Luis Pedro España: "La reforma está condenada al fracaso"
Por Venezuela Real - 28 de Octubre, 2007, 10:59, Categoría: Oposición/Resistencia
ROBERTO GIUSTI
EL UNIVERSAL 28 de octubre de 2007 "Las formas de colapso son diversas, pero las sociedades pueden no cambiar y durar mucho. Cinco o diez años" Desde la oficina de Luis Pedro España, quien estrena novísima y funcional sede del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB, el cerro de Antímano bulle, casi al alcance de la mano, como una advertencia de la realidad contra la tentación del escapismo académico. Desde esa cercanía permanente Luis Pedro aventura una idea: "el chavismo democrático se aparta de la reforma constitucional porque es imposible ser demócrata y apoyar, al mismo tiempo, un proyecto de esa naturaleza". Lo cual nos lleva a preguntarle si no es optimista en extremo la tesis según la cual Chávez tiene todo en contra porque, en el mejor de los casos para él, es decir, si gana, lo hará contra una mayoría, sumados quienes voten por el No y los abstencionistas. Responde señalando que en estos años la abstención no ha sido un obstáculo que le impida al gobierno cumplir sus objetivos, aunque, aclara, "eso no oculta a un 70% del país que está en contra de la reforma constitucional o por lo menos no le gustan aspectos que van en contravía de su cultura política. El venezolano rechaza la perpetuación en el poder, la carencia de espacios para opinar distinto y todo el poder en un solo hombre". -¿Esa actitud es en abstracto, sin involucrar a Chávez o lo incluye? -Chávez tiene un halo de bondad, para algunos sectores, que algunas veces se ha roto, como ocurrió cuando el cierre de RCTV o en los momentos en que usa la violencia. No obstante, muchas contradicciones, como la corrupción y la ineficiencia, aún no lo afectan a él. Probablemente eso es así porque uno se aferra a un clavo caliente en razón de la esperanza. Pero la reforma tendrá problemas cuando se trate de implementar. -¿No tiene la gente noción precisa de lo que significa la aplicación de la denominada reforma? -Ahí es cuando vendrán los problemas. El segundo período de Chávez se inició con una Habilitante y todavía no ha promulgado la primera ley. Comenzó, también, encendiendo unos supuestos motores que provocaron alarma en la opinión pública, sobre todo con el de moral y luces. Cuando algunos de los subalternos trataron de materializarlos, según su interpretación, la gente se espantó ante una suerte de moral militar que, se creía, intentaba prohibir la lotería, la venta de alcohol o el uso de ciertas prendas femeninas. Y ahí el gobierno retrocedió ante el rechazo. -Apagó los motores. -Y no aplicó ninguna de las cosas radicales. -¿No va a ocurrir lo mismo con la Constitución? -Puede ocurrir, pero en política no sólo son importantes los hechos. Las palabras tienen efecto porque los agentes económicos y sociales actúan como si efectivamente la amenaza se concretara. El sólo verbo impide que la gente tome decisiones a largo plazo y no sólo en el plano económico sino en todos los ámbitos, incluso en el personal. Sólo que el poder personalista del presidente se va a llevar al extremo con la nueva Constitución. Si ahora lo tenemos de facto, luego lo tendremos de jure. Y llegado a este punto los gobiernos dictatoriales se embadurnan de leyes y normas para que cuando aparezca la disidencia interna (en el partido, el gobierno, entre los militares) ésta pueda ser debidamente reprimida. Pero lo más peligroso no es que el presidente prescinda del sector privado, sino de toda la sociedad porque se cree que el Estado puede hacer lo que sea. Si una empresa, escuela o clínica funciona mal, la estatizamos. Se trata de ocupar todos los espacios, desplazando no sólo al sector privado sino a la sociedad en su conjunto. El resultado será el empobrecimiento. -60% del presupuesto nacional proviene de los impuestos a las empresas. Si éstas desaparecen, ¿quién cubre el faltante? -No es viable. El presidente está fascinado con el músculo financiero del Estado y eso, aderezado con la profundización de ideologías estatizantes, lo lleva a suponer que está montado sobre un superestado. Eso no es así. El estado venezolano siempre ha tenido recursos, pero le ha faltado capacidad institucional para hacer cosas con esos recursos. Otros estados, siendo menos poderosos, son mucho más eficientes. En Costa Rica la tasa de mortalidad infantil es de 10 por cada mil nacimientos. Nosotros seguimos detenidos en 20. -¿No resulta mayor la incapacidad en la medida en que acapare más poder, es decir, más responsabilidades? -Claro. Esa fascinación del presidente por la fortaleza financiera del Estado lo lleva a pretender controlar todos los espacios de la sociedad. Pero divididos los recursos del Estado entre todos los venezolanos alcanza para repartir una arepa, una