Juan Carlos Rey: "Los partidos se quiebran y caemos en líderes mesiánicos"

Por Venezuela Real - 19 de Mayo, 2008, 11:04, Categoría: Política Nacional

ANA MARÍA HERNÁNDEZ G.
EL UNIVERSAL
19 de mayo de 2008

Entrevista  - Juan Carlos Rey, profesor emérito del Instituto de Estudios Avanzados
Para Juan Carlos Rey, la democracia tendría su salvación con el surgimiento de renovados partidos de masas, pero con otras visiones y cambios
"Me parecía oportuno rememorar esa lucha contra el personalismo y todo lo que había hecho Betancourt"

La más reciente lección del abogado y politólogo Juan Carlos Rey se titula Personalismo o liderazgo democrático. El caso de Rómulo Betancourt; un texto dirigido fundamentalmente a los jóvenes lectores, producto de la trayectoria, las investigaciones y reflexiones de su autor.

-¿Hay un momento particular para abordar el tema del personalismo hoy?
-La coyuntura es que vivimos un momento en el que la institucionalidad democrática se derrumba, y está en auge el personalismo caudillista, como había sido en el siglo XIX y contra el cual Betancourt siempre luchó. Me parecía oportuno rememorar esa lucha contra el personalismo y todo lo que había hecho él para afirmar la institucionalidad democrática de Venezuela y, sobre todo, dirigido a la gente más joven que no ha conocido eso.

-¿Qué cambios ha habido en el personalismo? ¿Se puede hablar de caudillismo?
-Se suele hablar de caudillismo y personalismo, para hablar de la afirmación de la política sin instituciones, la política basada en la voluntad personal de los dirigentes. La palabra caudillismo se refiere más bien a un tipo de liderazgo propio del siglo XIX basado en una realidad más rural que urbana. En ese sentido, el caudillismo tradicional, que desde luego es antidemocrático, no existe. Pero sí existe una forma de personalismo para el cual muchas veces se usa la palabra caudillismo: ese proceso de auge del personalismo ya se inicia a finales del siglo XX con lo que se llama la "Cuarta República"; lo cual no es sino una exageración, una caricatura de un proceso que se inicia en el último cuarto del siglo XX.

-De no tener un Hugo Chávez en la Presidencia, ¿estaríamos hablando de personalismo?
-Yo creo que hay un proceso de involución en la democracia, que se observa a finales de los años 70, acompañado de una crisis de los partidos democráticos, y que se caracteriza por un afianzamiento del poder de los presidentes sucesivos, sobre todo a partir de la primera presidencia de Carlos Andrés Pérez.

-¿Se dan otras condiciones también?
-Se dice muchas veces que la crisis de la democracia se debe a la partidocracia, a un poder exagerado de los partidos. Yo creo que eso es una falta de análisis de lo que ocurrió. Porque lo que ocurrió no fue un exceso de poder de los partidos sino al revés: los partidos renunciaron a su poder de control sobre el Presidente, le dieron plenos poderes. Eso comienza con Pérez y siguió igual. La gente le echa la culpa de lo que ocurre a los partidos, pero tenga en cuenta que los presidentes estaban liberados de la disciplina partidista, por tanto el partido no podía controlarlos y los presidentes tomaban decisiones con independencia, y a veces contra lo que opinaba el partido.

-¿Qué ocurre con la partidocracia?
-Cuando se habla de partidocracia, se desconoce que de hecho lo que hacen los partidos es abandonar sus funciones de control sobre el Presidente y sobre la Administración Pública. La gente lo que hace es afianzar esa idea, y así viene Chávez, que es el caudillo, la gente confía en la persona, es el salvador. Los partidos se quiebran totalmente y caemos en los líderes mesiánicos que nos van a salvar; y a mi modo de ver, es la gran falla y lo que hacemos es afianzar esa tendencia.

-¿Cómo ve usted el nacimiento del Partido Socialista Unido de Venezuela?
-Hay diferencias entre partidos personalistas, al servicio de una gran parcialidad, de un caudillo; y los partidos institucionales que tienen una dirección conocida, una responsabilidad, una organización y una ideología que no disiente de ninguna persona. La personalidad política es muy importante, incluso en las democracias modernas y los partidos de masas tienen personalidades muy relevantes; pero hay unas diferencias entre la personalidad política dentro de un partido democrático de masas y lo que es el partido personalista. Muchas veces se han creado para elecciones, como en la segunda Presidencia de Caldera. ¿Cuál es la ideología de los partidos creados para una persona? La que quiera el Presidente. ¿Cuál es la organización? Lo que quiera él. Decían que Acción Democrática era el partido de don Rómulo, pero no era el amo del partido ni podía hacer lo que quisiera porque estaba al servicio de un programa.

