La Casa Amarilla se queda sin diplomáticos
Por Venezuela Real - 11 de Mayo, 2008, 16:10, Categoría: Política Internacional
VALENTINA OROPEZA
El Nacional 11 de mayo de 2008 Un tercio de las embajadas es dirigido por encargados de negocios La revolución bolivariana expande su influencia en el mundo a través de un servicio exterior contradictorio. Sólo 15 de las 97 embajadas están encabezadas por funcionarios de carrera, mientras 7 militares y 18 ex altos funcionarios dirigen las delegaciones prioritarias El 2 de enero de 1999, el recién electo presidente Hugo Chávez anunció su disposición a mantener estrechas relaciones con todos los países y delegó en José Vicente Rangel la conducción de la política exterior del nuevo Gobierno. Apenas pisó su despacho en la Casa Amarilla, Rangel denunció que 72% del servicio exterior heredado de la IV República no era de carrera. Prometió talar las designaciones a dedo y sembrar la profesionalización en la Cancillería. Pero después de 9 años de Gobierno, 84% de los embajadores venezolanos carece de credenciales en la carrera diplomática. Los funcionarios que acceden a opinar sobre el funcionamiento del Ministerio de Relaciones Exteriores señalan que el perfil del diplomático venezolano es cada vez más difuso; tanto que admite una nómina paralela de empleados en comisión que es más grande que la plantilla del personal fijo. Los detractores internos del canciller Nicolás Maduro no digieren las contradicciones: en Colombia, por ejemplo, no se ha designado todavía un nuevo embajador, a pesar de la reconciliación entre Chávez y Álvaro Uribe en la XX Cumbre del Grupo de Río. Tras el regreso de Pável Rondón a Caracas, la Dirección de Recursos Humanos del ministerio prescindió de al menos 9 funcionarios. Hoy, la relación con el principal socio comercial de Venezuela se reconstruye con sólo una decena de empleados. En Cuba, entretanto, trabaja una delegación de 40, cuya autonomía política y recursos le han valido el apelativo de "cancillería paralela". Funcionarios cercanos a Maduro fruncen el ceño cuando les llegan "comentarios malsanos", y al ser consultados sobre el valor de la carrera diplomática advierten: "Hay que resolver con los que están comprometidos con el proceso. El resto no nos sirve". La estructura del servicio exterior, publicada en la Gaceta Oficial número 360.264 del 31 de marzo de 2008, revela que las asignaciones diplomáticas se han convertido en premios para ex funcionarios y advenedizos migrados de otros ministerios, e incluso para amigos de los círculos de poder dentro de la Cancillería. Venezuela es representada por 97 embajadas en países y organismos multilaterales: sólo 15 son dirigidas por personal de carrera, mientras que 25 embajadores activos han sido altos funcionarios durante la gestión de Chávez, 18 civiles y 7 militares retirados, quienes ocupan la mayoría de los cargos clave del servicio exterior. Además, 22 jefes de misión son personal en comisión: empleados públicos de rango medio que carecen de formación diplomática y, en su mayoría, fueron trasladados a la Cancillería desde otros organismos públicos. Un tercio de las misiones (33 embajadas) son gestionadas por encargados de negocios. Otras 2 misiones diplomáticas (México y Bélgica) esperan por la designación de relevos, tras la remoción de sus titulares. Los profesionales. Roy Chaderton (Organización de Estados Americanos), Alfredo Toro Hardy (España) y Jorge Valero (embajador de Venezuela ante las Naciones Unidas y viceministro de América del Norte y Asuntos Multilaterales), forman parte de la élite de 15 embajadores educados para el quehacer diplomático que ha sobrevivido a la ola de designaciones políticas. En la OEA, fuentes extraoficiales comentaron que el traslado de Chaderton fue ponderado como una decisión positiva. "Es un veterano entrenado para el diálogo. Eso facilita cualquier negociación", indicaron. El politólogo Aníbal Romero advirtió que los diplomáticos son muy estrictos cuando castigan las vacilaciones y el desconocimiento: "Hay un acuerdo de interpretación y protección mutua. Cuando un embajador no domina los protocolos, el país pierde credibilidad en el extranjero". Fuentes del MRE explicaron que 16% del servicio exterior aún es de carrera porque los diplomáticos han adoptado dos estrategias de supervivencia: proclamar su identificación con el socialismo o ser tan eficientes que resultaría muy costoso para el Gobierno reemplazarlos. Romero apuntó que un servicio exterior poco profesional puede ser útil para el comienzo de una revolución, pero es insostenible a largo plazo. "Los diplomáticos improvisados son capaces de tomar riesgos como subvencionar