Venezuela Real
Información y Opinión
Balance de lo positivo
Por Venezuela Real - 4 de Febrero, 2008, 15:52, Categoría: Imagen gobierno / Chávez
ILDEMARO TORRES
El Nacional 04 de febrero de 2008 Algunos presidentes de hoy ¿tienen idea realmente de lo que es ser jefes de Estado?, y ¿cuándo y cómo trabajan? Veamos el caso de nuestro magno rufián, que dedica su tiempo a viajar por todo el mundo echado en una mullida butaca de su superavión, que pasa interminables horas profiriendo insultos y amenazas (o haciéndose el cómico) por radio y televisión, o encerrado por días a causa de sus rabietas o depresiones y la saturación de medicamentos para su caso, o bien exhibiéndose como generoso financista que mantiene feliz a su combo de desvergonzados aprovechadores nacionales y foráneos. Cierto que en estos ya largos años de su gobierno la inseguridad con decenas de homicidios semanales, la marginalidad y la tasa de desempleo, la escasez y la carestía de los alimentos, y las muchas y graves crisis en diversas áreas, no han hecho sino empeorar. Pero reconozcámosle que en cambio ha resuelto cosas tan urgentes y complejas –y que en razón de ello habrá de ser recordado por siempre– como cambiarle el nombre al país, agregarle una estrella a la bandera, hacer que el caballo del escudo corra ahora en dirección contraria a como lo había hecho toda su vida, modificarle alguna estrofa al himno, inventar el bolívar fuerte, llamar Bolivariana a la Fuerza Armada, introducir la consigna "Patria, Socialismo o Muerte", y además, modificar el huso horario. Asimismo, en economía nos ha revelado algo que a ningún otro presidente venezolano se le ocurrió probar, y quizás ni siquiera le pasó alguna vez por la cabeza: la posibilidad de comprar la supuesta lealtad de presidentes de otros países, y ya el nuestro lleva tres (Evo, Ortega y Correa), a los cuales se suma el ex presidente de Argentina, dispuestos a acudir presurosos cuando, como y a donde él los llame. Cierto, igualmente, que ha nombrado unos llamados ministros que no pasan de ser unos subalternos elementales, de rastrera adulación y obediencia sumisa, dispuestos a reírle los chistes, confinados a su rincón o públicamente regañados, perceptibles únicamente por su ridículo atuendo rojo. Pero admitamos que él ha logrado transmitirles algo de su histrionismo, a juzgar por el tono de expertos y la pose doctoral que adoptan cuando pontifican en materia de educación, cultura, economía o salud pública, es decir, acerca de todo lo que ignoran. Apreciemos lo comprensivo que ha sido, tanto con quienes somos civiles irracionalmente belicosos, como con los viejos generales a los que ha desempolvado y puesto a recircular en plan protagónico, los cuales vuelven a exhibirse con el pecho forrado en medallas de todo tipo y con hablar autoritario, induciendo desde su senilidad a los jóvenes a "combatir por la patria". Agradezcámosle a nuestro comandante su empeño en prepararnos para lanzarnos a una guerra y así mostrarle al mundo qué formidable colección de machos bravíos somos los venezolanos. También es justo reconocerle sus dotes pedagógicas, demostradas al explicarnos las virtudes alimentarias de la coca y cuán favorable es para la salud su consumo; y al presentarnos la tierna escena de él recibiendo en sus manos dispuestas como un cuenco el puñado de hojas de coca que solícito y afectuoso colocó en ellas el presidente Morales. Entendamos, entonces, que tiene razón en llamar sagrada a la coca, cuya pasta confesó comer al comienzo de cada día, y en identificarse precisamente –dentro de su conocida preocupación por el bienestar de la humanidad– con narcoguerrilleros que la cultivan y negocian. |
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