Guerra avisada…
Por Venezuela Real - 30 de Enero, 2008, 19:29, Categoría: Política Internacional
Adolfo Taylhardat
El Universal 30 de enero de 2008 En mi artículo de la semana pasada escribí que Chávez, en su delirio bolivariano pretende recrear la Gran Colombia, pero bajo el manto del "socialismo del siglo XXI". Aspira a construir una "confederación de países andinos" controlados por gobiernos afectos a él y comprometidos con el "proyecto bolivariano". Ya ha avanzado algo en esa dirección con Bolivia y Ecuador. En este contexto Colombia es una pieza vital. Con su supuesta mediación para la liberación de rehenes Chávez buscaba fortalecer a las FARC y debilitar al presidente Uribe y su gobierno lo que le habría facilitado avanzar hacia la implantación en Colombia de un régimen "aliado". Como fracasó en ese experimento, ahora pretende hacer lo que ha hecho con nosotros: dividir a la sociedad entre "oligarcas" y proletarios para encender la mecha del nacionalismo entre la gente humilde. Por supuesto, al igual que aquí, allá los oligarcas son todos los que no están con él y con su proyecto. Por eso denuncia a la "oligarquía", al presidente Uribe y a su gobierno como "peones del imperio" y los acusa de conspirar contra él. También ha acusado a la oligarquía colombiana de haber asesinado al Mariscal Sucre y al Libertador Simón Bolívar. Es bien conocida la táctica chavista de atribuir a los demás lo que hace o se propone hacer. "Acuso al gobierno de Colombia de estar fraguando una conspiración, actuando como peón del imperio norteamericano, de estar forjando una provocación bélica contra Venezuela". En su Aló Presidente del domingo pasado aseguró que Colombia, obedeciendo los dictados de Washington entorpece el proceso de integración regional, advirtió que no permitirá que la oligarquía colombiana boicotee la integración latinoamericana y sentenció: "llegará el día en que el pueblo colombiano se libere de la oligarquía". Con esas acusaciones y con los improperios que prácticamente a diario le dirige al presidente Uribe y a su gobierno, Chávez pareciera buscar el rompimiento de las relaciones, estimular una reacción que le permita aparecer como víctima de una agresión colombiana y de esa manera tener una justificación para ejercer una represalia. En esas circunstancias estaría en condiciones de desplegar una conducta abiertamente más militante para seguir impulsando su proyecto. Espero, o más bien no creo, que el escenario descrito más arriba llegue a materializarse. Sin embargo, es bueno tenerlo en cuenta por aquello de que guerra avisada no mata soldado. La parte colombiana no ha caído en el juego y no se deja arrastrar con las provocaciones. Asume acertadamente una posición de discreta indiferencia frente a las injurias de Chávez y sus compinches, entre los cuales ocupa lugar destacado el canciller Maduro. Es más, el canciller colombiano reiteradamente afirma su disposición a dialogar por la vía diplomática para encaminar nuevamente las relaciones recíprocas hacia un camino constructivo. Pero hay hechos y situaciones que no pueden descartarse a la ligera. La actitud circunspecta y comedida del presidente Uribe y su gobierno saca de quicio a Chávez. Exasperado porque no logra el resultado que busca, ahora emprende un camino irresponsablemente peligroso. Comienza por militarizar la frontera supuestamente para impedir el contrabando de extracción. Toda militarización de frontera sin motivos realmente serios es un paso sumamente delicado. Además, la semana pasada se llevaron a cabo en el estado Cojedes unos ejercicios de guerra cuya finalidad, según afirmó un general participante en las maniobras, es "que el pueblo venezolano esté consciente y tranquilo de que tiene una Fuerza Armada Nacional Bolivariana que, a la hora de cualquier conflicto, estará presente, eficiente y eficazmente preparada" (El Universal, 25-01-08, Pág. 1-6). El mismo despacho de prensa agrega que un coronel afirmó que "el ejercicio táctico-militar tuvo como finalidad demostrar que la Fuerza Armada está preparada para la defensa integral de la nación y el resguardo de su soberanía". Normalmente, durante períodos de tensión, los gobiernos se abstienen de realizar actividades de esa naturaleza que pudieran ser mal interpretados. Pareciera que Chávez, a pesar de ser militar, ignora eso. A menos que forme parte de un plan deliberado para agriar todavía más las relaciones con Colombia. En este mismo escenario se encuadra el acuerdo anunciado el domingo pasado según el cual los países integrantes del ALBA acordaron asumir una estrategia de defensa conjunta, es decir un plan de asistencia recíproca -una especie de mini-tratado de Río- según el cual "si se meten con uno de nosotros será meterse con todos". Cabe preguntar, ¿puede el Presidente, de simple "boquilla", comprometer al Estado venezolano en una alianza militar de esa naturaleza, sin que exista un tratado, debidamente consultado a la ciudadanía y sancionado por el Parlamento, en el cual se definan las graves y delicadas obligaciones que eso conlleva? Para completar, recientemente la cadena colombiana de televisión RCN, en su programa La Noche reveló que tiene informaciones acerca de un juego de guerra de la Fuerza Armada venezolana en el cual se presenta un hipotético estado de guerra en el cual el país azul, (Colombia) y el rojo (Venezuela) entran en inminente conflicto. -Esto pareciera la versión endógena del famoso "Plan Balboa", lo que pone en evidencia la falta de originalidad y de imaginación de Chávez y sus jefes militares. -Según La Noche, el juego se denomina Guaicaipuro, y figura en un documento reservado del Gobierno venezolano en el que se plantea una estrategia militar para invadir la península de la Guajira y parte de los llanos orientales colombianos que le pertenecen a Venezuela y que deben ser invadidos. El objetivo sería reivindicar el artículo décimo de la Constitución en el cual se establece que "El territorio y demás espacios geográficos de la República son los que correspondían a la Capitanía General de Venezuela antes de la transformación política iniciada el 19 de Abril de 1810, con las modificaciones resultantes de los tratados y laudos arbitrales no viciados de nulidad". Esto también pareciera ser un chiste, pero lo cierto es que recientemente Chávez acusó a Colombia de haberle robado a Venezuela 300.000 kilómetros de territorio. Los hechos descritos parecieran encajar, como señalé más arriba, en una estrategia de provocación destinada a inducir una reacción por parte de Colombia y dar origen a un escenario de confrontación en el cual Chávez contaría con el apoyo y la lealtad de las FARC, una fuerza militar que opera dentro del territorio mismo de Colombia. Después Chávez sólo necesitaría gastar algunos millardos de petrodólares para influir luego en las elecciones colombianas y colocar en la presidencia de ese país algún personaje identificado a su proyecto, como lo hizo en Bolivia, Ecuador y Nicaragua y como pretendió hacerlo en Perú. Pero Chávez nuevamente se quedará con las ganas. Ni el gobierno colombiano, ni la sociedad venezolana, y me atrevo a decir que tampoco nuestra Fuerza Armada, se van a dejar arrastrar hacia una confrontación fratricida. Los desplantes de Chávez son como los ladridos del perro que no muerde. Al final Chávez se quedará peleando con su propia sombra. |
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