grupos o entrometerse en la política interna". Hoy la Cancillería esparce su infuencia ideológica a través de direcciones y oficinas de intercambio comercial. Un diplomático de carrera que se declara admirador del Presidente afirmó que el problema no es que los embajadores sean elegidos con criterios políticos; el cuello del embudo es la falta de herramientas para medir el desempeño de los empleados. "La falla es que no hay una evaluación rigurosa del personal, ni por parte de Recursos Humanos ni por el despacho del ministro. La calidad no se puede decantar con un tamiz ideológico, sino más bien en función de la eficiencia. Eso se ha perdido", señaló. Milagros Betancourt es embajadora de carrera y obtuvo su jubilación tras casi 30 años en el servicio exterior. Asegura que durante todo ese tiempo sintió que su estatus dependía sólo de sus competencias. "Fui ascendida en los gobiernos de Pérez, Lusinchi, Luis Herrera y Caldera y nadie me preguntó jamás si era adeca o copeyana. Aunque había designaciones a dedo, el funcionario de casa era respetado". Juan Carlos Sainz, especialista en Derecho Internacional y quien fue profesor del Instituto de Altos Estudios Diplomáticos Pedro Gual, explicó que existen dos escuelas que marcan la pauta de un servicio exterior: una carrera cuyo ascenso se logra en una escala de rangos, que van desde el tercer secretario hasta el embajador; y aquella en la que los cargos son una posición, que depende de decisiones políticas y no de la experiencia acumulada por el funcionario. El primer modelo es el más usado en América Latina, mientras que Estados Unidos, Gran Bretaña y España, por ejemplo, aplican el segundo. "La dicotomía surge cuando se asume que en Venezuela se asciende en la carrera diplomática según el primer esquema, pero en la práctica se emplea el segundo", argumentó Sainz. La Casa Amarilla de hoy se parece más al Departamento de Estado y a la Cancillería colombiana, que a Itamaraty. George W. Bush y Álvaro Uribe gozan del mismo privilegio que la Ley del Servicio Exterior prevé para Chávez: tienen la potestad de nombrar a la totalidad de los embajadores y cónsules. Funcionarios en Bogotá explicaron que no existen suficientes profesionales de carrera para llenar las 62 embajadas de Colombia en el exterior, por lo cual es común ver a allegados del Ejecutivo en misiones en el extranjero. En México, por el contrario, opera la primera escuela: 80% del personal es de carrera; se asciende a través de concursos de oposición –como fue en Venezuela hasta 2005– y para llegar a ser embajador, el aspirante debe enfrentarse con periodistas y senadores, y demostrar que los intereses del Estado están por encima de sus convicciones políticas. Se solicitó una entrevista con Maduro o algún vocero autorizado para hablar sobre el tema, pero no hubo respuesta. Los ex. Los destinos estratégicos de la política exterior venezolana quedaron bajo el monopolio de ex ministros y funcionarios que han ocupado otros cargos en la gestión de Chávez. Las embajadas en Cuba, Bolivia, Rusia, Bielorrusia e Irán son prueba de ello. Fuentes internas apuntaron que la incorporación del ex canciller Alí Rodríguez Araque al Partido Socialista Unido de Venezuela, y su salida de Patria Para Todos, debilitó la diversidad política en el MRE. "Nuestras piezas más importantes eran Rodríguez Araque y Bernardo Álvarez (embajador de Venezuela en Estados Unidos). Ya no nos queda nadie en el servicio exterior y los que permanecen en el interno tienen que decir que simpatizan con el PSUV para que los dejen tranquilos", señaló un dirigente del partido azul. Rodríguez Araque fue designado por Chávez vicepresidente en los Andes y coordinador de la Comisión de Formación e Ideología del PSUV, pero sigue siendo embajador en Cuba. El operador de la intervención que se atribuye al Gobierno venezolano en Bolivia es el ex ministro de la Vivienda y antiguo militante de PPT, Julio Montes Prado. En enero de 2006, este ingeniero civil hizo sus maletas y aterrizó en La Paz con la misión de afianzar el tutelaje ideológico sobre el gobierno del presidente Evo Morales y fortalecer el esquema del ALBA. Al ex gobernador de Nueva Esparta Alexis Navarro le corresponde articular estrategias políticas para estrechar los vínculos con Rusia; al tiempo que Américo Díaz Núñez, ex constituyente y ex viceministro del despacho de Información y Comunicación, hace lo propio en Bielorrusia. El ingeniero de sistemas Arturo Gallegos se ocupa de la misión diplomática en Teherán. No ha sobrevolado las lides del alto gobierno, pero tiene un amplio récord de trabajo en la administración pública en el Banco del Pueblo, Cadafe y