La nueva narcovenezuela (I) - La droga viaja en avión
Por Venezuela Real - 25 de Mayo, 2008, 16:19, Categoría: Seguridad/Inseguridad
JAVIER IGNACIO MAYORCA
El Nacionanl 25 de mayo de 2008 Más de 150 toneladas anuales son trasladadas en aeronaves venezolanas El endurecimiento del control de los vuelos ilícitos en Colombia ha traído un nuevo problema: los traficantes trasladaron sus operaciones aéreas a Venezuela. Al menos un aeroplano sale diariamente de alguna pista clandestina para llevar psicotrópicos al Caribe, América Central y África Voz 1: "Aló, aló. Coño, qué bueno que llamaste. Acabo de hablar con (nombre omitido). Me dice que no hay problema. Que te va a llamar". Voz 2: "No me ha llamado". Voz 1: "Bueno. A mí ya me llamó y me explicó. Dice que no hay problema. Que se vaya el señor que va a ir a esa cuestión. Que arranque hoy, si es posible. Él tiene el teléfono de los señores. Pero que llames y le digas que vas arrancando para Elorza, un pueblito allí en Venezuela. Que de ahí lo van a llevar para allá. Él tiene las coordenadas. Están arreglando dos frecuencias (pagos). Que no hay problema y que todo está listo". Voz 2: "Ajá, pero ese señor tiene que llegar donde están los muchachos". Voz 1: "¡No! Que el de Maracaibo se vaya para Elorza, que eso es ahí mismo, por carretera. Y en Elorza lo coge la gente y lo llevan a la cuestión esa. Igual que fue, que se venga". Voz 2: "Viejo, viejo, viejo... Esa gente es bien delicada. Es una empresa de vuelo. No van a coger el plan. Nosotros somos los del problema. Ellos me están haciendo un favor (...) Esa gnte quiere plata". Voz 1: "Pero yo voy a estar allí, hermano". Voz 2: "Si no tengo ahorita esa frecuencia, esa gente no se mueve mañana". Voz 1: "Me van a dar dos frecuencias, para que veas". Voz 2: "A las 12:00 tengo que darles esas frecuencias. Si no, no se mueven para ningún lado". Llamadas como ésta son interceptadas frecuentemente por las autoridades que adelantan labores contra el transporte de drogas en la frontera entre Colombia y Venezuela. Cada voz, cada palabra, cada número es analizado en su contexto para impedir el flujo de psicotrópicos y desmantelar los grupos de traficantes. Poco a poco se va descubriendo un cambio sutil, pero de mucha relevancia para el conocimiento cabal de esta industria: antes de 2000, la gran mayoría de los vuelos sospechosos o ilícitos que pasaban por el sur y occidente de Venezuela partía de los llanos orientales colombianos, zona controlada por la guerrilla y donde se procesa la coca cultivada en las regiones sureñas de Putumayo y Nariño; pero el endurecimiento de los programas de interdicción en Colombia y el Caribe occidental han empujado hacia Venezuela las actividades relacionadas con el transporte aéreo de los psicotrópicos. Ahora los aviones de la droga no sólo transitan por cielos venezolanos, sino que también despegan de territorio nacional. Fuera de ruta. Se cree que la mayoría de los vuelos ilícitos en el país trasladan alijos de drogas. Sin embargo, éste no es el único propósito. El presidente de la Asociación Venezolana de Aviación Civil, capitán William Bracho, indicó que las aeronaves pueden ser utilizadas para llevar inmigrantes ilegales, armas o insumos para fabricarlas, bienes de contrabando o hasta turistas, sin que el aparato tenga el debido registro de uso comercial. De acuerdo con Bracho, las aeronaves suelen desviarse de la ruta declarada en los planes de vuelo justo cuando salen del radio de vigilancia de los aeropuertos. Entonces registran un comportamiento sospechoso, como el recorrido a baja altura (menos de 150 metros) con los dispositivos de ubicación por radar (transponder) desactivados. Este patrón se reproduce cuando el avión sale del país. De esa forma, explicó, los radares de aproximación instalados en los aeropuertos no los captan. En estos casos, la vigilancia debe hacerse con radares de control, de uso estrictamente militar. En Venezuela hay sólo uno parcialmente operativo, en San Fernando de Apure. Los organismos de inteligencia han confirmado estos principios. Una conversación, grabada a finales de 2007, revela la preocupación de un grupo colombiano por llegar a tiempo con su cargamento a otra pista clandestina de Apure, donde los esperaría un Turbocomander conducido por un piloto venezolano. "Oye, oye. El aparatico ese lo sacaron de la ruta para ponerlo allí. Hasta mañana tienes tiempo. ¿Oíste? Luego tienen que moverlo a la ruta que ellos tenían. Entonces habrá que esperar otros días más, y se pierde esa plata. Ya yo di los 500 que tenía que dar completos", expresó uno de los financistas del alijo. El coronel retirado (GN) Jairo Coronel, ex jefe antidrogas de la Guardia Nacional, explicó que con la atomización de los carteles de Medellín y Cali las organizaciones venezolanas comenzaron a operar con sus socios colombianos mediante esquemas de alianzas provisionales, basadas en su capacidad logística y relaciones con funcionarios corruptos. El grupo más sólido en esta materia es el Cartel de la Goajira. Según las autoridades, el líder de esta organización es Hermágoras González, recientemente capturado en una finca del sur del lago de Maracaibo. La inexistencia de una red de radares de control le impide al Gobierno llevar una estadística propia sobre los vuelos ilícitos. Sin embargo, la Fuerza de Tarea Conjunta Interagencial (JITF, por sus siglas en inglés) lleva un registro detallado de los aviones que recorren ilegalmente el Caribe occidental, así como las costas del Pacífico que bañan