El caso Cemex - Chicago y Caracas
Por Venezuela Real - 20 de Agosto, 2008, 11:44, Categoría: Política Nacional
El Editorial
El Nacional 20 de agosto de 2008 El estilo Jalisco domina las políticas del Gobierno venezolano. La toma de las instalaciones de Cemex representa un claro mensaje para todos los que tienen tratos o negociaciones con la administración pública. Este mensaje consiste en que si no se acepta el criterio oficial, las autoridades proceden distinto a lo que es usual en las negociaciones económicas: utilizan el Ejército, la Guardia Nacional y pobladas vociferantes, uniformadas con camisetas rojas. Se trata de lo que se llamó antiguamente el método "Chaaz", pero aplicado ahora como si viviéramos en las calles de Chicago, cuando los muchachos de Al Capone usaban la fuerza bruta para obligar a los comerciantes a "respetar" las reglas impuestas por la mafia. Algo muy parecido es lo que vive ahora Cemex, el grupo cementero mexicano de Monterrey. Sin entrar a juzgar la pertinencia de la nacionalización de las compañías cementeras o la exactitud de las auditorías y evaluaciones efectuadas, el método Capone debe ser rechazado por todos los venezolanos. En principio porque constituye una señal inequívoca de la muerte de la propiedad privada, no sólo de las grandes industrias sino de lo pequeños y medianos negocios fundados por ciudadanos emprendedores, sean chavistas o de oposición: da lo mismo porque igual pasarán por esa misma guillotina. Esto nos recuerda a aquellos hacendados gomecistas que cuando se sentaban a negociar lo primero que hacían era poner el revólver sobre la mesa. Pero en este caso lo que se utiliza para amedrentar a los industriales, comerciantes, pequeños propietarios urbanos o del campo es, lamentablemente, la Fuerza Armada. Así, por una parte se degrada la dignidad del llamado "Ejército de los libertadores", al cual se le utiliza como si fueran matones a sueldo. Y por otra, se evade el sistema que existe en el país para dirimir las disputas mercantiles. La invocación a la soberanía o a los planes revolucionarios como excusa para atropellar a inversionistas extranjeros que han trabajado de buena fe es sólo una manera de ocultar que Miraflores y Pdvsa están actuando al margen del Estado de Derecho. Por ello recurren a unos pocos batallones para tratar de mostrar que sus avalúos económicos son los más exactos. "Vencerán, pero no convencerán", le dijo Don Miguel de Unamuno al general franquista y fascista Millán Astray, cuando éste procedió de manera similar. Algo parecido pudiera decirse en el caso de Cemex. Lo más peligroso es el mensaje a las empresas venezolanas medianas y pequeñas. Porque queda claro que los métodos que contempla la ley para la compensación en caso de expropiaciones parecen no tener valor alguno, y menos aún ante los tribunales chavistas, teledirigidos desde Miraflores. Que lo que valen son los batallones capaces de ocupar cualquier empresa productiva cada vez que el Jefe señale una que no le guste, o que le guste demasiado, en su programa del domingo. Y, mientras tanto, continúa la escasez, la corrupción y la inseguridad personal. |
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