Antes y ahora - Ironías de la leche
Por Venezuela Real - 18 de Marzo, 2008, 13:50, Categoría: Política Nacional
El Editorial
El Nacional 18 de marzo de 2008 Entre el concierto por la paz censurado el domingo impúdicamente por la revolución bolivariana, la celebración de los ganadores del Kino del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), y la reunión de los cancilleres de la OEA para tratar el caso de Ecuador y Colombia, apenas ha quedado tiempo para comentar los trajines presidenciales dirigidos a poner fin, manu militari, a la desaparición de la leche en los abastos, mercados y supermercados. Luego de combatir al Imperio en varios continentes (no importa cuáles, pues da lo mismo), nuestro héroe aterrizó aquí para prestarle atención a esta parcelita venezolana donde le tocó nacer. De inmediato, el Presidente adquirió (él todo lo hace en primera persona) una empresa que, según sus palabras, posee más de una tercera parte del mercado de distribución y comercialización de leche fresca, pasteurizada y de larga duración, así como de jugos y yogures. También compró una empresa de refrigeración y conservación de alimentos que (dice él) atiende 75% del mercado. Con estas acciones, decimos nosotros, el mandatario nacional comienza a delinear una "estrategia" para enfrentar el desabastecimiento que afecta a los venezolanos. Ésta consistiría en que el Gobierno (es decir, el Presidente) asumiría directamente la producción y distribución de alimentos, mediante la adquisición de las industrias que se dedican al ramo y su respectiva cadena de mercadeo. De esta forma se crearía, "con métodos capitalistas", un sector estatal de producción social. En pocas palabras, lo que Miraflores no pudo lograr mediante la reforma de la Constitución, por falta de votos y de apoyo. El método no es de por sí novedoso, ni siquiera malo, sino históricamente "adeco copeyano". En otros tiempos el Estado venezolano creó o adquirió empresas productivas y de mercadeo. Por ejemplo, Indulac en el rubro de leche y Mersifrica o Corpomercadeo para la distribución. Aunque algunos malpensados puedan sostener que estos métodos se parecen a los de los grandes capitanes de industrias capitalistas, que llevaban a sus competidores a la quiebra para así constituir monopolios por rama de productos o servicios, no hay que ser tan pesimistas. Quizás reaparezcan la leche, el azúcar, el aceite, los huevos y los pollos, a precios razonables. Tampoco habrá muchos perjudicados. Los actuales dueños de esas industrias podrán olvidarse de los problemas de mercado; de las amenazas de cárcel o expropiación; y de lidiar con los funcionarios y permisos del Gobierno. Y, al igual que los accionistas de La Electricidad de Caracas y de Cantv, podrán colocar sus haberes en los mercados financieros internacionales. La estrategia hará posible que se eliminen muchos malentendidos: si el Gobierno se hace cargo del sector alimentos no habrá a quién culpar cuando haya escasez o se disparen los precios. No oiremos hablar de acaparadores, saboteadores o conspiradores que nos quitan el pan de la boca. Porque existirá un solo responsable: el Gobierno, es decir, el Presidente. |
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