El país derogado
Por Venezuela Real - 15 de Junio, 2008, 12:06, Categoría: Política Nacional
MILAGROS SOCORRO
El Nacional 15 de junio de 2008 En algún momento, el país derogó sus propias aspiraciones. Aquella sociedad que pugnaba por acabar con los vicios de una democracia que había conquistado con tantos sacrificios; que clamaba por un Estado de Derecho en cuyo imperio cesaran los privilegios, los escándalos de corrupción y la demagogia; que anhelaba un orden democrático, una ampliación de las oportunidades de manera que alcanzaran a todos los ciudadanos; que pedía a gritos un reforzamiento de la seguridad ciudadana, de la justicia, de la educación, de la salud, del acceso a los bienes culturales... Ese país ha tenido que conformarse con Chávez y su corte de incapaces. En estos días hemos visto con el asombro que todavía nos queda a un Gobierno que deja sin efecto medidas acabadas de tomar y que echa para atrás leyes que el propio Presidente se ha jactado en televisión de conocer al dedillo. El país es consciente de que todas esas decisiones han emanado de la voluntad de Chávez y que no otra es la fuente del retroceso. Una nación entera es testigo de los bandazos de una psicología inestable, altamente combustible. ¿Cuál es el Chávez que gobierna a Venezuela, el que pone su firma al pie de la ley que nos obligaría a escrutarnos a todos menos a él, o el que tras echárselas de que conoce esa ley a cabalidad la manda a suspender? No hay diferencia entre ambos estadios mentales porque también en algún momento Chávez se derogó a sí mismo. ¿Qué parentesco hay entre el Chávez de diciembre del 98, el conciliador del Ateneo, y el que vimos la otra noche, postulándose a sí mismo y su banal verborrea como azote de los empresarios que acudieron a su llamado? Dónde quedó aquel presidente recién electo que tuvo un instante de serenidad y generosidad en Los Caobos; cómo es que diez años después, en casi el mismo escenario (esta vez ya no en la calle, de la que se ha enajenado sino en el salón de un hotel), se presente como un tipo soberbio, ilimitadamente aburrido, haciendo chistecitos que no hacen gracia a nadie y que lo hacen aparecer como un tipo inconsistente, solitario en medio de su poder, patético en su gastada rutina de comediante agotado. El joven que, según creyeron muchos, iba a interpretar la pulsión de modernidad del país, su necesidad de decencia, de austeridad, de sobriedad, ése está derogado. Y la otra noche, en el Hotel Alba lo que había era un hablador de tonterías, oscilando entre el deseo de ser respetado por los empresarios y la tentación de humillarlos con una tétrica clase de economía. Se derogó a sí mismo el flamante presidente que se quitaba el nombre si en un periodo determinado su gobierno no sacaba de las calles al último niño abandonado, y hoy serpentea entre ellos arrellanado en lujosos automóviles, escoltado por decenas de guardias armados. Los vidrios antibalas suspendieron esa espantosa realidad, hoy multiplicada. La derogaron, pues. Y dónde está el mandatario de estreno que llegó vendiendo los aviones de Pdvsa y sugiriendo que La Casona se convirtiera en sede de algún proyecto social. Ese no existe. Ese fue derogado. Y hoy lo que tenemos es una administración central cuyos gastos siguen creciendo. Según reciente nota de la periodista Ahiana Figueroa, entre enero y febrero de 2008, "los egresos del Gobierno suman 22,5 millardos de bolívares fuertes, lo que significa un aumento de 2 millardos en comparación con el mismo periodo de 2007. De acuerdo con cifras del Banco Central, durante enero y febrero de 2008 los ingresos alcanzaron un monto de 20,7 millardos de bolívares fuertes, 8 millardos más que en los 2 primeros meses de 2007. Pero a pesar de esta mejora, el déficit del Gobierno central cerró en 1,8 millardos de bolívares fuertes durante el periodo evaluado". En ese mismo trimestre, la fuga de capitales llegó a los 12 millardos de dólares. Una cifra, según Maza Zavala, sustentada en las cuentas internacionales de Venezuela. Esto supone que mientras los precios del petróleo rebasan los 100 dólares el barril, la deuda registra un salto de 48,55%, hay un déficit en la balanza de pagos y, además, somos una de las sociedades más violentas del mundo. Venezuela es hoy un país hambriento que contempla el espectáculo de un Gobierno dispendioso. ¿Dónde quedó nuestro proyecto de un gran país para todos? ¿Habrá sido, también, derogado? |
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