Cómo se llegó a la solución de la grave crisis regional
Por Venezuela Real - 9 de Marzo, 2008, 16:19, Categoría: Política Internacional
José Ignacio Lladós
La Nación - Argentina 09 de marzo de 2008 Tras la cumbre de Santo Domingo: repercusiones de un encuentro agitado SANTO DOMINGO.- La historia cuenta que en la región había una crisis fenomenal, de proyección indescifrable y compleja, y que durante unas seis horas y media ese conflicto estuvo a punto de agravarse. Hubo tantos gritos, acusaciones graves y nervios crispados entre los presidentes Alvaro Uribe y Rafael Correa, que no parecía quedar espacio para una solución. Pero el diferendo entre Colombia y Ecuador se resolvió. ¿Acaso estaba todo arreglado? La Cumbre del Grupo de Río, que se realizó anteayer en esta ciudad, sorprendió a todo el planeta. Tanto fue así que aquí hasta hubo quienes sugirieron que podría haber existido un acuerdo para que Uribe y Correa fijaran sus respectivas posiciones y se mostraran firmes ante sus electorados para, después, bajar el tono con un abrazo simbólico. Fuentes de la delegación argentina consultadas por LA NACION revelaron que no hubo un pacto, pero sí un acuerdo que se tejió durante toda la tarde entre las delegaciones diplomáticas de casi todos los países participantes. Los más influyentes resultaron México, la Argentina y Venezuela, apoyados por Chile y Brasil. Ya en decenas de charlas informales y algunas otras reuniones oficiales mantenidas previamente por las delegaciones había quedado claro que no se podría evitar un clima caliente en la cumbre. Todos sabían que habría chispazos y ninguno tenía claro si al final se firmaría una declaración conjunta. Así las cosas, alrededor de las 15 del viernes, cuando volaban las acusaciones y los gritos entre Uribe y Correa, los presidentes de México, Felipe Calderón, y de la República Dominicana, el anfitrión Leonel Fernández, comenzaron a moverse para convencer a ambos de que convenía bajar el tono del conflicto. Convocaron a sus delegados y les solicitaron acción. Mientras, la presidenta Cristina Kirchner conversaba con su par de Chile, Michelle Bachelet, sobre cómo buscarle una solución a la crisis. Acordaron, por ejemplo, condenar sin atenuantes la violación de la soberanía territorial. A ellas se les sumó el canciller brasileño, Celso Amorim, en nombre del presidente Luiz Inacio Lula da Silva. La Presidenta ordenó al canciller Jorge Taiana que buscara un acuerdo sobre la base de lo conversado con Bachelet. Taiana se levantó y se dirigió a la delegación argentina, sentada detrás de él. Estaban los ministros de Planificación Federal, Julio De Vido, y de Defensa, Nilda Garré; el embajador Agustín Colombo Sierra; el vocero Miguel Núñez; el presidente de los cascos blancos, Gabriel Fuks, y otros funcionarios de la Cancillería. Taiana bajó el mensaje y cada uno empezó a hablar con sus contactos en otras representaciones. Lo mismo sucedía con chilenos, brasileños, mexicanos, venezolanos, colombianos, etc. Había mucho movimiento. Se supo así que José Miguel Insulza, titular de la OEA, apoyaba la doctrina de que la violación de la territorialidad tiene que ver con los límites geográficos y no con la defensa de los derechos de una sociedad. Uribe intentó imponer esto otro, pero fracasó. El OK del jefe de la OEA impactó. El primer indicio de que podría haber un acuerdo se dio cuando Uribe dijo que estaba abierto a pedir disculpas. Mucho margen no tenía y ya había ganado al incluir en la agenda una discusión de horas sobre las FARC. El otro punto saliente se produjo cuando el presidente Hugo Chávez evitó un discurso beligerante. Cristina Kirchner, entre otros, le había reclamado en Caracas que no potenciara un conflicto en el que Venezuela no había sido afectada. Fue una señal de que al líder bolivariano también le convenía un acuerdo. Cuando Colombia admitió su error, pidió disculpas y aceptó firmar que no volvería a actuar unilateralmente, se empezó a cerrar el último boceto. Uribe pidió incluir una declaración sobre las FARC. Los demás presidentes eligieron no calificar a la guerrilla colombiana y allí el jefe colombiano puso una condición: debía figurar que para Colombia las FARC eran terroristas. Chávez acató. Había declaración, entonces. Faltaba un gesto de Correa y un apretón de manos. Eso sí, nadie lo esperaba y nadie lo trabajó. Fue una decisión del presidente ecuatoriano, que sorprendió cuando dijo que daba "por superado el conflicto". En el grupo argentino nadie lo suponía. No hubo un pacto, en definitiva, ni un guión organizado por maestros de la telenovela latinoamericana, pero sí mucho trabajo y muchas gestiones para que se produjera el acuerdo. Por eso la cumbre se cerró con éxito. |
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