VTV, siempre designado directamente por Chávez. La delegación castrense en el servicio exterior es reducida, pero contundente: de los siete embajadores militares designados, seis tienen sus oficinas en América Latina. Destacan el general de División (Ej.) Julio García Montoya y el general de Brigada (Ej.) Arévalo Méndez, quienes conducen las misiones diplomáticas en Brasil y Argentina, los dos gigantes del Mercado Común del Sur y socios clave de Chávez. Los importados. Entre los embajadores en comisión, que integran la cuota más grande del servicio exterior con 23%, figura una camada de representantes en el Caribe apadrinada por el ex viceministro Rodolfo Sanz, quien dirige el Ministerio de Industrias Básicas y Minería desde enero. El grupo está integrado por Omar José Valdivieso (Belice); Darío Morandy (Guyana); Pedro Canini (Haití) y Alí José Díaz (Grenada). Fuentes de PPT recordaron que varios de ellos fueron cercanos a la organización, pero nunca ocuparon cargos directivos en el partido. Sanz, quien se mantiene como Coordinador Permanente del ALBA, logró un puesto clave para su tribu a finales de marzo con el nombramiento de Sergio Rodríguez en Nicaragua, un internacionalista que trabajó bajo sus órdenes en el viceministerio de América Latina y el Caribe. Entre los embajadores que no pertenecen al servicio diplomático de carrera hay un grupo de profesores proveniente de círculos asociados con el pensamiento marxista en la Universidad Central de Venezuela, aunque las afinidades ideológicas no siempre propicien las alianzas personales. El internacionalista Reinaldo Bolívar y la economista María Auxiliadora Hernández destacan en la élite académica. El primero es viceministro de África desde enero de 2005, el más antiguo de los vicecancilleres y el único que salió ileso de las remociones que ordenó Maduro en 2006. La segunda es la delegada designada por Chávez como su representante en el Jurado Calificador, instancia que sanciona las entradas y ascensos en la carrera diplomática. Además, una legión de profesionales formados en Francia ha alcanzado cargos clave, impulsados por el ex canciller Jesús Arnaldo Pérez, embajador en París. Algunos funcionarios celebran la incorporación de docentes al cuerpo de embajadores; pero otros advierten que es una versión más moderada de la desprofesionalización del servicio exterior, en vista de que no ingresaron en la Casa Amarilla por concurso. La diplomacia académica es variopinta. Por ejemplo, Dia Nader (embajadora en Siria) es abogada con una maestría en Física en la Universidad de la Amistad de los Pueblos de Moscú; Antonio Montilla (Suráfrica) y Franklin González (Uruguay) son docentes de Estudios Internacionales en la UCV; mientras que Gladys Urbaneja (embajadora ante la FAO en Roma) es ingeniera química y fue profesora en la Universidad de los Andes. Relaciones recíprocas. Más de un tercio de las 97 embajadas venezolanas son dirigidas por encargados de negocios. Demetrio Boersner, ex embajador en Bucarest, Estocolmo y Viena, explicó que cuando un país recibe a un embajador, espera de su contraparte la designación de un funcionario con el mismo rango; de lo contrario, puede asumir que los vínculos no son óptimos o, peor aún, que no existe voluntad para mejorarlos y por tanto se rompe la reciprocidad. De la lista de países en los que Venezuela tiene encargados de negocios, Boersner critica los vínculos con Colombia e Israel. "Cuando no se envía un embajador a Bogotá se interpreta que no hay interés en mejorar las relaciones con el Gobierno colombiano. En el segundo caso, Caracas confronta a un aliado de su máximo enemigo, Estados Unidos". Boersner lanza una advertencia: "Mientras Venezuela no respete la reciprocidad política y diplomática, tendrá flancos abiertos al conflicto". Los traspiés de la diplomacia bolivariana ... Tras bastidores ocurren episodios que rompen las convenciones diplomáticas elementales y revelan los perjuicios que la improvisación puede causar a la interacción de Venezuela con otros países. Son historias que acaban convirtiéndose en comentarios de pasillo en la Cancillería y chistes en cocteles entre diplomáticos. Fuentes de la Casa Amarilla señalaron que durante el gobierno del presidente Hugo Chávez se han presentado varios casos de embajadores a quienes les han negado el placet, porque los países receptores consideran que los funcionarios no están a la altura de sus responsabilidades o, simplemente, p orque prefieren evadir la amenaza de un diplomático que se entrometa en sus asuntos internos. Argentina, un estrecho aliado de Chávez, solicitó a la salida de Roger Capella por nexos indebidos con grupos piqueteros. Sus