Un extravagante dedócrata - Miradas múltiples para el diálogo
Por Venezuela Real - 25 de Octubre, 2007, 19:18, Categoría: Política Nacional
ABRAHAM GÓMEZ R
El Nacional 25 de octubre de 2007 Qué tristeza. Ninguna valoración confieren, quienes hoy detentan el Gobierno en nuestro país, a la progresividad que han adquirido los Derechos Humanos. Qué desvergüenza cuando los vemos marginar el carácter civilizatorio que de suyo comporta en el mundo contemporáneo el ejercicio de los poderes públicos. Con la actitud displicente "porque somos la mayoría, hacemos los que nos da la gana"; sin el menor recato o moderación para enaltecer la civilidad, traspiran una expresa y espesa manifestación regresiva a lo tribal, a la reimposición práxica, mediante la fuerza, de los enjambres teoréticos probados y rechazados, y de consecuencias fatalistas para la humanidad. Es una rediviva narrativa hegeliana que pretenden hacer abarcativa para totalizar a los seres humanos. Donde la persona debe renunciar a su condición individual (que no individualista) y sumarse a los comportamientos del Todo, en tanto requisito para lograr su reconocimiento social. Fuera del grupo-masa, en esta ominosa clave, los hombres no son nada, en sentido individual-singular. Es la imposición forzosa del nosotros-anónimo. Somos existentes (no entes cosificados) en la medida en que nos desplegamos libremente para crear ideas, significaciones, sensibilidades, materialidades, etc. Lo que nos están asomando desde el oficialismo, con la modificación (inconstitucional) de la Carta Magna no es socialismo conforme a la doctrina ideológica, axiológica y política que practican en varios países, con resultados satisfactorios. La característica de Estado democrático y social de Derecho y de Justicia no conduce lineal y maquinalmente a un Estado socialista bolivariano (?), menos aun si el asidero jurídico con el que aspiran a sostener esta tesis es la sentencia 85 del Tribunal Supremo de Justicia, del 24 de Enero de 2002: "No es que el Estado social de Derecho propenda a un Estado socialista o no respete la libertad de empresa o el derecho de propiedad, sino que es un Estado que protege a los habitantes del país de la explotación desproporcionada, lo que se logra impidiendo o mitigando prácticas que atentan contra la justa distribución de la riqueza...", omissis. Basta este breve enunciado para percatarnos de que la indeclinable aspiración de los partidarios del Gobierno consiste en conformar un deleznable capitalismo de Estado, a través del cual la población venezolana quede arredrada a los caprichos de quien se arroga superioridad en todo. Exponenciable además este desquiciamiento si logran mutar la Constitución, por cuanto obtendría atribuciones para: dirigir las acciones del Estado y del Gobierno, y coordinar (tamaña tropelía) las relaciones con los otros poderes públicos; vale decir, un Yo absoluto, por encima de la estructura estatal. Añádase la plena discrecionalidad para crear provincias federales, territorios federales, ciudades federales, regiones especiales militares, distritos funcionales y designarles sus autoridades, así como ejercer la suprema autoridad jerárquica de todos los componentes-cuerpos de las Fuerzas Armadas y promover a los oficiales desde tenientes hasta generales; dirigir las relaciones exteriores y la política internacional; administrar la Hacienda Pública Nacional integralmente, con admisión descarada a su arbitrio de las funciones y competencias del Banco Central, para fijar las políticas monetarias y cambiarias; presidir el Consejo de Ministros, el Consejo de Defensa de la Nación, el Consejo de Estado; ejercer la iniciativa constitucional y constituyente (no hay aclaración en este aspecto de si tales facultades las asume con carácter originario o derivado). Para colmo, fractura la administración pública entre burocrática o tradicional, con lo cual la estigmatiza, y las misiones y, al darles a éstas la condición de sistema excepcional y experimental, las directrices son impartidas por el mandamás. Tienen en la Venezuela de hoy suficiente material de estudio los avezados investigadores de las conductas psicopáticas de los seres humanos, y los historiadores la ocasión de hurgar en documentos para establecer las enjundiosas analogías con las distintas circunstancias temporoespaciales que ha vivido la humanidad. |
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