Uribe, Kouchner, Chávez
Por Venezuela Real - 25 de Febrero, 2008, 18:52, Categoría: Política Internacional
Editorial
El Tiempo - Colombia 25 de febrero de 2008 Razones le sobran al Presidente para no atender el pedido del Canciller francés de devolver a Chávez su papel de mediador. Momentos de cierta tensión se vivieron durante la reciente visita del canciller francés, Bernard Kouchner, a Bogotá. Además de su reticencia a ruedas de prensa con medios de comunicación colombianos, tuvo un encuentro más bien frío con el presidente Álvaro Uribe. Al menos, eso se desprende de las versiones de algunos testigos y del comunicado de la Casa de Nariño, que confirmó que el Primer Mandatario le pidió al jefe de la diplomacia gala que no discutieran el regreso de Hugo Chávez al grupo de mediadores entre el Gobierno colombiano y las Farc. A pesar de la insistencia de Kouchner, Uribe mantuvo su postura y, con las mejores maneras, le dejó en claro que la vuelta de Chávez en condición de mediador está fuera de toda posibilidad. Razones le sobran al Jefe del Estado. Como dice el refrán, al perro no le hacen la misma operación dos veces, y Uribe y Colombia ya vivieron la riesgosa experiencia de concederle a Chávez un papel central en el acuerdo humanitario y la liberación de secuestrados. Su exceso de protagonismo cuando aún era buena la relación con Uribe, y luego, cuando se deterioró de manera dramática, sus desafueros verbales contra el mandatario colombiano lo eliminaron de plano como jugador en este complejo tablero. Chávez violó la más elemental de las reglas que debe cumplir un mediador en un conflicto: se puso del lado de una de las partes. No ocultó sus simpatías por las Farc y pidió reconocerles estatus de beligerancia. Además, atacó a Uribe y a sus principales colaboradores con los más fuertes epítetos. Si las Farc descalificaron a España y a la Iglesia con el argumento de que se pusieron del lado del Gobierno colombiano, ¿qué puede decirse de Chávez a la luz de todo esto? Otros gobiernos de izquierda de la región, como el de Cuba y el de Brasil, han sabido mantener, más allá de las distancias ideológicas, una excelente relación con Bogotá. Eso los califica mucho mejor para desempeñar la intermediación humanitaria, junto a gobiernos europeos. Lo anterior no quiere decir que Chávez no pueda seguir cooperando con el proceso de liberaciones unilaterales que las Farc iniciaron en diciembre. En ese campo, el ascendiente del presidente venezolano sobre el grupo guerrillero es útil, en especial si resulta cierto, como creen algunos -aunque eso está por verse-, que la dirigencia del grupo guerrillero planea continuar con las liberaciones de políticos que llevan años en su poder, sin necesidad de una mesa de negociación que defina los términos del acuerdo humanitario. Las autoridades colombianas deben prestar toda su colaboración para facilitar estas liberaciones y evitar a toda costa declaraciones o actitudes imprudentes que puedan servir de excusa para frenarlas. Tal ha sido el caso de la innecesaria y riesgosa revelación de que el Gobierno ya sabe dónde están los cuatro secuestrados que, en el Guaviare, están a punto de ser liberados. En cuanto al papel de otros gobiernos que pueden aportar hacia una solución más amplia de este drama, es obvio que, además de mantener la condena al secuestro como crimen de guerra y la exigencia de que las Farc liberen unilateralmente a todos los civiles, es necesario explorar fórmulas imaginativas para abrir una negociación sobre la suerte de los militares y policías en sus manos. Las liberaciones individuales no garantizan que las Farc vayan a entregar 'gota a gota' a quienes han declarado 'canjeables' ni que devuelvan a la libertad a sus cientos de secuestrados extorsivos. Chávez será su interlocutor preferido, pero un acuerdo humanitario -que luce cada día más remoto- es con el Gobierno colombiano. |
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