"No te han tocado"
Por Venezuela Real - 28 de Febrero, 2008, 12:18, Categoría: Imagen gobierno / Chávez
Diego Bautista Urbaneja
El Universal 28 de febrero de 2008 Lo que cuenta cada vez más es la realidad material de la inclusión Las últimas apariciones de Hugo Chávez en televisión tratando de demostrar que las cosas en salud no están tan mal como dicen, me recuerda el chiste del boxeador. Este era un boxeador que sale al primer round de su combate. Le dan una tunda de golpes de todas las marcas. Cuando regresa a su esquina, maltrecho y tambaleante, se encuentra con que su entrenador le dice: "¡Sigue así! ¡No te ha tocado! Lo tienes mareado. Lo estás cansando. Todo va de acuerdo al plan". Suena la campana. Segundo round. La misma historia. Rumba de golpes. Final del round. Regreso a la esquina. El mismo sermón. "Lo tienes loco. No te ha tocado. Tres rounds más así y se cae solo". Campana. Tercer round. Se repite el cuento. Cuarto round. Quinto round. Ya sin poder más, el pobre hombre regresa a su esquina y cuando el entrenador le repite: "No te ha tocado. Está agotado. En el sexto se cae. El destrozado boxeador se voltea y le dice: "Manito, entonces vigílame al referí, porque a mí alguien me está dando una golpiza". Así está Chávez. Como el entrenador. Cifras van y cifras vienen. Millardos invertidos, consultas realizadas, equipos relucientes adquiridos, clínicas nuevas inauguradas. "No te ha tocado. En el próximo round se cae". Pero lo que parece cierto es que a la salud alguien le está dando una paliza. Un periódico pro gobierno, pero que dice las cosas, titula su primera página diciendo que la salud está en coma y Hugo Chávez dictamina, decreta: "la salud no está en coma". Así es con todo. La educación, la seguridad, el desabastecimiento, Pdvsa. La Exxon está groggy, ante las fintas a lo Alí de Pdvsa. No puede más, tirará la toalla de un momento a otro. Ficción Como el entrenador del cuento, Chávez intenta fabricarse o fabricarnos una realidad ficticia. Pero se ha producido un cambio muy grande en cuanto a sus posibilidades de lograrlo. Hugo Chávez significó un proceso de inclusión y de reconocimiento de amplias capas de venezolanos que habían venido siendo excluidas en lo económico, lo político, lo social, a lo largo de los años de declive del puntofijismo. La realidad material de esa inclusión está sujeta a muchas controversias entre los conocedores. Algunos dicen que las misiones nunca sirvieron para mucho y otros sostienen que sí. En cambio la dimensión simbólica de ese proceso estaba fuera de discusión. Más allá de que en los hechos lo fuera o no, buena parte de la población se sentía incluida, reconocida. Lo había oído decir, había como que visto que le había ocurrido a otros, o él mismo estaba en una misión sobre cuya utilidad real no era cuestión de hacerse preguntas: me toman en cuenta y eso basta. Y, sobre todo, esa voz presidencial, ese estar vuelto hacia uno, hacia el olvidado; ese hablarle al corazón, esa calidez, esa llaneza, esas ocurrencias. Tenía que ser verdad. "Me incluyeron, me reconocieron". La dimensión simbólica, en el sentido dicho, predominaba sobre la dimensión material. En cierta forma, era la garantía de que la material, o ya existía o vendría dentro de poco. Se vino abajo De alguna manera, en algún momento, por alguna razón, eso se vino abajo. Lo que cuenta cada vez más es la realidad material de la inclusión. La simbólica sirve para los primeros momentos del nuevo reconocimiento, de la salida del olvido, primeros momentos que pueden durar lo suyo, incluso unos cuantos años. Pero no más. Y menos si lo que se había logrado, si lo que había parecido lograrse, en lo material de la atención de salud, de las misiones educativas, se deteriora, retrocede, empieza a hacer crisis. Los excluidos ya dan por descontada su inclusión, su reconocimiento. Es un logro a conservar a toda costa. OK, pero ¿ y qué más ? Modifiquemos un poco el cuento del principio. Al menos durante algunos rounds el boxeador pudo sentir que no le estaba yendo mal. Sobre todo porque tenia un nuevo entrenador que lo miraba de una nueva manera. Los golpes que podía estar recibiendo podían ser, en efecto, parte de un plan y algunos rounds parecía haber ganado. Pero eso ya pasó. A partir del séptimo round es la pura tunda. Como promedio, en la vida real, en el centro del ring, es casi imposible encontrar un desarrollo positivo en ningún área de la vida del país. Uno que compense o supere lo malo que pasa en ese mismo terreno. Otra cosa es cuando suena la campana, en la esquina, en la realidad virtual de las cadenas y las alocuciones, donde el pueblo oye que le dicen: "¡no te ha tocado!". |
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