Marx, Mezerhane y Yon
Por Venezuela Real - 2 de Agosto, 2008, 11:47, Categoría: Dimensión Social
ANA JULIA JATAR
El Nacional 02 de agosto de 2008 Desde que Marx vio en la lucha de clases y en la revolución proletaria la receta que acabaría con el capitalismo y nos llevaría indefectiblemente a las bondades del socialismo, totalitarios de todos los colores han reinventado la historia para incitar esas luchas de clase y justificar los atropellos de las revoluciones. Por ejemplo, para propiciar una revolución marxista, Lenin estimuló la violencia cuando los campesinos rusos –no los trabajadores, como lo pronosticaba Marx– se sublevaron no contra la burguesía –pues Rusia era un país rural– sino contra la escasez y la miseria heredada de la Primera Guerra Mundial. Mussolini, por su parte, azuzó los odios nacionalistas reinterpretando la lucha de clases entre los países proletarios como Italia y los países explotadores. En fin, la reinvención de la historia para justificar revoluciones no tiene límites. La historia oficial venezolana sobre esta revolución que nos ha tocado vivir no ha sido la excepción. El cuento de nuestra "lucha de clases" sobre la que se asienta esta revolución marxista es el siguiente. Una minoría blanca y excluyente explota desde la época de los mantuanos a una población mestiza hasta que llega un líder carismático de esa mayoría oprimida –Hugo Chávez– y aprovecha las tensiones sociales y raciales maceradas desde los días de la Colonia para liderar una revolución que obligue a esa elite a pagar por sus pecados históricos. Esa historia inventada e irresponsablemente repetida por este Gobierno se tropieza con la inconveniente...realidad. Por ejemplo, este cuento ignora el hecho de que, luego de la Segunda Guerra Mundial, Venezuela se convirtió en el primer destino latinoamericano para emigrantes del sur de Europa, principalmente Italia, España y Portugal. De acuerdo con algunos estudios (Levy and Yang, 2006) Venezuela –un país de 7 millones de habitantes para la época– recibió durante 1948 y 1958 alrededor de medio millón de inmigrantes con sólo educación primaria. Esta masiva ola migratoria aumentó la proporción de extranjeros sobre la población total a 7% para 1960, muy por enci ma del 5,4% registrado para los Estados Unidos ese mismo año. Venezuela también ha sido la tierra de oportunidades para colombianos, ecuatorianos, dominicanos o libaneses, como mi abuelo, y judíos, como mi suegro. Por eso la "historia oficial" no contesta la siguiente pregunta: ¿Por qué vendrían a nuestro país cientos de miles de inmigrantes con poca educación si las oportunidades estaban reservadas sólo para una elite excluyente? De hecho, más del 30% de los inmigrantes europeos, al igual que los árabes y judíos, se convirtieron en empresarios y pasaron a integrar un importante segmento de la clase media venezolana. Este alto porcentaje –10 veces mayor que para empresarios del mismo nivel educativo nacidos en Venezuela– prueba, entre otras cosas, que las barreras a la entrada eran bajas y las oportunidades amplias. Por eso en la "historia oficial" no caben los Nelson Mezerhane, hijo de libanés, hostigado por este Gobierno y que acaba de recibir el premio Empresario del Año. Tampoco los Yon Goicochea, nieto de vascos, y quien se ganó este año el premio Milton Friedman, ni los Teodoro Petkoff, ni los Tarek William Saab, ni El Troudi, ni Giordani y, por cierto, ¿de dónde vienen los ojos azules de Mario Silva? No creo del indio Guaicaipuro. No, en esta historia ni siquiera cabe el propio Chávez, cuyos padres eran maestros gracias a la masificación de la educación y a la movilidad social empujada por la socialdemocracia. En fin, este cuento racista y clasista sobre la cual se quiere incitar a la "lucha de clases" no se la cree ni Oliver Stone. |
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