excesos dificutaron la designación de un nuevo embajador venezolano en Buenos Aires. Otro funcionario de la Cancillería indicó que los embajadores venezolanos chocan con gobiernos o delegados en instancias multilaterales porque lanzan discursos altamente politizados, para causar impacto en la política interna. "Los diplomáticos se radicalizan para que no haya dudas de que están totalmente comprometidos con el proceso. Pero a algunos se les pasa la mano y terminan creándole un problema al Ejecutivo", argumentó. En otros casos, parece ser el Gobierno el que no entiende las señales que envían otros países. Por ejemplo, Venezuela pidió el placet a Panamá para enviar como embajador al capitán (Ej.) Jorge Durán Centeno, actualmente cónsul en Sao Paulo, pero nunca recibió respuesta. Tardaron un año para retirar su designación. La apretada agenda presidencial también provoca desencuentros. Un embajador europeo concurrente en Venezuela y residente en Brasil viajó tres veces a Caracas en cuatro años para presentarle las cartas credenciales a Chávez, pero nunca fue recibido en Miraflores. …………… La llegada de "los marielitos" Un grupo de terceros secretarios viajó a Cuba y, al regresar, asumió cargos directivos en el MRE. Académicamente, están en la base de la carrera diplomática; políticamente, están en la cúspide Gerardo quiso pero no pudo. Quiso hacer carrera diplomática, pero no soportó la presión interna; quiso mantenerse al margen de las valoraciones políticas y acabó castigado por la lista de Tascón. Hoy quiere autorizar que se cite su nombre y apellido, pero teme que los compañeros que dejó en la Cancillería paguen por sus infidencias. Sobrepasa la desazón con un trago de vino tinto al mediodía, en una tasca del centro de Caracas, cercana a la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores. Está de pasada por la ciudad; dentro de unos días volverá a París para proseguir sus estudios de doctorado. Afirma que en diciembre del año pasado recibió una grata noticia: un tribunal contencioso administrativo falló a su favor en la demanda que interpuso contra la Cancillería por rechazar ilegalmente su incorporación a la carrera diplomática, hace 3 años. En 2003 y 2005, cerca de 60 profesionales integraron las dos últimas promociones de terceros secretarios (el primer rango en la carrera diplomática), que entraron en la Cancillería por los canales académicos tradicionales. De ellos, un tercio renunció por presiones políticas, mientras otros 30 fueron enviados a La Habana para hacer una maestría en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa. La promesa: ocupar un puesto clave en el MRE. Gerardo dice haber sido víctima, junto con otros compañeros, de hostigamiento político por haber firmado a favor del referéndum revocatorio contra el presidente Hugo Chávez. "Nos citaban a cada uno por separado y nos hacían largos interrogatorios. Decían que nunca íbamos a ascender en la Cancillería. Todas las evaluaciones se hicieron sin baremo", relata. "La carta para informarnos que no habíamos sido ratificados como terceros secretarios fue firmada por la Dirección del Instituto Pedro Gual, y no por el entonces canciller Alí Rodríguez Araque o por la Dirección General del ministerio, como indica la ley", remata. A diferencia de Gerardo, varios de los que fueron escogidos para viajar a Cuba ya regresaron y controlan cargos de poder en la Casa Amarilla, como la Dirección de Personal del Servicio Exterior, la Coordinación del Personal Diplomático y Consular o la Coordinación de Empleados Locales y Agregaduría Militar; en pocas palabras, deciden el destino laboral de los diplomáticos. Nada de ello incomodaría a los trabajadores de la Cancillería si sus designaciones respetaran la mecánica de ascensos por concurso y méritos académicos. Pero el descontento se refleja en la denominación "marielitos", que alude al éxodo de cubanos que se marcharon a Estados Unidos entre abril y octubre de 1980. "El ministerio está gobernado por 40 muchachos que no tienen más mérito que tener mentalidad comunista. Y otros, que nos hemos formado en esto desde hace muchos años, tenemos que mendigar una silla en cualquier oficina", opinó un funcionario que prefirió no identificarse. Los directivos del Instituto Pedro Gual no respondieron a las solicitudes de entrevistas para discutir estos temas. Profesionales a la deriva. Desde hace tres años no ingresa ni asciende un funcionario por concurso. Milagros Betancourt fue jubilada en 2002 de la Cancillería. Recuerda que la carrera diplomática se cumplía en 25 años: 5 para ascender de tercero a segundo secretario, y después 4 años más para cada rango (primer