Las opciones de Chávez
Por Venezuela Real - 3 de Agosto, 2008, 9:15, Categoría: Imagen gobierno / Chávez
CARLOS BLANCO
El Universal 03 de agosto de 2008 "Ya a los chavistas, en alta proporción, no les da miedo asomar sus discrepancias" La estructura del régimen está mal; sin embargo, esta situación no equivale a que Chávez esté liquidado. Conviene analizar si el deterioro oficialista que, en algunos aspectos, es abrumador, lo deja en estado de desamparo o si tiene opciones para conservarse y fortalecerse. Hay análisis que sostienen que Chávez casi hace glu glu glu, que sólo le falta un empujoncito para que se vea a punto de melcocha, dada la descomposición masiva existente. Es posible que sea así en los próximos meses; porque en esa situación postrera ha estado antes. Sin embargo, tiene instrumentos a los cuales apelar que, como en momentos previos, pueden emparejar la querella. La Septicemia Económica. Chávez anda mal. La economía se encuentra en un atolladero: si la enfría para bajar la inflación, descienden la demanda, la producción, el empleo y todas las rentas; si se recalienta con miras a darle fuelle para ganar votos, entonces la inflación se come los ingresos familiares, como ocurre ahora. Lo esencial de esas contradicciones es que en buena medida el gobierno perdió el control fino de la economía y sólo es capaz de manejar la válvula que abre y cierra el chorro de dinero. Cree que maneja la economía porque mete la primera, pasa a segunda, un rato se mantiene en tercera, frena, retrocede, vuelve a coger impulso; frívola ilusión. La realidad es que el ronroneo que se escucha no es el clamor de una caja de velocidades abusada sino la queja terminal de un motor fundido. Ya esta resaca petrolera se ha visto y se volverá a ver. Los Pobres al Pajón. En el plano social lo más simbólico y reciente es el insulto miserable del Presidente a los trabajadores de VTV. Mucho se ha comentado sobre los escarnios presidenciales en contra de un humilde trabajador, a lo cual se agrega el hecho de que quien los profiere es un personaje que vive, piensa, habla y razona como un jeque multimillonario que no tiene la menor idea de cuánto esfuerzo se requiere para llevarse un pedazo de pan a la boca. Lo más elocuente de todo ese episodio es cómo una supuesta revolución socialista que, de acuerdo a todos los cánones, debía fundarse en la clase trabajadora, se ha convertido en su enemiga. Para el régimen, la relación con los trabajadores no supera el populismo latinoamericano clásico: tratar de comprar su apoyo a través de la distribución de los recursos fiscales; en ningún caso se les ha planteado un rol relevante y más bien se impide su organización, no se reconocen sus sindicatos genuinos y quiere que los trabajadores sacrifiquen sus reivindicaciones mientras Chávez se da la gran vida y regala el dinero de los venezolanos. En medio de esta juerga antiobrera, el viejo y patético comunista que mastica y entristece el Ministerio del Trabajo, les pide a los trabajadores que no exageren en sus demandas, lo cual es una inmoralidad en boca de los manirrotos que gobiernan y se enriquecen. El PSUV. En el plano político destaca el arroz con mango del aquelarre bolivariano. El gobierno se propuso construir el partido de la revolución y salió ese esperpento, sometido a respiración artificial, que sólo sobrevive por el oxígeno presupuestario. Chávez se da el lujo de despreciar a los partidos pequeños, a los cuales asfixia al haberles cortado el suministro, sin advertir que por pequeños que sean, representan la concurrencia diversa que constituyó el chavismo y que cuando son mandados de paseo revelan una fractura que debe medirse cualitativamente. El PCV, el MEP, el PPT y UPV son pequeños por diseño, porque se conciben como organizaciones de cuadros, su alejamiento del gobierno lo que revela es el sectarismo, la exclusión, la prepotencia de un personaje cuyo liderazgo está tan venido a menos que tiene que demandar, públicamente, que se le reconozca. Sólo cabe imaginar, por vía de contraste y ejemplo, a Fidel Castro lloriqueando en la Plaza de la Revolución para que se le atienda su condición de máximo líder. La crisis del PSUV se advierte en todos los estados y en todas las vertientes de la acción política. Y ya a los chavistas, en alta proporción, no les da miedo asomar sus discrepancias. Las Opciones. En ese marco parecería que a Chávez sólo le queda perder el control de la política y sufrir una intimidante derrota en noviembre. Si las elecciones fuesen libres y limpias, ajenas al descarado ventajismo, en términos democráticos, la derrota oficialista sería posible y la crisis política subsiguiente conduciría a una negociación entre el chavismo y la oposición para buscar el relevo pacífico y constitucional de Chávez. Sin embargo, como se sabe que no actuará así voluntariamente, cabe conjeturar sobre las alternativas que podría tener a la mano. En el plano económico, Chávez puede echar la casa por la ventana en los próximos tres meses, aun cuando las consecuencias serían devastadoras y un inevitable shock se presentaría en 2009 como efecto de las correcciones que se tendrían que adoptar. El gobierno ha demostrado que no le importa lanzarse por un despeñadero de corto plazo para tratar de captar votos y, luego, dejar a sus partidarios abandonados en un mar de promesas incumplidas, sea por ineficiencia, sea por imposibilidad. En el plano social, el gobierno chantajea a sus partidarios -sobre todo a los trabajadores- cuando les exige que aplacen sus demandas para concentrarse en ganar las elecciones, porque luego los atenderá. En este sentido, podría presionar más fuertemente en contra de las demandas de los suyos con la idea de que la revolución está en peligro. En el plano político, Chávez ha hecho algo que parece ilógico que es deshacerse de sus aliados; pero, si se piensa un poco más, es el camino para lograr la cohesión acrítica en sus filas. Mediante la eliminación de toda disidencia puede compactar un sector más reducido pero más homogéneo, para dar una batalla en la que está en muy malas condiciones. Chávez quiere apretar las tuercas hacia adentro, tanto contra su disidencia, como contra la oposición más respondona, para el logro de tal propósito se ha vuelto angelical hacia el exterior. Contará con que vuelto a aceptar en el plano internacional, aunque sea con fingimientos, tendrá las manos libres para arrasar en el terreno doméstico. El proyecto de Chávez se destrozaría definitivamente si quienes lo confrontan ganaran la mayoría de los cargos en disputa en noviembre, sobre todo en las zonas del país que concentran la mayor parte de la población. La pregunta es si Chávez puede hacer algo para revertir esta tendencia contando con la ceguera de sus contrarios o, al no poder revertirla, está dispuesto a derrumbar el templo, o si, en este último caso, tiene todavía poder para hacerlo. Estas últimas cuestiones son las esenciales para saber para qué sirven y para qué no sirven las elecciones de noviembre. La oposición puede prepararse para ganar los votos, ¿lo estará para impedir el arrebatón? |
Temas
Calendario
Archivos
SuscríbeteSindicaciónEnlaces
|