Conspiración en marcha
Por Venezuela Real - 21 de Junio, 2008, 11:16, Categoría: Seguridad/Inseguridad
Miguel Sanmartín
El Universal 21 de junio de 2008 La conspiración que está en marcha no es otra que el desmoñe del malandraje El país está harto del malandraje. Al borde del colapso. La indignación es colectiva y sube como termómetro en epidemia. El pánico se generalizó. Igual la impaciencia. La amenaza existe a toda hora. En cualquier lugar. Víctimas del desafuero hamponil somos todos, directa o indirectamente. ¿Hasta cuándo? ¡Ya basta! La sociedad exige seguridad. Es un derecho inviolable. Un deber-obligación del Estado. Partidarios y no afectos al régimen, también los ni-ni, todos reclaman a coro su derecho a la paz y seguridad. Claman por su protección, la custodia de sus bienes e integridad física. Elevan la voz por su vida y la de los suyos. Lo demandan insistentemente, con absoluta legitimidad. En paralelo es rechazado el cinismo legendario de la charlatanería revolucionaria (funcionariado) cuando se refriere al tema de la delincuencia autorizada-desatada. Asimismo se repudia el desdén que evidencia su falta de medidas-acciones "estructurales" para garantizar la tranquilidad a los venezolanos. Y se condena la indolencia-connivencia manifiesta de todo el estamento gubernamental ante el problema-drama que hoy más golpea y angustia a la ciudadanía. A diferencia de otros países, la delincuencia en Venezuela tiene cometido político. De allí que no se combata. Todo lo contrario, se apadrina, dota y financia. Fueron infiltrados y debilitados los organismos policiales. Se restringió el porte de armas a civiles. El malandraje ha sido utilizado para amedrentar y reprimir la disidencia. Para disuadir protestas, aún de afectos, contra el régimen. Hoy, sin la agitación callejera del pasado, estos activistas-forajidos delinquen a sus anchas. No hay prevención ni represión ni castigo. Ello impone que la sociedad democrática y sus representantes se rebelen y reclamen seguridad. Que planten cara y exijan el funcionamiento debido y oportuno de las instituciones del Estado. La demanda de ese derecho constitucional y humano debe ser una constante. Sin importar que la vigente legislación penal así como el desempeño del Ministerio Público y los Tribunales, unido a la práctica de conceder beneficios procesales masivos como "fórmula" para descongestionar las cárceles, contribuya al incremento del delito y a la saña con la que actúan los malhechores. El país civilizado no puede renunciar a su derecho a la seguridad y la vida. A vivir con dignidad. Debe objetar operativos (teatros) como el Plan Caracas Segura o Ruta Segura que, de seguros, no tienen nada. Este horror permite afirmar que sí hay una conspiración andando. No es otra que el desmoñe del malandraje que logró, como ningún dirigente u organización política opositora, nuclear a todos los venezolanos en su repudio al régimen corrupto-forajido y en contra de un enemigo común: la inseguridad causada por una delincuencia con patente de corso y visto bueno oficial. |
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