vez al día, a cada uno de nosotros. El resto de los bienes y servicios los genera la sociedad y si usted pretende prescindir de ella o ponerla a trabajar bajo un esquema basado en el altruismo y en estímulos valorativos, la caída de la productividad será enorme. Iremos, entonces, hacia un estado muy rico frente a una sociedad muy pobre que no podrá financiarle ni la mitad del presupuesto. Eso es lo que está ocurriendo. -¿Se puede prescindir de toda una sociedad de manera impune? -El desprecio por la sociedad es el desprecio por la diversidad, la innovación, la capacidad del ser humano. Nada distinto de lo que se le ocurre al presidente parece tener valor en esta sociedad. De manera que las ideas del país serán del tamaño de la cabeza del presidente y del número de neuronas que contenga. Se prescinde de la sociedad cuando la reforma se conversa sólo entre los partidarios del presidente y cada vez que se intenta un debate fuera de los límites de la lealtad hacia él, se producen actos de sabotaje. El autoritarismo lo está llevando a prescindir de, por lo menos, 70% de la sociedad venezolana y eso no es viable, ni siquiera para 30% que pudiera estar apoyándolo a él o la reforma. -Dices que no es viable prescindir de la actividad económica privada, ni del 70% de la sociedad. ¿Qué queda entonces? ¿El colapso de ese modelo y la crisis subsiguiente o una rectificación del presidente, consciente de que se está labrando su propio fin? -El parece bueno deteniéndose al borde del abismo. Tiene buenos frenos. En lo que no se luce es con el timón. No suele cambiar de posición. Su capacidad de rectificación es muy baja. Pospone, demora y cuando puede, sigue adelante. -Pero hablamos de dos variables que son invariables si no se da un golpe de timón. -Desde el punto de vista económico es posible comparar la situación actual con el primer gobierno de Pérez. El precio del barril cuando Pérez, a dólares de hoy, llegó a 100. Y si se compara, bis a bis, la situación social y económica de ambos gobiernos, los rendimientos, en todas las variables, son muchísimo mejores en los años 70. -Pérez no se planteó liquidar la propiedad privada. -En este tema hay una clara intención marxista-leninista-principista de acabar con la propiedad de los medios de producción. Ese es un desiderátum. Pero se entiende, también, que eso no se puede hacer de la noche a la mañana porque generaría demasiada conflictividad. Pero hacia allá van. Puede ser dentro de 20 o 30 años porque también tienen cierta cultura histórica. Ahora, cada intento por regular o liquidar la propiedad privada sobre los medios de producción es un paso hacia el empobrecimiento. -Cuba vive así desde hace 50 años. -Pero Cuba no conoció la modernidad urbana. Venezuela sí. El proyecto de Chávez podría haber tenido éxito en la Venezuela de los años 50 o en la Venezuela de la lucha armada. Lo que resulta antihistórico es querer aplicar ahora lo que pudo ser viable y no lo fue en el pasado. -Si el modelo colapsa, ¿de qué manera se manifiesta? -Las formas de colapsar son diversas. Las sociedad pueden no cambiar nunca. Si el gobierno logra palear (de pala) la bonanza petrolera y aplica bien los frenos, esto puede durar mucho tiempo. Cinco o 10 años más. Ahora, el proyecto del presidente Chávez está condenado al fracaso. El problema es que nosotros, con él, también. La recuperación de ese fracaso será a largo plazo. Por eso pienso votar. Es la única forma de que no me confundan. Yo quiero decir que no me gusta la reforma. Si no lo expreso, me pueden confundir. Y eso es así porque en la abstención hay muchas posiciones políticas. Hay chavismo en desacuerdo que teme votar por el No o no quiere contradecir al presidente. Está la abstención contra el presidente que no cree en las instituciones. Y están los apáticos. Yo no quiero que me confundan con ninguna de esas tres categorías y si podemos detener esto en las urnas, nos va a salir más barato. -¿Crees que eso es posible? -Creo que si alguna vez hubo posibilidad, es esta. Sólo que la reforma no ha logrado prender, ni en los partidarios del gobierno, ni en los de oposición. Por eso a Chávez le sirve la falta de debate y la aprobación rápida. -Si el gobierno efectivamente ganó en votaciones anteriores, no tuvo necesidad de hacer fraude, pero ahora que no parece ser así, ¿tendría algún escrúpulo en hacerlo? -Cuanto antes el gobierno ejecute su propensión al fraude, más rápido nos lo vamos a quitar de encima. El fraude no se puede ocultar. La gente se dará cuenta y reaccionará arrecha porque le quitaron el triunfo. -Siempre, al final, aparece la violencia. -No necesariamente. El episodio más violento de estos años fue el 11A y para lo que pasó digamos que pudo ser mayor. -¿Cuando Chávez se siente contra la pared...? -Se va. |
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