Colombia y los países centroamericanos. Este es un grupo militar dependiente del Comando Sur estadounidense, con sede en Florida. Hasta 2005, Venezuela tuvo allí a un coronel de la Guardia Nacional en funciones de enlace. Pero el oficial fue transferido al romperse la cooperación bilateral antidrogas con ese país. La JITF instaló un radar de control en Curazao y dispone de tres aviones Awac, equipados con dispositivos de guerra electrónica y vigilancia. Su labor es complementada con una flota de tres jets Cessna Citation 560, entregados en comodato a la Fuerza Aérea Colombiana. Son operados con tripulaciones mixtas, en las que siempre hay un aviador de ese país. El avión estadounidense que esta semana fue detectado en el espacio aéreo venezolano pertenece a este organismo y, según la versión oficial, estaba en labores de entrenamiento. Con esos aviones y una densa red de radares colocados en la frontera con los estados Zulia, Táchira, Apure y Amazonas, los vuelos de la droga no pasan inadvertidos. Entre enero y septiembre de 2007, el grupo reportó 116 aeronaves sospechosas. Eso equivale a 2 casos cada 5 días. En febrero pasado fue captado un vuelo ilícito diario. Los aviones preferidos por los pilotos que hacen el traslado de esas sustancias son los Cessna modelos 206 y 210 o equivalentes, debido a que son presurizados, desarrollan buena velocidad, son maniobrables y tienen autonomía suficiente para hacer recorridos desde el sur del país hasta el Caribe con una sola escala. Estos aparatos son modificados en su interior. Se deja como máximo dos asientos. Los demás son sacados para colocar en su lugar las porciones de droga y tanques adicionales. Con esto se puede cargar aproximadamente media tonelada. Por eso, los cálculos más conservadores señalan que estos aviones transportan al año 150 toneladas de sustancias ilícitas. Pero, según la Casa Blanca, esos aparatos llevaron el año pasado 250 toneladas. "Toda la situación que veíamos en Colombia en 1995 se trasladó a Venezuela", aseguró un funcionario diplomático estadounidense que pidió no ser identificado. En riesgo. En 2007, la Oficina Nacional Antidrogas descubrió y destruyó 48 pistas clandestinas. La mayoría (34) estaba en Apure, aunque también fueron reportados casos en Bolívar (8), Guárico y Monagas (2), Anzoátegui y Falcón (1). Este año, solamente en Apure, fueron encontradas e intervenidas 167 pistas. La actividad fue conocida como Operación Boquete 1. La segunda fase se realizó en Falcón los días 12 y 13 de mayo, y fueron inutilizadas 13 pistas. El presidente de la Oficina Nacional Antidrogas, coronel (GN) Néstor Luis Reverol, reconoció en una conversación telefónica que los medios aéreos son los preferidos por los narcotraficantes. Sin embargo, las autoridades estadounidenses creen que el efecto de esa actividad será limitado, debido a la gran cantidad de pistas y a factores climáticos. "Hay miles de pistas. Cuando empiece la época de lluvias los traficantes moverán sus operaciones al Zulia, Falcón y al centro del país", afirmó la fuente. Las condiciones de precariedad en las que operan los pilotos de esas aeronaves incrementan el número de siniestros e incidentes aéreos en el país. El comisario general jubilado Elisio Guzmán, ex director de la policía científica, explicó que los aparatos deben aterrizar y despegar en pistas llenas de lodo, cuya ubicación a menudo solamente es conocida mediante coordenadas. "Como los pilotos van en vuelo bajo, deben usar una mezcla fina y consumen mucho más combustible que cuando vuelan en condiciones normales. Llevan unos tanques en la cabina, y cuando se les acaba el combustible tienen que conectar al motor la manguera de los tanques auxiliares. Aquí es cuando ocurren los accidentes", explicó el ex funcionario y aviador. Esto fue probablemente lo que le ocurrió a la avioneta Piper, siglas YV-1092P, que hizo un aterrizaje forzoso en el aeropuerto de Coro la madrugada del 11 de mayo. El aparato había sido robado en diciembre de 1990. En su interior, los efectivos de la Guardia Nacional que custodiaban el terminal aéreo encontraron 4 bidones de 60 litros de gasolina cada uno. Suficientes para llevar un cargamento de drogas al Caribe y regresar a tierra firme. En 2003, delegados venezolanos plantearon ante la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) la sobrecarga que significa para el Servicio Aeronáutico de Rescate los accidentes e incidentes de aviones en actividad ilícita. En 2007 hubo 34 reportes, y hay 22 casos en lo que va de 2008. El presidente del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC), capitán (Av.) José Luis Martínez Bravo, se abstuvo de hacer comentarios sobre el tema de los vuelos ilícitos. Al ser contactado por teléfono, el funcionario encargado de dirigir el órgano rector venezolano en materia de aviación civil dijo que debía solicitar permiso al vicepresidente ejecutivo, Ramón Carrizalez, para declarar a los periodistas. "Cualquier cosa que diga podría entorpecer las acciones que estamos diseñando", argumentó. Se conoció extraoficialmente que una de estas medidas es obligar a todas las aeronaves a reportarse en los aeropuertos de Maracaibo, Valencia y Maiquetía, según sea el lugar al que se dirijan. La propuesta ha encontrado resistencias en la aviación civil organizada, pues es vista como una restricción al derecho a la libre circulación. Mientras tanto, los vuelos ilegales siguen pasando sin problemas por el cielo del país. |
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