-¿Cómo es la ideología de un partido personalista?
-Una persona que crea un partido para él se sabe cómo es. El caso del Partido Nacional Socialista de Hitler. El progama del partido es muy sencillo, dos palabras: Adolfo Hitler, lo que quiera. Eso, sin querer decir que es lo mismo en el caso del PSUV; es "lo que él quiera", y lo han dicho. En el congreso fundacional, el Presidente decía "vamos a crear vicepresidentes" y respondían "lo que quiera Chávez". Él, en un momento dado, dijo "he decidido que lo que quiere Venezuela es el socialismo del siglo XXI", ¿de dónde lo sacó?, de su persona. De un momento a otro cambia a su capricho y la organización también. No es un partido que tiene una ideología histórica. Se dice que Betancourt fue un caudillo, pero él estaba en una dirección colectiva en la cual había personas como Gonzalo Barrios, Luis Beltrán Prieto, Valmore Rodríguez, Raúl Leoni. Eran unos gigantes intelectuales y políticos que no le aclamaban. Le discutían y se le oponían.

-¿Qué vigencia tienen los partidos en el contexto mundial?
-Es importante tener en cuenta que Betancourt dijo en más de una ocasión que su mayor orgullo no era haber sido dos veces Presidente o jefe de Estado, sino haber fundado Acción Democrática, un partido de masas democrático. Este partido es el instrumento que crea la moderna democracia social para acceder a la política. Muchas personas creyeron que ese era el destino de la humanidad: a más democracia, más extensión de los partidos de masas y destrucción de los antiguos partidos de personalidades oligárquicas. AD fue el primer partido de masas que hubo en Venezuela. Ahora parece que no ha sido así, ha habido una quiebra de las masas, entre otras cosas por el desarrollo de los medios de comunicación que han hecho que el aparato partidista no sea tan importante como antes para conquistar el poder. Pero los partidos de masas no pretendían solamente usar el poder, sino también desarrollar la cultura política de los militantes.

-¿Eso se dio en el caso de Venezuela?
-Es evidente lo que fue AD como partido al llevar una cultura política a la gran masa. Ahora está en crisis, y hay personas que piensan que se han destruido los partidos y que van a ser sustituidos por los medios de comunicación y los tecnócratas. Yo creo que eso no va a ser así. Mi opinión personal es que eso puede ser así sobre la base de hacer dictadura. El sentido de la democracia está en la reconstrucción de partidos de masas, no exactamente en la forma tradicional. Pero hacen falta nuevos partidos de masas, y la democracia en Venezuela va a depender de ello, que no hagan valer la democracia con sustituir al líder carismático Chávez por otro líder carismático.

-¿Está de acuerdo con las categorías de Cuarta y Quinta República?
-No, ese es un disparate, desde luego. Ese es un capricho de Chávez. Eso hay que preguntárselo a los historiadores.

-Tampoco lo están.
-No. Betancourt tuvo dos logros muy importantes: uno, construir los partidos. Los partidos en Venezuela se habían destruido en el siglo XVIII y XIX. Los positivistas habían hecho horrores con los partidos, eran grupos de personas con un interés, siempre buscando el botín. Eran partidos de oligarcas, no de base popular, y durante el régimen de Gómez ocurre la insurgencia juvenil, los actos del 28, de allí Rómulo Betancourt y un grupo de jóvenes que sale al exilio fundan y conciben una forma de partido. Cuando vienen a Venezuela, estaba López Contreras, que era totalmente contrario a los partidos, era de la tradición antipartidista bolivariana "que cesen los partidos y se consolide la unión". Odia los partidos, como todos los militares, porque los partidos son debilidad, crear relaciones cuando el país debe estar unido contra el enemigo. López Contreras no puede legalizar el Partido Democrático Nacional, y Betancourt actúa en la clandestinidad. Después Medina crea el PPG, Partidarios por el Gobierno, que luego se transforma en el Partido Democrático de Venezuela, pero que es un partido de oligarquías, creado por el Gobierno para apoyarlo.

-Lo del PPG se parece a la actual creación de un partido para apoyar al Gobierno.
-Sí, claro. Los medinistas de aquella época y después no entendieron lo que era AD. La gente que asesora a Chávez, que muchos son medinistas, José Vicente Rangel, por ejemplo, creen que desde el Gobierno se puede crear un partido de base. No es posible, y mucho menos un partido que no tiene ideología ni tradición ni nada.

-Si se habla del fin de las ideologías, ¿con cuál se podría construir un partido?
-Eso es muy complicado, y es evidente que marxismo leninismo no puede ser, sobre todo leninismo. Yo creo que la cosa va hacia un socialismo democrático, que es lo que va en Europa, y frente a eso habrá un partido conservador más o menos, con sus matices.







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