Boxeo mediático - Llantos y heridas
Por Venezuela Real - 1 de Abril, 2008, 15:00, Categoría: Libertad de Expresión
El Editorial
El Nacional 01 de abril de 2008 Como no lograron impedir la reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa en Caracas, ni mucho menos neutralizar el impacto noticioso internacional de sus rotundos informes y conclusiones, a los bolivarianos no les ha quedado otro camino que proclamar una victoria donde ellos sólo cosecharon derrotas. Ayer, en rueda de prensa, el ministro Andrés Izarra se declaró vencedor ante la SIP, como si en la capital venezolana se hubiera producido un encuentro boxístico que, en verdad, nadie presenció ni escuchó, más allá de la afiebrada mente de ese funcionario. Y lo cierto es que no hubo pelea porque el gran boxeador invitado, el Presidente de la República, se negó a subir al ring, se le encalambraron las piernas y mandó a este muchachito Izarra a dar la cara por él. Valga decir, se rindió antes de combatir como ocurrió el 4 de febrero de 1992. Esa es la verdad: si contáramos con un mandatario de coraje y valentía, no le hubiera sacado el cuerpo a pronunciar un discurso ante la SIP, defendiendo sus posiciones sobre el "terrorismo mediático y el imperialismo". Nadie en la SIP le hubiera objetado su derecho de defender sus puntos de vista. Además, se habrían escuchado sus argumentos e, incluso, se guardaría en los archivos de la reunión de Caracas la posición expresada ante los ilustres visitantes. Pero tuvo miedo, le faltó coraje y decidió armar una reunión alterna con sus esclavos mediáticos, los mismos que le tienden la cama cada día en los periódicos, en los noticieros de la radio y la televisión, sin atreverse jamás a contradecirle. Lo más lastimoso de todo es comprobar cómo desde la dictadura de Stalin en la Unión Soviética, de Mao Tse-Tung en China, y de Fidel Castro en Cuba, los periodistas supuestamente revolucionarios terminan siendo los perros guardianes de estos dictadores que, entre otras linduras, mandaron a la cárcel y al paredón a centenares de reporteros, poetas, escritores e intelectuales sólo por haber cometido el delito de discrepar de la línea del partido. Hoy en Cuba hay 25 periodistas presos, pero nadie se atreve en Miraflores a nombrarlos ni hacer gestión por su libertad. ¿Cómo puede entonces el Gobierno pretender que se le crea su doctrina del terrorismo mediático? ¿Meter en la cárcel por veinte o más años a los periodistas, poetas y artistas de oposición en Cuba no es un delito de terrorismo mediático? ¿Matar y secuestrar a los reporteros que investigan el narcotráfico en Colombia, Ecuador, México o Venezuela, y que nadie del Gobierno haga nada por esclarecer y castigar a los asesinos no es terrorismo? En vez de importar con petrodólares a esos tinterillos de ocasión que vienen a Venezuela a servir de relleno y a darse la gran vida, más nos serviría a los ciudadanos que se investigaran y castigaran las muertes de los periodistas venezolanos cuyos asesinatos permanecen impunes, tanto por la complicidad de los burócratas bolivarianos como por las presiones de los agentes de la FARC ligados al narcotráfico en Venezuela. |
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