secretario, consejero, ministro consejero, encargado de negocios y embajador). Asegura que Chávez recibió una Casa Amarilla llena de funcionarios que no entraron por concurso; y reconoce que sólo la reforma de la Ley de Servicio Exterior de 2001 homologó a los de comisión con los de carrera. Sin embargo, se alarma cuando piensa que las credenciales ya no cuentan en el récord de los funcionarios. "Antes se exigía a los diplomáticos presentar pruebas, dominar varios idiomas y actualizarse académicamente. La politización no puede servir como excusa para justificar la mediocridad". Gerardo argumenta que los primeros concursos de oposición durante la gestión bolivariana evaluaban la calidad académica. Él fue admitido como tercer secretario con 18,7 puntos sobre 20. Pasó por todas las dependencias que le asignaron en el ministerio y cumplió con las pasantías sociales. El ministerio tardó 18 meses más de lo que establece la ley en notificarle que no fue ratificado en la carrera diplomática por una diferencia de tres décimas. Aunque era el segundo de la promoción, acabó fuera de la Cancillería. Algún amigo le contó que los 8 compañeros que se sentaban en el lado izquierdo del salón e iban rezagados en el promedio de notas, ahora son directores en el MRE. ……….. La tercera reforma se aprobará este año La llegada de un nuevo presidente a la Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional promete la pronta aprobación de la tercera reforma a la Ley del Servicio Exterior. Se trata del diputado por el estado Aragua Roy Daza, quien explicó que la prioridad de su gestión será la ratificación definitiva del instrumento. El miércoles 14 de mayo está previsto que una comisión de 10 personas se reúna para analizar exhaustivamente las modificaciones aprobadas en primera discusión por el Parlamento, en febrero de 2007. El equipo de trabajo estará integrado por varios diputados, el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Instituto de Altos Estudios Diplomáticos Pedro Gual. "Hay que evaluar lo que tiene que ser el servicio exterior venezolano. Se han modificado los objetivos y procedimientos en organismos internacionales, y el país tiene que adecuar su plantilla diplomática para encarar los nuevos retos", indicó Daza. Aseguró que la Ley del Servicio Exterior se aprobará antes de julio, cuando terminará el período de sesiones. Desde que Hugo Chávez llegó al Gobierno en 1999, la Ley del Servicio Exterior ha sufrido dos reformas: la primera en 2001, que subió la cuota de nombramiento de embajadores y cónsules ordenada por el Ejecutivo de 30% (según lo establecía la ley de 1961) a 50%; y la segunda en 2005, la cual asignó al Presidente la potestad de designar a todos los jefes de misiones en el exterior. En ambos casos, la ley conservó la figura del Jurado Calificador como la instancia encargada de sancionar el ingreso y ascenso en la carrera diplomática y señala que está integrada por siete miembros: dos designados por el Presidente, un embajador nombrado por la Cancillería, uno por la Asamblea Nacional, un representante de las instituciones formadoras de profesionales en relaciones internacionales, uno electo por los funcionarios activos y otro nombrado por el director de Recursos Humanos del ministerio. El proyecto de reforma pendiente transforma al Jurado Calificador en un Comité Evaluador, y elimina a los únicos dos miembros independientes del órgano: el designado por la academia y el escogido por el cuerpo diplomático activo. Juan Francisco Contreras, director del Colegio de Internacionalistas de Venezuela, considera que la tercera reforma es la estocada final a la profesionalización de la Casa Amarilla. "Si la intención del Gobierno es preparar a sus diplomáticos para afrontar los cambios de la política mundial, deberían tomar modelos como la Cancillería chilena o la brasileña, que han hecho importantes ejercicios para profesionalizar sus servicios exteriores". Vaivenes de un proyecto. Desde hace ocho meses, los empleados del MRE trabajan sin tener un reglamento interno de funcionamiento. Por ello, desconocen hasta dónde llegan las competencias de sus cargos, qué tipo de cláusulas legales los amparan e, incluso, en qué escalón del organigrama ministerial se encuentran. El 21 de agosto de 2007, se publicó en la Gaceta Oficial número 38.751 el reglamento orgánico de la Cancillería, que establecía el nuevo organigrama, pero el canciller Nicolás Maduro ordenó a principios de año reformular el proyecto de reglamento interno. La reestructuración sigue en discusión. Artículo Relacionado: • Radiografía Diplomática (11 mayo, 2008) |
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