Votar NO
Por Venezuela Real - 22 de Noviembre, 2007, 16:05, Categoría: Electorales
Diego Bautista Urbaneja
El Universal 22 de noviembre de 2007 Las tendencias que las encuestadoras de mayor prestigio indican que crece el rechazo a la propuesta de cambios a la Constitución hecha por Hugo Chávez, de forma que ese rechazo ya cruzó la frontera del 50% y tiende a aumentar. Igualmente señalan que crece la disposición a ir a votar de quienes rechazan la propuesta, en proporciones que llegan a poner los números del SI y el NO parejos, con tendencia a que el NO supere al SI reducida esta vez la cuenta al universo de quienes van a votar. La abstención aparece con números de alrededor del 40%, pero en eso están incluidos los abstencionistas habituales, los que nunca votan, que constituyen una proporción importante de ese 40%. Esto quiere decir que, aunque hay un sector importante de votantes que todavía piensan que la abstención es la opción más adecuada frente al referéndum, entre los votantes que habitualmente concurren a las elecciones ese sector ya es minoritario respecto a los que piensan que debe irse a votar, y la tendencia es a que esa situación se acentúe. Es decir, el universo de quienes piensan que hay que rechazar la reforma, se decanta cada vez más en favor de la opinión de que la mejor manera de hacerlo en las actuales circunstancias es yendo a votar. Qué es mejor... Cuando se planteó en los inicios, hace meses, la disyuntiva de qué sería mejor, si votar NO o abstenerse siempre se pensó que lo importante era que quienes rechazaran la reforma hicieran todos lo mismo, o votar o abstenerse, de modo que ese rechazo se expresara de la forma más contundente posible. La idea era en ese entonces dejar que las dos opciones se plantearan, a ver cual predominaba. Probablemente sea imposible reducir a cero la posición abstencionista, pero sí es posible e imperativo lograr que la mayor proporción posible de ciudadanos que rechazan la reforma tomen la misma decisión. A estas alturas del juego, y ya en forma que no hará sino crecer, la opción que puede reunir esa mayor proporción posible es la del voto por el NO. La opción abstencionista entró en la condición de minoría, cuyo efecto real será sustraer ciudadanos a la opción que aparece con mayor vigor, que es la de votar NO. Votar NO es entonces la decisión que expresará de forma más visible y precisa la magnitud del rechazo a los cambios propuestos por Chávez. Es la decisión que abre la posibilidad de derrotar en las urnas a ese golpe de Estado que constituyen esos cambios, o de -contra el telón de fondo de unas encuestas que empiezan a pronosticar el triunfo del NO -obligar al Gobierno a un fraude tremendamente deslegitimador, adentro y afuera del país. No sé si una abstención abrumadora deslegitima. Tengo mis dudas, pero no es necesario resolver la cuestión, porque la abstención no va a ser abrumadora. Lo que sí estoy seguro es que ir a votar no convalida, ni legitima nada, como argumentan quienes abogan por el abstencionismo. Para ilustrar esto nos puede servir un ejemplo histórico. Cuando los partidos políticos en la resistencia a Pérez Jiménez decidieron concurrir con un solo candidato a las elecciones que según la Constitución de 1953 debían realizarse en 1958, ni estaban legitimando el régimen que los perseguía, ni a su Constitución de 1953 ni a las elecciones que bajo su mandato se debían realizar. Estaban simplemente utilizando una oportunidad política que se les brindaba. De modo bien efectivo por cierto: entre otras cosas, fue por eso que el Gobierno decidió reemplazar las elecciones por un plebiscito, lo cual a su vez fue una de las causas de la caída de Pérez Jiménez. Hay que votar En cualquiera de los escenarios que pueden ocurrir el dos de diciembre, una sólida votación por el NO es crucial para el desarrollo de las luchas democráticas que vienen después del referéndum. Se puede ganar, se puede poner al Gobierno en el brete de ir a un fraude inocultable, se puede obtener un resultado apretado, se puede perder, pero siempre con una votación impresionante. Vamos a construirla y para ello hay que votar. Todo esto lo sabe y lo teme Chávez. De ahí que no sea extraño que de aquí al dos de diciembre ocurran situaciones que estimulen el abstencionismo, por ejemplo haciendo cada vez más evidente e irritante la parcialización del CNE. Hay que estar preparado para ello y no caer en esa trampa cazabobos, absteniéndose de votar por la rabia que da eso. El espécimen al que mas teme en este momento el oficialismo no es un opositor a la reforma absteniéndose, es un opositor a la reforma votando NO. |
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