El nuevo Chávez .
Por Venezuela Real - 9 de Julio, 2008, 18:06, Categoría: Imagen gobierno / Chávez
Rodrigo Pardo
El Tiempo – Colombia 09 de julio de 2008 Este Hugo Chávez, que vuelve a encontrarse con su colega Álvaro Uribe, es otro Chávez. Sus famosos programas de ‘Aló Presidente’ han perdido frecuencia y en varios domingos han brillado por su ausencia. Ha reemplazado viajes al exterior –que ha hecho con inusitada insistencia y duración– por giras dentro de su país. Y hace rato no se escucha su tono beligerante y provocador, ni contra gobiernos enemigos ni contra opositores externos. El sábado pasado, 5 de julio –en el simbólico desfile militar con el que se celebra el día nacional– habló en forma amistosa sobre Estados Unidos y anunció que está dispuesto a restablecer la cooperación en la lucha contra el narcotráfico. Con España, después del recordado “por qué no te callas” del rey Juan Carlos, se normalizaron las relaciones. Frente a las Farc, ya no pide estatus de beligerancia, sino las conmina a que entreguen los secuestrados en forma unilateral y les dice que la lucha armada perdió su vigencia histórica. Otro Chávez. En la agenda interna también el Presidente venezolano tiene una lista larga y significativa de reculadas. Reversó una ley de educación que adoptaba un currículo peligrosamente ideológico y adoctrinador. Frenó una ley de inteligencia, liderada por el radical ministro del Interior, Ramón Rodríguez Chacín, que al estilo de las peores dictaduras convertía en criminales a quienes no delataran a los enemigos del gobierno y obligaba a los periodistas a revelar sus fuentes. Todo esto lo echó para atrás después de que lo había apoyado. Los enemigos de Chávez acuden al argumento simplista de que el caudillo tiene un carácter cambiante, para explicar su metamorfosis. Que es intempestivo, emocional y ciclotímico, lo cual produce un comportamiento cambiante e incoherente. Pero la verdad es que el Presidente venezolano se está reinventando para superar uno de los momentos políticos más adversos de sus casi diez años de ejercicio del poder. <zb:break> No es la primera vez. Chávez resucitó de las cenizas el 4 de febrero de 1992, cuando fracasó en el golpe de Estado contra Carlos Andrés Pérez; en diciembre de 2002, cuando lo acorraló el paro de PDVSA, y en abril del mismo año, cuando lo sacaron del poder durante 72 horas. La situación actual no es tan grave como esas tres coyunturas superadas, pero sí es lo suficientemente delicada como para obligarlo a volver a sacar su innegable capacidad de derrotar la fatalidad. Chávez venía mal. La inflación en Venezuela –ese impuesto de los pobres– es la más alta del continente: 30 por ciento, y 42 por ciento para alimentos. El desabastecimiento de bienes esenciales estaba incrementando el malestar colectivo. En el campo internacional, los repetidos excesos verbales e insultos a las formas diplomáticas lo estaban aislando. La imagen del Presidente bajó 20 puntos. La derrota en el referendo del 2 de diciembre pasado mostró que el Comandante tiene pies de barro y que la oposición sí puede hacerle contrapeso, si actúa con sensatez. Teodoro Petkoff, director de Tal Cual, dice que el antichavismo dejó atrás una etapa de desaciertos irracionales –el paro petrolero, el golpe de abril, la abstención electoral– por otra más efectiva, encabezada por los partidos políticos: una alianza más democrática y política, que puede repetir en el futuro la trascendental victoria del 2 de diciembre pasado, si logra blindarse contra la división interna. Ante el panorama adverso, Chávez cambió de rumbo. Sus reversazos son parte de la estrategia para evitar que la oposición logre otro avance en las elecciones locales del próximo mes de noviembre. Todo indica que el antichavismo avanzará y pasará de las dos gobernaciones que tiene en la actualidad, a 7 o 9, incluidas las de estados claves. Un resultado así daría la sensación de una bola de nieve que Chávez intenta frenar como sea. Sus nuevas posiciones –todas en la dirección que aconsejan las encuestas– le recuperaron la favorabilidad, que subió a un 55 por ciento. Sin duda, seguirá en esa línea: por eso volvió a tratar a Álvaro Uribe –el otrora “cachorro del imperio” y “jefe de un gobierno paramilitar”– como a un hermano. |
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