vienen para abajo". Aquí los espero En cuanto a las clínicas, parece que tampoco tendrán mayor oportunidad de discutir. Es decir, el gobierno considera que ya tuvieron su oportunidad cuando trabajaron en conjunto con la subcomisión de diputados capitaneada por Silva y que ese aspecto de tarifas sobre el que no hubo acuerdo definitivo en su momento será resuelto por la vía del decreto. El 19 de septiembre fue la última vez que los representantes de las clínicas se reunieron con los parlamentarios. Se les había pedido que revisaran los precios de los 20 procedimientos quirúrgicos considerados por el despacho de Salud como los más comunes. Pero lo que llevaron no fue bien recibido por los parlamentarios que, de inmediato, señalaron que esos números estaban muy por encima de sus estimados. "Entregamos una propuesta, no unas tarifas, para discutirla con el Ejecutivo, no se trataba de algo definitivo", aclara el doctor Hipólito García, miembro de la directiva de la recién creada Asociación Venezolana de Clínicas y Hospitales y presidente de la Clínica Santa Sofía: "Estamos esperando una respuesta porque tenemos la voluntad expresa de concertar con el gobierno nacional". Otra visión tienen desde el sector oficial: "En ese aspecto hubo un gran desencuentro", explica Silva: "Se hizo un acto y con una sola lectura rechazamos lo que propusieron. El ministro de Salud también lo rechazó y después lo hizo el Presidente de la República". En efecto, el 20 de septiembre Chávez calificó de "insensatos y criminales" los costos de la llamada medicina privada. Y fiel a su estilo advirtió: "Yo les digo, estoy esperando que pase un tiempo, hay una comisión de la Asamblea Nacional conversando con los señores de las clínicas privadas y yo estoy observando y esperando a ver si entran en razón. Estoy esperando porque por allí viene la roja rojita y los voy a esperar en la bajadita". Culminado el trabajo de los parlamentarios, parece que llegó la hora de las decisiones. "Ellos pidieron que los esperáramos", hace recuento Silva: "Pero el Ejecutivo ya tiene lista la regulación". Entonces llegará tarde la comunicación que prepara la asociación de clínicas -representa a más de 140 instituciones- dirigida al Ejecutivo y en la que proponen ver más allá del asunto tarifario. En ese documento, que debería ser entregado al ministro de Salud en los próximos días, plantean "que se debe analizar la problemática y dimensionarla debidamente para priorizar el esfuerzo regulador hacia donde cause un mayor impacto, por ejemplo, hacia el costo de los medicamentos e insumos, y apuntar más bien hacia otras prioridades como son, el alcance social de la salud en Venezuela y la calidad de la atención". Los médicos sacan cuentas: en el país existe un déficit de 35 mil a 45 mil camas de hospital si se atiende a la recomendación de la Organización Mundial de la Salud que señala un promedio óptimo de 3 a 4 camas por cada mil habitantes. Los estimados oficiales de la estructura de gasto mensual del venezolano ubican al renglón "salud" en el noveno lugar con 4,8% del presupuesto familiar. "Si eso lo conviertes en una torta de 100% encuentras que 66,6% de ese total se canaliza hacia la compra de medicinas, pero sólo 15% se destina a gastos de hospitalización", explica García: "Por tanto, el impacto en la inflación es de 0,7%. Y tomando en cuenta que 85% de los pacientes cancelan a través de un seguro, ese impacto inflacionario se reduce a 0,11%". Como sea, el control llegará para todos al mismo tiempo. Ni tanto ni tan poco En las oficinas del gobierno manejan sus propios cálculos. De hecho, la subcomisión se creó a partir de la solicitud que hizo el Ejecutivo al encontrarse con que algo anormal pasaba con la inflación en los precios que se pagan a las clínicas. Entre abril y junio los parlamentarios hicieron sus pesquisas metiendo la lupa en la administración y las cuentas de un muestrario representativo de instituciones, se reunieron con sus directores, con el sector asegurador, con empleados y con usuarios. En esas labores encontraron que era falso que retrasos en la entrega de dólares influyeran en los precios, que se estaban cobrando cosas "insólitas" en las facturas como derechos de admisión, de acompañante y hasta de recuperación; que era necesario eliminar la clave que otorgan los seguros para atender emergencias; que en las facturas no se desglosaba el consumo real de medicamentos; que procedimientos idénticos tenían costos dispares; que los centros privados de salud deben ser reclasificados y que es falso que las clínicas tengan baja rentabilidad, tal como siempre señalan sus directores: "Eso no es verdad porque su crecimiento es espectacular. Calculamos que la rentabilidad verdadera es no menos de 20%. Y, por otro lado, ellos no expresan cuánto es el beneficio particular de cada médico. Ya el Seniat empezó a investigarlos". Hubo algunos puntos de acuerdo y convinieron en aplicar correctivos. Pero quedaron en el aire dos cosas importantes: esa suerte de tarifario de la lista de procedimientos y los honorarios profesionales de los médicos. Sobre el primero, ya sólo faltan los anuncios. El segundo será un próximo round en un futuro no muy lejano. Es lógico inferir que los precios que fije el Ejecutivo estarán muy cercanos a los estimados por los parlamentarios: entre 20% y 30% menos que lo presentado en aquella última reunión con los centros privados. De ser así, la proyección es que esto repercuta en las capacidades de actualización de equipos, en el mantenimiento y hasta en el aspecto financiero de las clínicas. Para el usuario es sencillo aplaudir un bajón de esta naturaleza. Pero el asunto no es tan simple como reducir todo a lo económico. Ni a lo político apelando al esquema explotador-víctima. Al menos eso es lo que Hipólito García y sus colegas pretenden que se entienda mejor: "El foco se concentra en el costo final de la medicina, cuando también se tiene que hablar de la calidad de la atención y de la cantidad de camas. La mayoría de las clínicas en realidad son propiedad de 200 a 300 accionistas. Esto es lo más cooperativista que hay. No hay que mezclar la estructura de costos con los honorarios médicos, eso es algo que estamos dispuestos a revisar con los gremios y las autoridades. Tampoco queremos que esto se convierta en un toma y dame político. Lo más sano es concertar". |
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